La madurez personal, entendida como la capacidad de gobernarse a sí mismo, fue el eje central de la conferencia magistral de la Asociación hondureña al rescate de los valores y la moral (Valmoral).
En la jornada, la psicóloga María Teresa Álvarez, experta en familia e inteligencia emocional, destacó que el desarrollo emocional y moral de las personas no solo incide en su bienestar individual, sino que determina la calidad de las relaciones laborales y sociales que construyen.
Explicó que la madurez es un proceso que regula la personalidad y permite alcanzar una formación completa del ser humano. Esta autorregulación, afirmó, es indispensable para quienes asumen roles de liderazgo, pues “los verdaderos líderes son aquellos que actúan desde una jerarquía de valores, sin dejarse dominar por la envidia, el impulso o las emociones negativas”.
Señaló que gobernarse a sí mismo implica autoconocimiento, control emocional y dominio de los pensamientos. Estos tres pilares, indicó, son la base para tomar decisiones conscientes y justas, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
La especialista subrayó el papel de la autocrítica como herramienta de crecimiento. Las personas que pueden evaluarse con honestidad, dijo, están mejor preparadas para aprender de sus errores y adaptarse a los desafíos del mundo actual.
Álvarez apuntó que el liderazgo auténtico no surge de la jerarquía o del poder, sino del ejemplo. “El líder maduro inspira porque lucha por ser mejor cada día, no porque se impone. Su influencia nace de su coherencia y de su capacidad para promover el bien común”, dijo.
Esa forma de liderazgo, agregó, genera ambientes laborales más saludables, donde los equipos se sostienen en la confianza y la colaboración. Las empresas que priorizan el desarrollo humano de sus colaboradores, explicó, terminan siendo más sostenibles y competitivas porque promueven relaciones basadas en valores.
Valmoral, a través de sus programas de formación y espacios de reflexión, busca precisamente impulsar ese tipo de liderazgo. La organización sostiene que la transformación social comienza en la persona y se extiende a la familia, la empresa y, finalmente, al país.
La psicóloga coincidió con esa visión al afirmar que educar en valores es una forma de reconstruir el tejido social. “La única manera de cambiar la sociedad es educando a todos, y eso incluye enseñar a reflexionar y actuar con responsabilidad”, comentó.
Con reflexiones como esta, Valmoral reafirma su compromiso de seguir promoviendo el fortalecimiento moral y ético como una vía real de transformación. La madurez emocional, más que una meta personal, se convierte en un proyecto colectivo que puede inspirar una sociedad más consciente, solidaria y humana.
