San Pedro Sula, Honduras.
Daniella Beltrán Ewens (33) nunca imaginó que encontraría en el yoga su verdadera pasión; todo comenzó hace cinco años con una invitación de su madre para asistir a una clase.
Siempre fue aficionada al ejercicio y al gimnasio, pero bastó esa primera clase de yoga para despertar en ella la curiosidad por esta práctica. Pronto se vio haciendo yoga todos los días, hasta apasionarse tanto que decidió dejarlo todo para irse a la India y certificarse en esta disciplina física y mental.
Ahora, Daniella es una instructora de yoga que saca lo bueno de su propia alma y de la de sus alumnos que buscan a través de la meditación y ciertas posturas el bienestar físico y mental conectándose con la espiritualidad.
“Muchas personas pueden aliviar un poquito el estrés, llegan con problemas de depresión y mejoran; algunas solo tuvieron un mal día y fueron a mi clase y salieron con una sonrisa, y para mí eso es mucho más de lo que yo pueda ganar”, afirma.
Motivación
A su regreso de la India, Daniella se encontró con una dura noticia que la motivó aún más a practicar yoga como una forma de encontrar un alivio.
“Dios me puso a prueba cuando me enteré de que mi mamá padecía cáncer; ahora tenía que aplicar la teoría aprendida del manejo mental de tus emociones y de las situaciones difíciles de tu vida, ya que eso es el yoga”, expresó.
El sueño de Daniella es tener su propio estudio de yoga, aunque ella está viviendo el ahora sin desesperarse por lo que vendrá.
Daniella Beltrán Ewens (33) nunca imaginó que encontraría en el yoga su verdadera pasión; todo comenzó hace cinco años con una invitación de su madre para asistir a una clase.
Siempre fue aficionada al ejercicio y al gimnasio, pero bastó esa primera clase de yoga para despertar en ella la curiosidad por esta práctica. Pronto se vio haciendo yoga todos los días, hasta apasionarse tanto que decidió dejarlo todo para irse a la India y certificarse en esta disciplina física y mental.
Ahora, Daniella es una instructora de yoga que saca lo bueno de su propia alma y de la de sus alumnos que buscan a través de la meditación y ciertas posturas el bienestar físico y mental conectándose con la espiritualidad.
“Muchas personas pueden aliviar un poquito el estrés, llegan con problemas de depresión y mejoran; algunas solo tuvieron un mal día y fueron a mi clase y salieron con una sonrisa, y para mí eso es mucho más de lo que yo pueda ganar”, afirma.
Motivación
A su regreso de la India, Daniella se encontró con una dura noticia que la motivó aún más a practicar yoga como una forma de encontrar un alivio.
“Dios me puso a prueba cuando me enteré de que mi mamá padecía cáncer; ahora tenía que aplicar la teoría aprendida del manejo mental de tus emociones y de las situaciones difíciles de tu vida, ya que eso es el yoga”, expresó.
El sueño de Daniella es tener su propio estudio de yoga, aunque ella está viviendo el ahora sin desesperarse por lo que vendrá.