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Carmen Chahín, una mujer con pincel de sentimientos

  • Actualizado: 15 enero 2016 /

Explora un universo de fantasías artísticas.

SAN PEDRO SULA.

Carmen Chahín es un raudal de emociones. Todo lo expresa con una pasión indescriptible. Es intensa, feliz, atrevida y desafía los convencionalismos artísticos de muchos.

Eso lo transmite, pero aún más, lo plasma en las artes. Ese talento que nació en su padre, el inolvidable Elías Chahín, ella lo ha heredado y con creces lo ha potenciado.

Pupila de una eminencia de la pintura como es Gregorio Sabillón, esta artista hace que sus manos e inspiración creen óleos y esculturas con un aura de sentimentalismo y pasión. No redunda.

También hace que sus sólidos principios de mujer tengan un punto de referencia en sus obras.

Cada colección de pinturas es una metamorfosis continúa de su esencia. “Dibujo desde pequeñita, pero pinto desde los siete años. Mi papá en realidad fue una influencia para mí con su estilo clásico y yo he ido sintiéndome más auténtica conmigo si uso ese pincel que nace de mi interior”.

Amante del óleo, hiperactiva con la imaginación, Carmen siempre está en un caudal de sensaciones infinitas. Es de esas artistas que no se apaciguan ante la pereza artística. “Cuando entro a mi estudio lo único que quiero es pintar. No importa la hora que sea. Quiero más y más y que el día o la noche sean infinitos. Así es la inspiración que te atrapa y no te suelta”.

Apreciar una obra de Carmen es reconocer que cada pincelada esta marcada de ciertos códigos emocionales. La tristeza, la meditación, la nostalgia, la paz, el amor, la sensibilidad y hasta el misterio de las miradas y expresiones de los trazos figurativos van dejando huellas en los ojos que aprecian la obra firmada como un simple C Chahín.

Sus pinturas invitan a indagar en la personalidad de la autora y descubrir qué pensaba o sentía cuando creaba esas obras donde el color, y más si es rojo, llaman la atención de la retina y captan el análisis de los que en realidad son apasionados y analíticos.

Filosofía de artista. Sus líneas son un leve recorrido de lo abstracto hasta lo definido. Todo enmarcado en el ser humano. Ninguna pieza se parece la una de la otra, pero sus características inmediatamente identifican a ese ser que la firma.

Cada colección no experimenta, simplemente refleja el leitmotiv de Chahín a través de la espiritualidad, pasajes de la historia fusionados en un lienzo o filosofías y creencias que pocos se atreven a explorar y pintas entre colores y pinceles.

“Hace 16 años tuve un letargo artístico. Me sentía atrapada. Yo creía que la inspiración me había abandonado y un día decidí pintar tal cual me sentía y me reflejé en piezas donde una mujer era sometida por suaves telas transparentes. Ahí descubrí un adn que no ha dejado de fluir en mí”, destaca.

Tras casi un año de haber pesentado una colección donde la mujer cambia con sutileza a través de una mascarada filosófica entre naipes, instrumentos musicales y hasta caballitos de mar con brochazos de fantástica vibra, Carmen baja los descibeles en su paleta de tonos.

Explora los acuas y algunos blancos, destellos rosas y todo aquello que capture la femeneidad en técnicas como acrílico, espátula y texturas conjugadas. La figura humana sigue predominante.

También retoma su fascinación por los Buda, recreados con cierto estilismo, miradas perdidas en la meditación y tonos donde su sello está plasmado con suave transición en colores con los que ahora esta incursionando.

Su poder de poder. Según indica la astrología, los nacidos el 31 de diciembre rehuyen a los conflictos; pero si los obligan a exponer sus opiniones, quizá sorprendan con puntos de vista impopulares. Así es ella, y por si fuese poco, “su éxito depende a menudo de su capacidad de equilibrar el idealismo con el pragmatismo”, según indican los astrólogos.

Carmen nació justo el último día del año de hace 55 y en su obra también pone de manifiesto la tendencia de ver el mundo de una forma simétrica y con balance en la acción personal.

De hecho, en su estudio de pintura se aprecia un péndulo, que obviamente es uno de los distintivos que definen el equilibrio de ver los conceptos que plasma en sus lienzos.

Foto: La Prensa

Variedades. Mientras se recorre la herencia pictórica de Carmen se encuentran obras donde Chahín impulsa un conceptual estilo combinando motivos precolombinos como lo maya y azteca hasta llegar a la cultura egipcia. En ella también los chacras o vórtices de energía que alimentan la vida, las pirámides, la flor de la vida y hasta el Alfa y Omega como principio y fin del ser tienen que ver y hacen reflexionar a quien aprecia los cuadros.

Dios no está alejado de su teoría de pintar y admira el panorama que la artista crea.

En su haber, Carmen también ha plasmado sirenas, parejas, mariposas, marionetas y un sinfín de ideas; pero todas dejan un mensaje de pragmatismo.

En cuanto a la escultura, un trabajo que pocos saben que realiza, esta sampedrana ha creado Budas con revieles y detalles minuciosos, se ha inspirado en lo maya para esculpirlo con fineza y sin duda emite versatilidad artística.

Ahora mismo, Carmen Chahín prepara un nuevo pensamiento artístico en el que su estilo no abandona el elíxir que rejuvenece su pincel.