La Ruta Lenca, la mejor opción para los que aman la belleza de los pueblos
Es el circuito turístico y cultural más auténtico de Honduras, un recorrido de montañas, pueblos coloniales y tradiciones vivas que atraviesa La Paz, Intibucá y Lempira.
- 30 de septiembre de 2025 a las 20:40 /
La Ruta Lenca es uno de los circuitos turísticos y culturales más ricos de Honduras. Abarca varios municipios del occidente del país, principalmente en los departamentos de La Paz, Intibucá, Lempira y Copán donde se mantiene viva la herencia del pueblo lenca, la etnia indígena más numerosa y de mayor arraigo histórico en el territorio hondureño.
Se trata de un recorrido que combina naturaleza, tradición y espiritualidad. Los pueblos de la Ruta Lenca, entre ellos La Esperanza, Intibucá, Marcala, Gracias, Yarula, Yamaranguila, San Manuel de Colohete y La Campa, entre otros, ofrecen a los visitantes paisajes de montañas frescas, bosques de pino, comunidades pintorescas y una conexión única con las raíces indígenas y mestizas que moldearon la identidad nacional.
En el plano cultural, los lencas son reconocidos por preservar técnicas ancestrales en la cerámica y el tejido, oficios que aún se practican en comunidades como La Campa (Lempira), donde las mujeres moldean con sus manos piezas de barro que conservan un estilo único.
Además, la Ruta es un espacio privilegiado para conocer las costumbres religiosas sincréticas: desde las celebraciones patronales hasta el Guancasco, encuentro ceremonial entre pueblos hermanos que simboliza paz y hermandad.
El recorrido también resalta por su gastronomía. Marcala, en La Paz, es famosa por la Denominación de Origen del café, considerado uno de los mejores de Centroamérica.
En Intibucá y La Esperanza, los mercados ofrecen platillos tradicionales como el atol de elote, los nacatamales, las empanadas y el chilate, bebidas y comidas que reflejan la fusión entre lo indígena y lo criollo.
El turismo natural es otro pilar. Gracias, en Lempira, es un destino clave: desde aquí se accede al Parque Nacional Celaque, que alberga el pico más alto de Honduras (Cerro Las Minas, con 2,849 msnm), hogar de bosques nubosos, cascadas y biodiversidad única. En Intibucá destacan las lagunas y miradores, mientras que en La Paz las fincas cafetaleras se abren al agroturismo.
La espiritualidad y el legado de Lempira, el cacique lenca que resistió la invasión española, también marcan la ruta. Cada 20 de julio, en la ciudad de Gracias, se celebra el Día de Lempira, con danzas, rituales y actos cívicos que recuerdan la lucha indígena por la libertad.
La Ruta Lenca se ha convertido así en un atractivo turístico de identidad nacional. Representa una invitación no solo a recorrer montañas y pueblos, sino a comprender y valorar la herencia cultural viva de Honduras: la hospitalidad de su gente, la fuerza de sus tradiciones y la belleza natural que los envuelve.
La Esperanza e Intibucá, las ciudades gemelas y sus encantos
La Gruta es uno de los sitios más visitados en La Esperanza. Es una pequeña capilla mariana construida en una pequeña colina al este de La Esperanza.
El lugar debe su nombre a una pequeña cueva que existía naturalmente en el cerro. Fue en 1934, que el comandante de armas J. Inés Pérez aprovechó la cueva para edificar la ermita en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción.
La construcción fue el resultado de una promesa que hizo el comandante Pérez. Como un devoto de la Virgen, prometió construir una pequeña iglesia si la Virgen lo mantenía con vida durante las constantes batallas de la época. La ermita y las 30 gradas que conducen a ella fueron talladas a mano en la roca por los reclusos del centro penal de La Esperanza.
Muy cerca de La Gruta están los baños públicos de Quiscamote, un sitio donde dos chorros salen de la montaña para refrescar a todo aquel que no sienta temor al frío.
Es muy visitada durante Semana Santa y en las festividades marianas, ya que los fieles suben por un camino con estaciones del viacrucis hasta llegar al altar. Además, es punto de encuentro para caminatas familiares y peregrinaciones.
Lagunas Encantadas: En el municipio de Intibucá se encuentran varias lagunas rodeadas de pinares y neblina, entre ellas la Laguna de Chiligatoro, la más conocida, ideal para caminatas y paseos en lancha. Estas lagunas son refugio de aves y parte del imaginario lenca, pues se dice que están habitadas por espíritus y seres míticos.
La Esperanza e Intibucá son famosas por su clima fresco y su oferta culinaria. En sus mercados y restaurantes se disfrutan los nacatamales, las empanadas de frijoles con chilate, el atol de elote, la papa y zanahoria cultivadas localmente, así como fresas, manzanas y duraznos, productos únicos de la zona.
Para el feriado Morazánico han programado gran diversidad de actividades artísticas, gastronómicas y culturales. Del 1 al 4 de octubre habrá juegos tradicionales, venta de artesanías, danzas folklóricas, entre otras actividades para darle la bienvenida a los visitantes.
Yamaranguila, y su cosmovisión lenca
En Yamaranguila se preserva la memoria lenca como pueblo originario, con tradiciones que datan de siglos. Es el municipio más frío de Honduras y sus comunidades indígenas conservan rituales, artesanías y un estilo de vida ligado al maíz.
La iglesia de Yamaranguila, de estilo colonial, es uno de los templos más antiguos de la zona, levantado en el siglo XVIII. Es el corazón del pueblo y escenario de celebraciones patronales.
El parque central y sus alrededores están adornados con murales que representan la cosmovisión lenca, escenas agrícolas y de resistencia indígena, lo que convierte al pueblo en un museo al aire libre.
Además, Yamaranguila es conocida como la "capital del Barro Blanco", un tipo de artesanía única en Centroamérica. Los visitantes pueden ver y adquirir estas piezas elaboradas por los artesanos locales, que reflejan la herencia cultural lenca de la región.
También pueden visitar el Mirador de Yamaranguila (Parque del Amor). Ubicado a las afueras del pueblo, este mirador ofrece vistas panorámicas espectaculares de las montañas circundantes.El lugar tiene una temática romántica y familiar, con paradores, senderos y áreas de descanso.
Iglesias coloniales: Gracias conserva templos históricos como la Iglesia de San Marcos (siglo XVIII), la Iglesia de San Sebastián y la Iglesia La Merced, todas construidas en adobe, calicanto y madera. Son testimonios de la época colonial y de la fe de la región.
En lo alto de una colina, se erige el Fuerte San Cristóbal construido edificado en el siglo XIX. Este fuerte ofrece vistas panorámicas de la ciudad y de la majestuosa montaña de Celaque. En su interior, se encuentra la tumba del expresidente hondureño Juan Lindo.
A pocos minutos del centro de Gracias están las Aguas Termales de Presidente y las Aguas Termales de Río Grande, con pozas naturales al aire libre, muy visitadas por turistas nacionales y extranjeros por sus propiedades relajantes.
Ubicadas a pocos minutos de la ciudad, estas aguas de origen volcánico son famosas por sus propiedades terapéuticas. Ofrecen varias piscinas con temperaturas agradables, ideales para relajarse después de una caminata. Han sido reconocidas como una de las 30 maravillas de Honduras.
La Campa: Este pueblo cercano a Gracias es célebre por su cerámica lenca. Sus mujeres moldean a mano tinajas, cántaros y piezas que se han convertido en símbolo de la cultura indígena.
Este municipio también aloja el canopy extremo más alto de Centroamérica, con una altura de hasta 700 metros, ofrece una experiencia de adrenalina pura. El recorrido completo consta de seis líneas de cable de acero y dura entre 30 y 40 minutos.
Al deslizarse por los cables, se pueden apreciar paisajes de cañones, el río, el pueblo y la naturaleza que rodea la zona, todo a gran velocidad.
La iglesia de San Matías es colonial y data de hace más de 300 años y cuenta con una impresionante fachada barroca. Se cree que se construyó en el mismo lugar donde apareció el santo a unos cazadores.
NOTA: Este artículo fue revisado y aprobado por un editor con ayuda de una herramienta de inteligencia artificial.