Como una amarga pesadilla describen los vendedores del mercado Guamilito el trágico incendio que este miércoles por la tarde arrasó con más de 140 locales de los 400 que están dentro del establecimiento.
Por años el emblemático mercado ha sido una insignia para San Pedro Sula y una parada casi obligatoria para los turistas extranjeros y locales.
Este sitio lleno de color y cultura es hoy un campo de escombros que el fuego dejó tras su paso y que no solo consumió el patrimonio de muchos locatarios, también las ilusiones y la esperanza de un mejor mañana.
Pero son los artesanos los que sin duda se llevaron la peor parte del infortunio, ya que el siniestro quemó el 100% de los negocios y los productos que se encontraban en esta área, al igual que la zona de venta de artículos y ropa típica. Las áreas de flores y de cocinas, o sea comedores y venta de tortillas, no sufrieron mayores daños.
Germán Alvarado es un vendedor con 47 años de tener locales en el mercado y lamentó que entre sus tres lugares suma una pérdida de más de 200,000 lempiras. Solo cenizas quedaron de todos los años de esfuerzo, sacrificio y perseverancia que los emprendedores pusieron para levantar sus negocios en busca de una mejor calidad de vida para sus familias.
Ya comenzó la limpieza en el mercado a la vista de los vendedores.
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Siguiendo los pasos de su mamá, quien tiene un puesto de venta de flores, decidió abrir un pequeño local que hizo crecer con dedicación. Cruz dice que aún no asimila lo ocurrido, pues solo unos días atrás habían estado haciendo gestiones con la Municipalidad para que les permitieran el retorno al mercado.
“Yo vengo aquí desde que era una niña. Me duele ver a mis compañeros que han perdido todo y estamos para apoyarlos, aquí estamos y vamos a seguir estando porque este es un mismo dolor para todos”, expresó Cruz.
Los vendedores tienen la fe en que se levantarán nuevamente al igual que lo han hecho en otras situaciones; aunque son conscientes que necesitan el respaldo del pueblo y las autoridades para continuar.
“A la Municipalidad o el Gobierno necesitamos que nos apoyen con alternativas para poder vender nuestros productos”, dijo la comerciante Alma Palma.
Perdió el patrimonio que trabajó por casi 5 décadas
Desolador. Don Germán Alvarado tenía 17 años cuando con mucho entusiasmo comenzó su negocio de frutas en el mercado Guamilito para tiempo después dedicarse a la venta de artesanías. Fue gracias a su ahorros que logró abastecerse y comenzar así un larga historia de 47 años como vendedor.
Don Germán visitó ayer el mercado en busca de mercancía que pudiera rescatar.
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Tal y como el resto de sus compañeros, él perdió todo su patrimonio tras el incendio y ahora tiene confianza en que será con la ayuda de Dios que podrán salir adelante nuevamente.
“Yo sé que Dios no nos soltará de su mano, este es un duro y amargo momento, pero lo vamos a superar”.
El fuego consumió parte de su negocio, pero no su fe
Esperanza. Jaime Navarro afirmó que el fuego acabó con una parte de su local, en el cual ofrecía artesanías y confección de ropa típica, pero no se llevó su fe ni el coraje que al igual que todo el tiempo atrás ha tenido para salir adelante junto a su esposa e hijos.“No es mucho el tiempo que llevo aquí, serán poco más de 12 años, pero aquí hemos dejado el sudor, horas de trabajo, desvelos y muchos sacrificios que uno tiene que hacer para llevar comida a su casa”, manifestó Navarro.
Don Jaime y su esposa administran un local de artesanía y confecciones en el mercado.
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“Es doloroso ver que ahora todo ese valor que tuvimos se destruyó en minutos con un incendio. Pero esto lejos de desanimarnos nos da fuerza para luchar por mejores cosas. No todo está acabado”, concluyó.
El sueño de toda su vida se esfumó en minutos
Lamento. María Hernández siempre soñó con ser una gran comerciante de artesanías, por lo que desde pequeña y con ayuda de su madre salía a vender a su vecindario pequeños artículos y manualidades que ella misma fabricaba.En cuanto creció se dio cuenta de que necesitaba establecerse en un lugar adonde sus clientes pudieran encontrarla siempre y decidió alquilar un local en el mercado Guamilito.
María solo pudo recuperar algunas pocas artesanías que el fuego no consumió.
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“Para ninguno de nosotros es fácil asimilar esto que pasó, yo apenas pude recuperar tres cositas y algunas igual están dañadas. La verdad no sé qué voy a hacer ahora porque de aquí era donde comía y le mandaba también a mis papás porque ya son mayores y no pueden trabajar. Espero en Dios que nos apoyen para que podamos seguir con nuestros negocios que tanto nos han costado a todos los compañeros”.
La noticia del incendio fue un “balde de agua fría”
Incertidumbre. Cuando Yolani Hernández se enteró de la noticia del incendio en el mercado Guamilito sintió que el mundo se venía abajo.Por su mente de inmediato pasó la amarga realidad de que lo que por 22 años había trabajado sería reducido a simples cenizas sin valor.
La emprendedora perdió absolutamente todo debido al fuego.
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La emprendedora cifra sus esperanzas en la ayuda que pueda darles la Municipalidad y otras organizaciones.
“Les pedimos que se toquen el corazón y nos ayuden ahora que necesitamos volver a levantarnos. Si todo nos unimos, lo podemos hacer”.
Los ahorros de toda una vida convertidos en cenizas
Tristeza. Cinco locales de venta de artesanía fueron los que el incendio le quemó a doña Mirtala López, uno de los rostros más conocidos y queridos en el mercado Guamilito.Llegó al establecimiento de 19 años y con una pequeña hija a la cual debía sacar adelante y como ella misma explica, fue el motor que la motivó para crecer y convertirse en el principal pilar de su familia.
Mirtala es uno de los rostros más conocidos en Guamilito por sus muchos años en el lugar.
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La emprendedora dice que no se quedará de brazos cruzados a pesar de haber perdido los ahorros de toda una vida, y afirma que aunque sea en la calle ofrecerá sus artesanías.
Una máquina de confección marcó su historia de éxito
Ejemplar. Una máquina de confección fue lo que llevó a Juana Morales a hacerse de un nombre entre los vendedores del mercado Guamilito. Su agilidad con su equipo hizo que rápidamente se ganara la admiración de sus clientes y demás compañeros, los que al igual que ella sufren por haber perdido todo como consecuencia del incendio.“Tengo 22 años aquí, imagine lo que siento en estos momentos al saber que todo el sacrificio que uno hizo para tener sus cositas se vaya así, sin que lo esperemos, de la noche a la mañana”, lamentó la joven.
Juana es otra de las tantas arrendatarias afectadas con el incendio del miércoles.
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“De esta vamos a salir, cosas mejores vendrán, estoy segura de eso. No importa si me lleva días o años volver a tener lo que tenía antes del incendio, pero sé que Dios no me dejará y que con mi trabajo voy a recuperar poco a poco mi negocio y hasta estaré mejor seguramente”.
Cuatro familias se quedan sin una fuente de empleo
Infortunio. Tres familias que dependían de los negocios de los cuales era propietaria doña Sadya Pérez se quedan sin un sustento para llevar comida a sus casas, situación que provoca profundo pesar en la comerciante.“Son cuatro familias junto con la mía las que nos quedamos sin saber qué hacer para sobrevivir. A mí se me quemaron cinco locales de artesanías, el fuego se los llevó a todos y no diré que no es triste, pero tampoco es suficiente para que nos dejemos vencer”, puntualizó Pérez.
Doña Sadya Pérez perdió cinco locales, los cuales tenía desde hacía 25 años.
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“Ahorita es momento de que todos nos echemos la mano, si sufre uno sufrimos todos. Aunque sea en las calles que nos permitan poner carpas y ya verán cómo vamos a volver a construir nuestros negocios”.
Creció entre los pasillos
y calles del Guamilito
Aflicción. Kenia Cruz sigue si entender cómo de un momento a otro ella y sus compañeros pudieron perder lo que les tardó años lograr.
Aunque creció en los pasillos del mercado y calles de Guamilito porque su madre también es vendedora de flores, no fue hasta hace 15 años que quiso seguir los pasos de su mamá y puso su propio puesto de arreglos florales. Con lágrimas, Kenia dice que nunca pensó vivir una situación parecida a la que hoy se enfrenta.
Kenia perdió parte de su negocio de flores, el cual tenía desde hacía muchos años.
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Agregó que trabajarán el doble para recuperar todo lo que perdieron y apela a la solidaridad de los ciudadanos para que cuando estén en sus lugares de trabajo los visiten y adquieran sus flores.