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Don Manuel reinicia de cero su negocio

  • 29 diciembre 2020 /

En la calle ha aprendido lo que es la solidaridad.

Tegucigalpa, Honduras

Si hay algo que ha dejado este difícil 2020 en los hondureños ha sido una sobrecarga de reflexión, fe y solidaridad. Don Manuel Amador afianzó este último valor en una de las calles de la colonia Loarque de Comayagüela.

“Yo nunca me imaginé que iba a ir a vender en la calle, la experiencia ha sido dura pero enriquecedora como ser humano”, comenta con firmeza.

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Y es que a él y su esposa Isabel Castro también les tocó aprender a emprender en medio de la pandemia por covid-19 y empezaron a producir y vender buñuelos, taiyakis japoneses y tequeños venezolanos para sobrevivir.

Hace cuatro meses el matrimonio Amador-Castro se vio obligado “por una gran necesidad” que enfrentaban -ambos enfermaron-, vendieron la maquinaria industrial con la que elaboraban productos gourmet.

Isabel y Manuel tienen 21 años de casados y dos hijas de 11 y 20 años. Desde temprano y bajo estrictas medidas de bioseguridad comienzan a elaboran los productos en su casa.

Cuando el producto está terminado, don Manuel lo comercializa en una de las esquinas de la primera calle, una cuadra abajo de Plaza Loarque.

Allí le hace compañía a un humilde vendedor de frutas, quien también para salir adelante ofrece sus productos a las personas que circulan por el sector.