Esa tarde de abril el mundo se derrumbó para la abogada y fiscal del Ministerio Público Santa Cecilia Cárcamo.
Transcurrió un mes desde que su esposo la alertó sobre una protuberancia que se observaba en la parte frontal de su seno izquierdo.
Confiada de que podía ser algo hormonal se desinteresó del tema, siguió realizando su trabajo de noche y de día en la Fiscalía de turno, pero ante la insistencia de su madre se realizó varios exámenes con un resultado que nunca imaginó: tenía cáncer de mama.
Dato
Unas 1,100 personas son diagnosticadasen la Liga contra el Cáncer y no pueden costearse eltratamiento.
“Todo se me desmoronó. Pensé que tenía poco tiempo de vida, vino a mi mente que mis hijos quedarían solos y en medio de la angustia le pedí a Dios que hiciera su voluntad en mi vida, que dispusiera de ella una vez mis hijos fueran capaces de enfrentarla sin mí, y me permitiera servirle hasta el último suspiro de vida”.
“Fue un período de altos y bajos, pero con la firme convicción de que el Señor nunca me dejaría sola fue así que a los dos meses del diagnóstico retiraron la ‘pelotita’ de mi seno, me quitaron 25 ganglios, hicieron las biopsias y por obra de Dios el cáncer todavía no se había extendido a otras partes mi cuerpo”, recuerda.
Santa dice que ese diagnóstico cambió su perspectiva de vida, acostumbrada a ver la muerte de cerca en las escenas del crimen como fiscal en los levantamientos, pero nunca imaginó que el destino la colocaría de frente con la muerte de no haber hecho un diagnóstico temprano y recibir su tratamiento.
“Con esos resultados médicos estuve segura que Dios me daba una nueva oportunidad de valorar los momentos hermosos y aprender de los malos. Yo luché, lloré y Dios me premió con más tiempo para vivir”.
Está consciente que no se realizó mamografías a tiempo y conocer tan poco del cáncer de mama sabiendo que cada año, según las estadísticas de Salud, unas 400 mujeres mueren en Honduras a causa de este mal.
Testimonio
Con el apoyo de su familia y gracias a que contaba con recursos, que muchas mujeres no tienen para hacerle frente a la enfermedad, el 25 de junio de 2021 inició las quimioterapias.
Le indicaron 8, confiando en su fortaleza pidió que se las programaran cada quince días. Cuando tocaba la tercera su cuerpo no lo soportó y fue necesario dejarlas cada 21 días.
El 21 de noviembre recibió la última quimioterapia, pero después siguieron 30 radioterapias en un proceso difícil porque ella residía en La Ceiba y fue necesario mudarse a la Capital Industrial y tratarse en el IHSS.
Para saber
La detección temprana es clave para reducir las muertes por cáncer de mama en Honduras, donde unas 400 mujeres mueren cada año por este mal.
A inicios de este año se sometió a una histerectomía, extirpación total del útero, como una medida preventiva. Hace cuatro meses retornó a su vida laboral con un tratamiento que tendrá que seguir por cinco años y controles trimestrales.
Perdió su pelo, su cuerpo cambió, pero el apoyo de su familia, amigos y conocidos fue fundamental. Recuerda que lo más difícil fue asimilar el diagnóstico y reconoce que el cáncer es una enfermedad que desgasta física, espiritual y económicamente al paciente y a su familia.
Confiesa que los exámenes para su detección, tratamientos y medicamentos son extremadamente onerosos y de difícil acceso para toda la población.
“No todas las ciudades cuentan con hospitales y médicos oncólogos. Somos pocos los pacientes que tenemos la oportunidad de viajar para poder someternos a los tratamientos y por ello muchas mujeres no tienen acceso a su detección temprana y pierden la batalla”.
No se trata solo de crear conciencia sino que todas las mujeres que no tienen recursos puedan tener acceso a una mamografía y a un tratamiento para poder hacerle frente dice. “Soy una sobreviviente y no debemos tener miedo a los chequeos preventivos con ellos podemos salvarnos la vida”, recomienda.
