03/12/2024
12:01 AM

Habrá más tormentas eléctricas el fin de semana en Honduras

  • 03 mayo 2013 /

Copeco pide extremar medidas preventivas ante posibles tormentas en Honduras.

Un sistema de baja presión sobre el territorio hondureño generaría durante este fin de semana lluvias con tormentas eléctricas en la zona occidental, suroriental y el litoral atlántico, advirtió ayer la Comisión Permanente de Contintengencias (Copeco).

El organismo de socorro solicitó a la población extremar las medidas de prevención, dadas las condiciones de extrema vulnerabilidad del territorio nacional.

La incursión de un empuje frío para hoy y mañana provocaría lluvias con tormentas eléctricas en las zonas noroccidental, litoral atlántico y norte interior, según Copeco.

El viento podría alcanzar sobre localidades a mil metros sobre el nivel del mar, velocidades entre 30-40 kilómetros por hora este sábado.

Devastada la capital

Los primeros rayos del sol develaron ante los ojos asombrados de los capitalinos la arrolladora destrucción ocurrida la noche del jueves y madrugada del viernes.

Los vientos, rayos y la enorme cantidad de agua que azotaron el Distrito Central dejaron una estela de destrucción en las calles y avenidas capitalinas, que se miraban como una zona de desastre.

Decenas de familias evacuadas, viviendas destruidas, derrumbes, rótulos, árboles y postes caídos, calles y avenidas obstruidas por desechos y la desaparición de dos personas en la aldea Yaguacire fue el saldo devastador de la tormenta.

El tráfico vial se agudizó debido a que los bulevares Morazán, Centroamérica, Fuerzas Armadas y el anillo periférico estaban convertidos en pistas de obstáculos por la acumulación de desechos que arrastraron las lluvias.

Las cuadrillas de limpieza de la Alcaldía Municipal se desplazaron a los sectores más críticos como las colonias Alameda, Calpules, Las Minitas y Kennedy, los barrios Morazán, El Edén y El Manchén, las residenciales Lomas del Guijarro y Plaza para despejar las calles.

El barrio Morazán fue el que presentó mayores daños, el desbordamiento de la quebrada La Orejona inundó unas 20 viviendas en los sectores conocidos como Los Jucos y El Callejón.

Unas 20 familias afectadas fueron evacuadas hasta el albergue habilitado en la escuela Marco Aurelio Soto, ubicada en una zona segura del barrio Morazán.

En el barrio El Manchén una calle permanecía deshabilitada ante la caída de una vivienda .

Dos carros que fueron arrastrados por la corriente permanecían atascados.

En las colonias Reparto por Bajo y por Arriba unas 10 familias retiraban el agua acumulada en sus hogares.

El colapso de los sistemas de drenaje ocasionó severos destrozos en Lomas del Guijarro, donde un hundimiento de la calle se transformó en una poza gigantesca que impedía la libre circulación.
En la quinta entrada de la colonia Kennedy la movilización fue paralizada por la acumulación de agua frente al instituto Jesús Milla Selva.

La misma situación se vivía frente al instituto Técnico Honduras, pues su muro perimetral cedió.

Destrozada la capital por tormenta eléctrica

Las ráfagas de viento, truenos y relámpagos provocados por dos fuertes tormentas eléctricas interrumpieron la noche del jueves el descanso de miles de hondureños.

Tegucigalpa y alrededores fueron los primeros afectados. A eso de las 10:15 pm, un vendaval que mecía las copas de los árboles de las calles y los bulevares advertía de la formación del aguacero que azotó sin piedad las ciudades gemelas.

A su paso, el primer fenómeno producto de la humedad -que entró del Pacífico y duró aproximadamente una hora- dejó daños en al menos 30 barrios y colonias donde decenas de viviendas resultaron dañadas e inundadas.

En 10 minutos, las principales vías de comunicación se habían convertido literalmente en ríos. Las alcantarillas se rebalsaron, el agua formó enormes pozas y el caos vehicular reinó por horas.
Los estruendos de la actividad eléctrica imposibilitaban la visibilidad y provocaron que decenas de vehículos se quedaran varados en medio de las calles.

Además dañaron varios transformadores y líneas primarias de la Enee, lo que causó la interrupción del fluido eléctrico en toda la capital hasta las 11:40 pm.

En los barrios y colonias, los habitantes vivían una historia de terror. El fenómeno pocas veces registrado en la capital, que solo los hacía encomendarse a Dios, dejó su huella destructiva y desesperanzadora.

“Eso fue espantoso. Diosito sabe cómo estábamos todos en una cadena de oración para que se calmara el aguacero porque en cuestión de minutos se convirtió en un diluvio”, comentó aún atónita una vecina del barrio El Manchén.

En esta zona, al menos ocho viviendas resultaron inundadas. El agua alcanzó los dos metros de altura y las paredes de los inmuebles fueron la prueba más evidente. En la zona sucumbieron además dos viviendas, cuyas humildes y laboriosas familias han quedado en la calle.

Toda la parte frontal del inmueble cayó sobre un vehículo turismo que estaba estacionado en la calle.

El portavoz del Cuerpo de Bomberos, Óscar Triminio, informó pasada la medianoche que preliminarmente se registraban unas 15 familias evacuadas y 30 viviendas afectadas en toda la ciudad.

Asimismo, los aproximadamente 60 milímetros de agua que cayeron sobre esta vulnerable capital produjeron siete derrumbes de considerable magnitud: tres en casas y cuatro en muros a causa de las fuertes precipitaciones.

Los afectados, rodeados por las sombras de la noche, trataban de salvar sus vidas o recuperar algunos de los enseres que la embravecida corriente no pudo arrastrar.

Se produjo una segunda tormenta eléctrica. Según el Comité de Emergencia Municipal (Codem), esta vino del mar Caribe. Aunque fue menos copiosa, se extendió por tres horas consecutivas.

El azote continuo obligó a los cuerpos de socorro a evacuar a unas 20 familias del sector de Los Jucos y trasladarlas como albergados a la escuela Marco Aurelio Soto en el barrio Morazán.
Pasaron la noche en vela, pero al menos en un lugar seco.

Los bomberos reportaron el rescate de 30 pasajeros que se habían quedado dentro de una unidad del transporte público varada en la calle de Los Alcaldes, sobre el bulevar Comunidad Económica Europea.

Jaime Omar Silva, comandante del Cuerpo de Bomberos, detalló que el bus intentó cruzar una enorme poza formada en la vía cuando se le apagó el motor y no volvió a encender.
“Nos llamaron y atendimos la emergencia. Sacamos a la gente y la pusimos a salvo”, dijo.

La caída de árboles, muros perimetrales y postes del tendido eléctrico fueron algunos de los daños. La influencia de las tormentas eléctricas se sintió ayer todavía. Los cuerpos de socorro se declararon en alerta permanente toda la noche el jueves.

Panorama

Ayer por la mañana, la capital amaneció diferente. El cielo aún nublado era solo el reflejo de lo que había en el suelo.

La tormenta eléctrica dejó un desalentador y triste panorama.

El inesperado fenómeno no les permitió ni siquiera reaccionar y hoy muchas familias humildes no encuentran una luz de esperanza que les haga creer que mañana será mejor.
“Eso era todo lo que yo tenía. Eran poquitas cosas, pero lo justo para ser una persona feliz y agradecida con Dios. Ya no me queda nada”, dijo entre sollozos doña Cecilia Ávila, vecina del sector El Callejón, del barrio Morazán.

Don Carlos Medina se negaba a creer que las puertas que elaboró con tanta pasión y dedicación y que le dejarían una considerable ganancia para pagar sus deudas pendientes se las haya arrebatado una pequeña corriente que en unas horas se embraveció.

“A ese chorrito siempre lo he respetado porque sé qué es capaz de hacer si se enoja”, comentó el hombre, refiriéndose a la quebrada La Orejona, que con el aguacero se desbordó y se lo llevó todo a su paso.

La mayoría de los capitalinos amanecieron tristes al ver su ciudad convertida en un tiradero.

Muchos, aunque no perdieron nada, sintieron el deseo de ser solidarios con sus compatriotas que viven una dura prueba económica, empeorada por el desempleo, la inseguridad, el irrespeto a la vida y la ola de extorsión.

Un sistema de baja presión sobre el territorio hondureño generaría durante este fin de semana lluvias con tormentas eléctricas en la zona occidental, suroriental y el litoral atlántico, advirtió ayer la Comisión Permanente de Contintengencias (Copeco).

El organismo de socorro solicitó a la población extremar las medidas de prevención, dadas las condiciones de extrema vulnerabilidad del territorio nacional.

La incursión de un empuje frío para hoy y mañana provocaría lluvias con tormentas eléctricas en las zonas noroccidental, litoral atlántico y norte interior, según Copeco.
El viento podría alcanzar sobre localidades a mil metros sobre el nivel del mar, velocidades entre 30-40 kilómetros por hora este sábado.

Devastada la capital

Los primeros rayos del sol develaron ante los ojos asombrados de los capitalinos la arrolladora destrucción ocurrida la noche del jueves y madrugada del viernes.

Los vientos, rayos y la enorme cantidad de agua que azotaron el Distrito Central dejaron una estela de destrucción en las calles y avenidas capitalinas, que se miraban como una zona de desastre.

Decenas de familias evacuadas, viviendas destruidas, derrumbes, rótulos, árboles y postes caídos, calles y avenidas obstruidas por desechos y la desaparición de dos personas en la aldea Yaguacire fue el saldo devastador de la tormenta.

El tráfico vial se agudizó debido a que los bulevares Morazán, Centroamérica, Fuerzas Armadas y el anillo periférico estaban convertidos en pistas de obstáculos por la acumulación de desechos que arrastraron las lluvias.

Las cuadrillas de limpieza de la Alcaldía Municipal se desplazaron a los sectores más críticos como las colonias Alameda, Calpules, Las Minitas y Kennedy, los barrios Morazán, El Edén y El Manchén, las residenciales Lomas del Guijarro y Plaza para despejar las calles.

El barrio Morazán fue el que presentó mayores daños, el desbordamiento de la quebrada La Orejona inundó unas 20 viviendas en los sectores conocidos como Los Jucos y El Callejón.

Unas 20 familias afectadas fueron evacuadas hasta el albergue habilitado en la escuela Marco Aurelio Soto, ubicada en una zona segura del barrio Morazán.

En el barrio El Manchén una calle permanecía deshabilitada ante la caída de una vivienda .

Dos carros que fueron arrastrados por la corriente permanecían atascados.

En las colonias Reparto por Bajo y por Arriba unas 10 familias retiraban el agua acumulada en sus hogares.

El colapso de los sistemas de drenaje ocasionó severos destrozos en Lomas del Guijarro, donde un hundimiento de la calle se transformó en una poza gigantesca que impedía la libre circulación.

En la quinta entrada de la colonia Kennedy la movilización fue paralizada por la acumulación de agua frente al instituto Jesús Milla Selva.
La misma situación se vivía frente al instituto Técnico Honduras, pues su muro perimetral cedió.