29/04/2024
12:34 AM

La educación empieza en casa: herédales buenos hábitos alimenticios

La malnutrición es un problema que afecta en general a niños y adolescentes de distintas maneras. Empieza a combatirla en el hogar

Comida sana

SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Por un lado, la desnutrición durante la infancia tiene impactos negativos en el resto de la vida, como tallas bajas y desarrollo insuficiente del sistema inmunológico. Por otro, el sobrepeso y la obesidad favorecen la aparición de enfermedades como la diabetes, problemas circulatorios, del corazón o de los riñones, repercusiones graves que afectan la calidad y la esperanza de vida.

“Lo más importante, son los hábitos que aprenden de nosotros. Quiero que mi hijo tome agua, pues yo también voy a tomar; quiero que coma verduras, pues todos nos sentamos y comemos lo mismo. Si por el contrario, le sirvo agua, pero yo me sirvo un vaso de refresco, ¿Cómo lo interpretan ellos? ¿por qué tú refresco y yo agua?”, asegura l doctora en Ciencias de la Salud Pública, Erika Caro.

“Al igual el ejercicio y la actividad física, si quiero un niño activo, debo ser yo activo; si estamos juntos o vamos al parque guardamos el celular o la tablet y disfrutamos de la actividad que estamos haciendo, lo hacemos como un juego, ellos son naturalmente activos, les gusta correr, brincar, moverse; solo necesitan ese espacio y tiempo para que puedan hacerlo. No podemos pretender que sean activos, si nosotros como adultos no lo somos”, afirma Caro.

“La obesidad tiene muchas complicaciones a corto, mediano y largo plazo, y además de las físicas y metabólicas, hay que considerar la parte de la salud mental para establecer una relación saludable con la comida. ¿Cuántas personas conocemos o inclusive nosotros mismos, que desde pequeños han vivido en la “eterna dieta”, sin resultados a largo plazo?

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Y por el contrario, probando y haciendo cosas que son peligrosas para nuestra salud, como “dietas de moda” o productos milagro; ¿cuál fue el resultado de eso? Trastornos de la conducta alimentaria, problemas de salud, periodos de restricción-atracón, alteraciones en la percepción de la imagen corporal, solo por mencionar algunos.

“Es un trabajo en equipo, los niños, las familias y el personal de salud adecuado y capacitado para atender de manera específica a este maravilloso grupo de edad que tantas alegrías traen a nuestras vidas. Hay que cuidar su salud y su alimentación, sin que en este proceso se nos olvide su salud mental”, añade la especialista Erika Caro.

¿Qué causa el sobrepeso y la obesidad?

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. A nivel mundial ha ocurrido lo siguiente:

Un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa; y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.

Frutas, vegetales y agua en abundancia son parte fundamental de un estado de salud óptimo en niños, jóvenes y adultos.

¿Cuáles son las consecuencias comunes del sobrepeso y la obesidad para la salud? Un IMC (Índice de Masa Corporal) elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como las siguientes:

- Enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares).

- Diabetes.

- Los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon). El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC.

La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.

¿Cómo pueden reducirse el sobrepeso y la obesidad?

- Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares.

- Aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.

- Realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos).

Cuidados por etapas

La doctora Erika Caro detalla cada etapa y qué se necesita para tener una vida más saludable.

0 a 2 años

Respecto a la prevención, inicia desde etapas muy tempranas, el embarazo y los primeros meses de vida son cruciales. Durante el primer año de vida el principal factor protector, es lactancia materna exclusiva.

Después viene un periodo crítico que es el inicio de la alimentación complementaria, o cuando los bebés empiezan a comer alimentos distintos a la leche.

Se sugiere que sean alimentos caseros, evitar papillas industrializadas y retrasar el uso de sal y azúcar hasta los 2 años de edad; además, evitar jugos o cualquier tipo de bebida azucarada; además de cualquier tipo de producto ultra procesado. Al año de edad, los niños, deben estar incorporados a la dieta familiar, siempre y cuando ésta proporcione alimentos saludables y nutritivos.

Preescolar

Esta etapa es fundamental respecto a los hábitos que nos van a acompañar durante nuestra vida, es importante hacer a los pequeños parte de la compra, preparación y presentación de los alimentos. No trates de compensar o premiar a los niños con productos ultraprocesados o castigar con cualquier tipo de alimento; evita frases como: “no te vas a levantar hasta que termines”, o “si te comes la verdura, te doy helado de postre” o “si te portas bien, te compro dulces”.

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Hay que aprender a respetar sus señales de saciedad y no obligarlos a comerse todo lo que está en el plato, pero tampoco intercambiarles la comida qué se está ofreciendo por otros productos (que generalmente este intercambio es por cosas no tan saludables) con la finalidad de que de coman”.

Niñez

“Lo más importante, son los hábitos que aprenden de nosotros. Quiero que mi hijo tome agua, pues yo también voy a tomar; quiero que coma verduras, pues todos nos sentamos y comemos lo mismo.

Al igual el ejercicio y la actividad física, si quiero un niño activo, debo ser activo yo mismo; si estamos juntos o vamos al parque guardamos el celular y disfrutamos de la actividad que estamos haciendo, lo hacemos como un juego, ellos son naturalmente activos, les gusta correr, brincar, moverse; solo necesitan ese espacio y tiempo para que puedan hacerlo. “No podemos pretender que sean activos, si nosotros como adultos no lo somos”, añade Caro.

Escolar y adolescencia

La etapa escolar y adolescencia vienen con sus propios riesgos. La experta aconseja evitar críticas y comentarios negativos al cuerpo de tu hijo, porque son etapas de riesgo para desarrollar trastornos de la conducta alimentaria. “Si creo que mi hija o hijo está ganando peso u observo que tiene conductas que antes no tenía, respecto a la comida, es necesario acudir con un profesional”, recomienda. “En primer lugar, para hacer un diagnóstico adecuado y después establecer cuál es el mejor tratamiento”.

Evitar poner restricciones excesivas; quitar grupos de alimentos es quitar nutrimentos y las dietas restrictivas en estas etapas comprometen en crecimiento y desarrollo adecuados”, concluye la doctora.

Una adecuada actividad física debe acompañar a una alimentación balanceada para un buen estado general de salud en pequeños y grandes.