"Cometí un error y ya pagué por él": Kensy Torres, tras estar presa en Alabama
Meses después de ser deportada tras cumplir tres años de prisión en USA, Kensy Torres da su versión en exclusiva a LA PRENSA Premium. Cuenta cómo fue detenida en un aeropuerto de Miami, su acusación y cómo ahora no puede ni acceder a la banca.
- 28 de agosto de 2025 a las 23:30 /
El nombre de Kensy Ivette García Torres se volvió mediático en Honduras durante marzo de 2022, cuando agentes de la Oficina Federal de Investigación (FBI) la detuvieron en el aeropuerto de Miami, Estados Unidos, justo cuando estaba a punto de abordar un vuelo de regreso a San Pedro Sula.
La prensa hondureña la bautizó con el apelativo de “La Muñeca de la Mafia”, un título, según ella, cargado de morbo que poco tiene que ver con su verdadera historia.
Licenciada en Administración de Empresas, con una vida dedicada al trabajo en exportadoras de café, mariscos y hoteles, Kensy García Torres pasó de los viajes de negocios internacionales a enfrentar el cargo por conspiración para cometer lavado de activos en Estados Unidos.
Su captura la llevó a vivir tres años tras las rejas, primero en un centro de detención en Miami y luego en la prisión federal de Aliceville, Alabama, una de las cárceles femeninas más grandes de Estados Unidos.
Hoy, por primera vez, Kensy García Torres concede una entrevista exclusiva a LA PRENSA Premium, hablando íntimamente de su caso, contando cómo fue vivir el proceso judicial, el encierro, la separación de su hija y las consecuencias que arrastra hasta hoy.
¿Cuántos años tiene?
44 años.
¿Dónde tiene sus raíces y dónde vive actualmente?
Soy originaria y residente de San Pedro Sula.
Habla con naturalidad, como si intentara dejar en claro que detrás del apodo mediático existe una mujer común, marcada por errores, pero también por una determinación visible.
¿Cuál es su estado civil y familiar?
Soy divorciada y tengo una hija de 23 años.
¿Cómo se define o qué cualidades la caracterizan?
Soy una mujer muy leal, sincera, digo las cosas de manera clara y directa, digo la verdad, aunque eso algunas veces me comprometa. No me parece de valientes decir mentiras para tratar de cambiar las cosas.
Al hablar de sí misma su tono cambia, deja ver orgullo y convicción, no rehúye a las etiquetas ni a los señalamientos, parece defender un principio básico que, asegura, la ha acompañado siempre, que es decir la verdad, aunque implique exponerse.
¿Viene de una cuna de oro?
No, mis padres han sido personas trabajadoras, me dieron lo mejor que pudieron y que estaba al alcance, tuve una infancia muy bonita, iba a la iglesia y crecí en el evangelio.
Su voz baja de tono al recordar a sus padres, describiendo una niñez sencilla, marcada por la iglesia y la disciplina. Luego recupera firmeza al mencionar su carrera universitaria, un dato que suelta como un escudo frente a la duda de cómo llegó a ciertos círculos sociales.
¿Tiene alguna formación académica?
Soy licenciada en Administración de Empresas, con conocimientos en Finanzas y Mercadeo.
¿Quién era Kensy Torres antes del arresto en Estados Unidos?
Trabajé administrando algunas empresas legalmente establecidas, exportadoras de café, de mariscos y hoteles.
¿Siempre ha amado en exceso el dinero?
No lo veo así, es un grave error, le damos más valor de lo que realmente tiene, y aunque es necesario, la raíz de todos los males es el amor al dinero, no es que sea malo, malo es enamorarse del dinero o amarlo.
Hace una pausa antes de responder, como si calibrara cada palabra, sus manos, entrelazadas, apenas se mueven. La mención a las empresas llega rápido, sin detalles, mientras que sobre el dinero se extiende con frases cargadas de convicción moral, no levanta la voz, pero su mirada permanece fija, intentando transmitir seguridad.
¿Cómo era su día a día antes de lo ocurrido en el aeropuerto?
Iba a la oficina, trabajaba, en la noche iba al gimnasio, una rutina normal, ir al supermercado y a tomar café con las amigas.
¿Usted ha llevado una vida de lujos, comodidades, viajes y cirugías estéticas?
Lo más curioso, he visto las fotografías, publican que estoy en Tokio (Japón), pero estaba en una feria de café, andaba vendiendo café de Honduras y representando a la empresa para la cual laboraba, no es que me di un lujo, monté un avión y quise conocer el otro lado del mundo.
¿Qué países ha visitado?
Estuve en Brasil, Alemania, Noruega, España, Francia, Taiwán, Corea del Sur y Japón, por trabajo.
La conversación fluye con naturalidad, parece consciente de cada palabra. Habla de rutinas simples, como la oficina, gimnasio, cafés con amigas, pero los viajes internacionales aparecen como un punto inevitable.
Su explicación llega como si quisiera despejar de inmediato la idea de excesos. En sus gestos no hay nerviosismo, pero sí una atención constante al peso de lo que se escribirá de ella.
¿Considera que al publicar esos contenidos en sus plataformas pudo dar pie a interpretaciones equivocadas o alimentar percepciones sobre usted? ¿No fueron decisiones arriesgadas?
En ese emomento no medí las consecuencias, para algunas personas eso puede despertar cierta envidia. Hoy en día me doy cuenta que a algunas personas les incomodaba mirar cómo uno sale adelante y tener en empleo digno, creo que disfrutan más cuando lo ven en condiciones precarias o lo acusan, es parte de la maldad humana.
¿Cuándo ocurrió su captura?
Fue el 7 de marzo de 2022.
Retrocedamos en el tiempo y ayúdenos a revivir lo que ocurrió aquel día...
Fue un día lunes, había viajado el jueves 3 de marzo a Miami, Estados Unidos, a visitar a mi hija, porque allí estudiaba. El lunes ya venía de regreso, estaba en la puerta del aeropuerto de Miami lista para abordar mi vuelo de regreso hacia San Pedro Sula.
Cuando estaba en la fila se me acercaron dos personas, una de ellas era alguien de la Oficina Federal de Investigación (FBI) y una señora.
El agente me dijo: "Kensy, necesitamos conversar con usted, va tener que acompañarnos, no puede tomar este vuelo, quiero que conversemos, así que por favor acompáñeme".
¿Qué sintió en ese momento?
Me tomó por sorpresa de alguna manera, antes de eso había ocurrido el arresto de Christian y pensé que de alguna manera eso podría alcanzarme, traté de manejarlo de la manera más normal.
Su mirada se pierde un instante, como si regresara a aquel aeropuerto. No alza la voz ni dramatiza, pero sus palabras denotan una incomodidad, parece hablar desde quien ya no quiere revivir demasiado lo que ocurrió.
¿Quién es Christian?
Fue mi coacusado, él vive en Estados Unidos, lo conocí años atrás por amigos en común en San Pedro Sula.
¿Usted hizo negocios con él?
No, éramos amigos, era amiga de su familia, una amistad normal. Lo consideraba un amigo, pero con el tiempo uno se da cuenta, y con base a las experiencias vividas, cambia el concepto de la amistad.
Christian Jamil Suazo Sánchez, condenado en octubre de 2022 por delitos relacionados con el narcotráfico y lavado de activos, negoció con la Fiscalía de Estados Unidos para reducir su condena y salir antes de lo inicialmente programado. Suazo Sánchez estuvo vinculado al capo Fredy Mármol, fue sentenciado a cinco años y nueve meses de prisión después de declararse culpable en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York.
Cuando la interceptan, ¿qué pasó?
Salimos, nos fuimos a las oficinas del FBI afuera, siempre en la ciudad de Miami, tuvimos una reunión, fueron en todo momento muy amables y educados. No me obligaron a hablar, tenía la opción de un abogado, pero les dije que no tenía problema.
¿Qué le preguntaron y qué les dijo?
Me informaron cosas con relación al caso y el motivo por cual estaba allí.
¿Qué pasó después?
Me llevaron al Centro de Detención en el centro de Miami, donde hay un piso solo de mujeres, pues en el resto de espacio están hombres. Tenía que presentarme ante el juez el día siguiente.
¿Cómo era el lugar?
Habíamos como 70 mujeres de diferentes partes del mundo, todas estaban llevando un proceso porque la Corte está en un edificio enfrente, osea que estábamos allí de paso. Los cuartos eran individuales para dos personas, allí estuve alrededor de seis meses.
¿Cómo fue su adaptación considerando el estilo de vida que llevaba antes?
Al principio no me gustaba el café que vendían porque siempre he bebido buen café (entre risas). Allí las mujeres son muy solidarias y la situación no se torna como lo hemos visto en las películas. Cuando uno llega, lo primero que hacen es ofrecer comida y bebida o leer un libro.
Pero fue la separación de mi hija y la familia lo que no fue realmente fácil. No tener esa comunicación constante o mirar a mi hija a la hora que quisiera, ese fue el verdadero castigo para mí, ya que, aunque por teléfono o video llamada podíamos hablar casi a toda hora del día o en persona hasta cuando hubiera visitas, no es lo mismo. Allí entendí que la situación no podemos cambiarla, pero sí enfrentarla.
¿Usaba uniforme?
Primero, tenía un traje horrible, color verde, completo, después ya el oficial fue como beige.
¿Qué se llevó a cabo durante esos primeros seis meses?
Me mostraron los hechos, tuve un abogado público muy bueno y servicial, quien me acompañó hasta el último día. Me declaré culpable y alrededor de dos meses después fue la sentencia.
El aire acondicionado alrededor suena suavemente, habla con calma y expone de una manera mesurada los hechos, como quien repasa recuerdos complicados buscando claridad más que juicio.
¿Por qué se declaró culpable?
El delito es conspiración para cometer lavado de activos. Desde el primer momento asumí mi responsabilidad, no tuve una participación directa; es decir, no entré en ningún tipo de negociación con ninguna de las partes, simplemente caí en un error.
Al momento de mi arresto, el agente del FBI me dijo que sabía que eso no era un delito en mi país, pero sí en Estados Unidos, que por eso debía arreglarse allí. Tampoco podía alegar ignorancia, no voy a justificar algo.
Tenía que declararme culpable porque de no hacerlo, en el juicio me iban a dar 20 años, por eso mejor asumí mi responsabilidad, lo que hice fue orar y ponerlo en manos de Dios. No contaba con un abogado especializado o de esos carísimos que hacen grandes negociaciones, pero tenía a mi abogado Jesucristo y lo puse todo en manos de él.
¿Qué le dijo el juez en ese momento?
Mi abogado y la Fiscalía habían conversado sobre lo que se hizo, las acusaciones y participación, jugaron con los números.
Al principio, mi coacusado trató de hacerme ver como que yo era el gran personaje o una figura de alto nivel y ni cerca de eso. Llegaron a un acuerdo de 37 meses, prácticamente tres años presa, pero al final estuve 33 meses.
El sonido de su voz es más firme ahora, con un leve cambio al recordar cómo se sintió. Su postura permanece erguida y habla buscando convencer a quien leerá de su versión de los hechos.
¿Cómo fue esa audiencia?
Al momento de la sentencia le preguntan a uno si quiere ir a algún lugar en particular, pero no están ellos obligados a mandar a los lugares donde uno dice.
Solicité que me enviaran a Alabama, entre las compañeras uno escucha que esa prisión de mujeres es moderna, bonita, grande y donde hay mejores condiciones. Ya había visto algunas fotos en Internet estando adentro, parecía un edificio moderno.
Cuando me declaro culpable firmo aceptando el cargo, pero al final quedaba a discreción del juez, pudo darme el tiempo que él quisiera.
También fue muy humano, nunca olvido sus palabras: ´"No puedo castigarla más, ella ya se ha arrepentido". Dijo que era profesional, excelente madre y a que lo largo de mi vida he trabajado. En ese momento estaba la fiscal, un agente del FBI, el juez, el que escribe y mi hija acompañada de una amiga, para ella fue durísimo.
Se acomoda sobre la silla, como quien vuelve a revivir la tensión de aquel día. Sus manos se mueven ligeramente y sin gesticular en exceso mientras procesa la información.
¿Qué sintió cuando escuchó la sentencia del juez?
Uno nunca pierde las esperanzas, esperaba que me diera tiempo servido, pensé que durante ese mismo día podía irme, pero decidió respetar lo que había acordado la fiscal con mi abogado.
No me parecía descabellado el número porque lo había escuchado antes, y no es que me gustó ni me haya acostumbrado, pero estaba más pendiente de cómo reaccionaría mi hija, lo cual fue difícil, pero Dios no desperdicia ninguna de nuestras lágrimas, aunque al momento no entendamos la situación.
¿Qué pruebas presentaron contra usted?
Un testimonio, no me puse a ver eso a fondo, asumí mi responsabilidad, había fotografías con personas cercanas en la ciudad de Miami, más no había imágenes de transacciones; desde el primer momento le pregunté al abogado cuándo quiere que me declare culpable.
Ella baja un poco la mirada, repasando con detalle los papeles y momentos, y luego levanta los ojos con decisión. La conversación avanza con un ritmo pausado, mientras bebe agua.
¿Dónde fue llevada?
Al Federal Correctional Institution (FCI Aliceville), en el condado de Pickens, Alabama, donde habíamos unas 1,500 mujeres, es enorme.
Al decir el nombre del centro es descriptiva, relata el espacio físico que había recorrido. Se apoya levemente hacia atrás mostrando la magnitud del lugar y la impresión que le causó desde el inicio.
¿Cómo fue su experiencia allí?
Tampoco es el lugar más bonito de la Tierra, porque uno está privado, pero es un lugar grande, hay como seis canchas de basquetbol, voleibol, gimnasio y restaurante. La ropa la recogen y la llevan al área de lavandería, también hay biblioteca, campo de fútbol, uno puede dedicarse a estudiar o sentarse a ver televisión si le da la gana, no está obligado a nada.
Allí tampoco nadie busca pelea, y sí, algunas veces ocurrieron, pero jamás conmigo. Lo otro, es que hay dietas de comida, para veganos, musulmanas, judías y otras, cada quien escogía.
(En la celda) Dormíamos alguien más y yo, teníamos nuestro baño para las dos, la televisión estaba enfrente, teníamos una tableta y podíamos mirar películas o escuchar música; si queríamos podíamos cerrar la puerta.
Estuve acompañada de mujeres de Colombia, México, Argentina, Brasil, España, Venezuela y más hondureñas. Algunas estaban por lavado, por temas de droga e incluso del actual Gobierno de Venezuela.
¿Que sintió el estar allí, cuando usted estaba acostumbrada a comodidades, privacidad y libertad?
Es difícil, traté de enfocarme no en lo que faltaba, sino en lo que estaba al alcance, tenía todo el tiempo del mundo para estudia y leer.
Dediqué mi tiempo a leer la Palabra de Dios, leí muchas veces la Biblia completa, que para mí era inalcanzable, leí más de 200 libros cristianos, compartí con compañeras musulmanas, judías y aprendí su cultura.
Intercala leves pausas y su postura es relajada, aunque sus ojos siguen mostrando una alerta constante, como si aún recordara cada recorrido dentro del complejo.
¿Qué familiares y amigos la visitaron o con quiénes tuvo contacto mientras estaba adentro?
Las visitas eran complicadas, porque normalmente son los sábados o domingos, pero pasaba que no había suficientes oficiales trabajando y de pronto las cancelaban. Imagínese llegar a ese pueblo, costaba mucho, aparte no era el lugar donde yo quisiera que mi hija me viera, por eso hacíamos video llamadas (controladas).
Tuve contacto con pocos amigos, cuando cosas como estas ocurren, el 90% de ellos se apartan, por la razón que sea, lo entiendo, la mayoría se alejaron, incluso familias se apartaron.
Su voz baja de tono, refleja cierta nostalgia, mueve las manos suavemente, ilustrando la rutina limitada y la frustración de la distancia familiar.
¿Usted mencionó nombres durante el proceso judicial o carcelario?No, me preguntaban por X persona, les dije que sí los conocía porque los miraba en los periódicos todos los días, no porque hubiera tenido una relación o amistad.
¿Fue un proceso justo?
Creo que algunas veces se puede llegar a tomar ventaja de situaciones particulares, pero no vale la pena profundizar.
¿Qué retos enfrentó en prisión?
Me levantaba las 7:00 am, me bañaba, me cambiaba, bebía café y desayunaba, a las 8:00 am empezaba a estudiar y tenía un horario para hacer ejercicio con mis compañeras. Traté de llevar lo más cercano posible a lo que podría hacer afuera, aunque los primeros meses sí fue difícil.
Siempre traté de controlar la ingesta de comida porque es fácil ganar peso si se está en un lugar así, pero comía de todo, allí las mujeres pasan cocinando todo el tiempo. Le mentiría si le digo que sentí eternos los días, se me iban rápido, incluso, hay muchos días feriado.
Se recuesta un poco hacia atrás, como recreando los horarios y hábitos que tuvo que adoptar. Sus manos se mueven levemente, describiendo acciones concretas que ayudaban a visualizar la rutina.
¿Le comentaba su familia lo que se decía de usted en Honduras?
Me contaban las amigas o la familia, al inicio no me causaba mucha gracia, y fue difícil porque no es bonito que los papás estén viendo cosas que no son ciertas o mi hija, pero ella me conoce y su opinión es lo más valioso para mí después de Dios, de allí lo que la gente piensa o diga no, más bien me daba risa, al final me causaba gracia.
Su rostro se relaja un poco mientras habla de esto, pero el tono sigue siendo mesurado.
¿Quiénes la visitaban?
Un par de amigas de Honduras que estaban en Estados Unidos, cuando la gente no debe nada, no teme. También algunos familiares y mi mamá estuvieron allá.
¿No tiene visa, suponemos?
No tengo visa, me la cancelaron dos semanas después de mi arresto e imagino que no puedo acceder a esta por un tiempo.
¿Desea volver a Estados Unidos?
Conocí todas las ciudades que quería conocer, quizá vuelva algún día, pero eso no me quita el sueño.
Se recuesta ligeramente, relajando los hombros, dejando entrever que la idea de regresar no es urgente ni necesaria. Su tono es calmado, sin resentimiento, casi reflexivo.
¿Cómo fue el proceso de liberacion?
Salí el 22 de octubre de 2024, me recibieron mi mamá y unas amigas, y llegué a Honduras en diciembre de ese mismo año, cuando me deportaron. Cuando salí de prisión estuve mes y medio en Luisiana (Estado) con autoridades de Migración, incluso me ofrecieron asilo.
¿Cuando salió de prisión cómo se sintió?
Muy bien, la verdad, pues tampoco era trágico, no me torturaban, ni siquiera lavaba la ropa o el plato donde comía, siempre hay alguien que limpia, pero claro... estaba privada de libertad.
¿Por qué le pusieron el seudónimo de "La Muñeca de la Mafia"?
Para agregar morbo, es la única manera cómo podían vender mi noticia.
Su voz es acompañada de un ligero encogimiento de hombros, no parece molestarse, sino más bien observa la lógica mediática detrás del apodo.
¿Tuvo usted algún vínculo con Rubén Alberto Mejía, alias "Yuquita"?
No, nunca tuve algún vínculo con él.
¿Y si lo conoció, cómo lo conoció?
Lo conocí porque era amigo de mi exjefe. Ellos fueron medio parientes, es lo único que sé.
La Dirección de Lucha contra el Narcotráfico (DLCN), desde 2008 le seguía los pasos a Rubén Alberto Mejía Mejía. Un informe elaborado por esa institución identificó que la estructura criminal de Mejía Mejía, asesinado en 2014, se dedicaba a transportar droga desde Honduras a Guatemala y El Salvador.
Pese a que sus actividades estaban en la mira de las autoridades, fue hasta en 2011 que se abrió un expediente para identificar a sus socios, amigos y las operaciones que hacía. La fortuna de Mejía es incalculable; fue asesinado con sus dos guardaespaldas el 18 de junio de 2014 en la colonia Universidad de San Pedro Sula.
¿Con el capo extraditado y condenado Fredy Donaldo Mármol Vallejo qué vinculo tuvo?
Ninguno, él y yo nunca fuimos amigos, él era amigo de mi coacusado.
Fredy Mármol fue capturado el 18 de agosto de 2021 y entregado a las autoridades estadounidenses, siendo sentenciado a 20 años de reclusión.
Mármol Vallejo fue acusado por una Corte Federal del Distrito Sur de Florida por cargos relacionados al tráfico de drogas y lavado de activos. Mármol Vallejo se perfiló como uno de los máximos líderes de todo lo relacionado al tráfico de drogas a gran escala en Honduras.
¿Le confiscaron sus propiedades, cierto?
Sí, mi casa y mi carro están confiscados.
¿Con lo que recibió adquirió eso?
Claramente no, siempre he trabajado, desde muy joven. Mis bienes son producto de mi esfuerzo y trabajo.
¿Se siente arrepentida?
Cuando uno se cree autosuficiente, se aparta y toma su camino, se expone a cualquier tipo de cosa, lo ideal es saber esperar en Dios y eso nos evita problemas, pero antes quizá no lo veía de esa manera y creía que podía resolver las cosas.
¿Cuando comenzó todo esto?
Creo que fue en 2019, fue a través de una conversación sin sentido con mi coacusado, con quien tenía un vínculo de amistad.
¿Usted no sabía que era algo ilegal?
Mi amigo no fue honesto al respecto y omitió detalles, que fue lo que al final me comprometió.
¿Tan a ciegas confió?
Éramos amigos, sí, confié en él.
El ambiente parece más introspectivo, pausa entre frases, como si quisiera asegurarse de que su explicación no vaya a ser malinterpretada.
¿Cuándo detuvieron a Christian y cómo lo sabe?
Fue detenido a finales de 2020 aterrizando en Miami, teníamos amigos en común.
¿Nunca había participado en algo similar?
No.
¿Se benefició mucho durante el tiempo que lo hizo?
El beneficio de esto es que cuando algo así ocurre uno comienza a valorar otras cosas, no vale la pena meterse a un problema, es más lo que tiene que perder que lo que puede ganar en ese momento, fue una lección cara.
¿La sedujo el dinero?
Me parece una pregunta muy fuerte, soy una mujer de principios y valores, el dinero no me impresiona..
¿Usted se comunicó con gente de la Administración de Control de Drogas (DEA)?
Absolutamente no.
¿No sabía que estaba siendo investigada?
No.
Para terminar de entender ¿Usted asegura que en realidad nunca lavó dinero?
Yo nunca he lavado dinero, a mí me acusaron de conspiración.
¿Su conciencia está tranquila?
Así es, no tenía por qué comprometer a nadie, asumí mi responsabilidad y punto, eso solo habría complicado las cosas.
¿Frecuenta las personas o los lugares de antes?
Antes iba con cierta frecuencia a la iglesia y lo he retomado, pero esta vez con un compromiso real con Dios.
¿La trauma volver a un aeropuerto?
Para nada, ya pasé por el aeropuerto, ya he viajado.
¿A qué se dedica ahora?
Estoy tomando una maestría en línea, viendo programas, tratando de actualizarme, sobre todo en la parte inmobiliaria, hay muchos proyectos nuevos en la ciudad. Es un poco difícil por el estigma de la sociedad hacia las personas que atravesamos estos procesos.
¿O sea que usted sufre ese estigma?
Sí me ha afectado.
¿Qué otras consecuencias ha tenido por eso?
No puedo tener una cuenta de banco o una tarjeta de crédito, tengo problemas en la banca, y sería difícil que alguien me dé trabajo, contrario en Estados Unidos, donde la persona sale de prisión y ya con trabajo, incluso hay ferias de empleo adentro.
- Su equipo legal interpuso queja ante el Conadeh por violaciones graves continuadas y derechos humanos, derivadas de actos de hostigamiento institucional y estigmatización mediática contra ella y su núcleo familiar
- Aseguraron a través de documentos, que su representada ha sido objeto de vigilancia y seguimiento, siendo mencionada en comunicados del Ministerio Público
- Alegaron, además, violaciones por calificativo peyorativo, configurando un estigma público que pone en riesgo su seguridad personal y de su familia
- Pidieron, también, medidas de protección institucional en caso de persistir situaciones de riesgo o acoso.
¿Qué piensa de que El Ministerio Público la haya relacionado con personas y propiedades acá?
Sí, lo hicieron en abril y en agosto, he hecho reclamos, me da pena con el señor que mencionan porque no tengo nada que ver con él, ya tendrá sus desafíos que enfrentar.
A raíz de eso presenté una queja ante el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), me siento perseguida de alguna manera, me preocupa mi seguridad de alguna forma, no es agradable que sigan involucrándome solo porque tal vez no tienen a nadie más o alguien que sea atractivo.
¿Siente que pueden abrir un caso contra usted en Honduras?
Me siento tranquila, no he cometido ninguno delito en Honduras. Lo que ocurrió en el pasado fue un error, no me siento orgullosa y ya pagué por él.
De toda esta experiencia lo más positivo e importante es que realmente cambió mi vida, me acerqué más a Dios, tuve un encuentro con el Señor Jesucristo que cambió mi vida de forma radical y eso es lo más hermoso que me ha pasado en la vida, aquí estoy y siguiendo adelante, nunca estuve sola.
¿Por qué habla hasta ahora y por qué con nosotros?
Ustedes como medio son testigos que últimamente se emitieron dos comunicados por parte del Ministerio Público donde me relacionan con personas con quienes nunca he tenido vínculo.