Es una mujer de carácter fuerte, clara al hablar y no se anda con rodeos, pero su don de servicio y vocación de la enfermería se nota en cada cosa que dice y hace, es Esperanza Rosales (77 años), la partera más “famosa” del sector Rivera Hernández.
Era la época de los años 70, doña Esperanza (como todos la conocen), tenía 23 años y la experiencia de haber parido a sus primeros tres hijos ella sola, mientras vivía en los campos bananeros en La Lima, la motivó a ayudar a otras mujeres a dar a luz.
Era inexperta pero valiente; Oneyda, una jovencita que no estaba segura de estar embarazada, le comentó que sentía un dolor muy fuerte y ella decidió ayudarle a traer a su hijo al mundo, el varoncito nació saludable y se convirtió en el primero después de sus tres vástagos, a quien ella ayudó a venir a la vida.
“Yo solita di a luz a mis hijos, en medio de la necesidad, no había quién me ayudara, cuando yo me vi así, yo me puse a pensar, cuántas mujeres habrá en el mundo en mi situación, fue ahí que me llamó la atención y me gustó, luego salió un programa de enfermería de Estados Unidos a distancia, se recibía por correo, por correspondencia, no lo terminé, pero me gustó y seguí mi labor”.
Ya residía en el sector Rivera Hernández cuando doña Esperanza le pidió ayuda a una enfermera de un centro de salud para aprender sobre enfermería pensando en ayudar a más mujeres a parir.
“Quería salir de los métodos tradicionales, porque en aquellos momentos cortábamos los ombligos con tijera, los quemábamos con cuchillo o con candela, esos eran los métodos que usábamos”.
En aquel momento era un grupo de unas 10 parteras o comadronas como se les conocía, pero doña Esperanza fue ganando tanta popularidad que de diferentes partes del país venían a buscarla para que les ayudara.Ya preparada con cursos impartidos por la Secretaría de Salud, que en aquel momento asegura sí las tomaban en cuenta, algo que no ocurre actualmente, comenzó a auxiliar a más mujeres a tener sus hijos, las que podían, pagaban 10 lempiras y las que no recibían apoyo gratis, pero “nunca les dije que no, con dinero o sin dinero yo las atendía”.
Hasta 1998, ya había parteado a 5,430 mujeres, algunas con partos de gemelos. “Había veces que parteaba hasta 13 mujeres diarias”. Durante el huracán Mitch, con el agua hasta las rodillas, doña Esperanza atendió a cuatro mujeres que dieron a luz.Desde 1998 bajó su actividad, desde ese tiempo a la fecha el número de partos ronda en los 3,000.
“Hoy por hoy solo veo emergencias, la mayoría”. Durante la pandemia por el covid-19, se abstuvo por seguridad ya que es hipertensa, solo atendió cuatro partos.Doña Esperanza, quien hace tres años enviudó, tuvo nueve hijos, 25 nietos y más de 20 bisnietos y de todos fue la partera.
