"Una noche de fiesta pasó factura": hombres menores de 35 encabezan contagios de VIH
A pesar de los avances médicos y el acceso a tratamientos, Honduras reporta más de mil casos de VIH cada año, concentrados principalmente en hombres jóvenes de 20 a 34 años de las principales ciudades.
- 26 de agosto de 2025 a las 23:00 /
"Mi madrecita -Doris Mejía- murió en el año 2000. Yo tenía 17 años y recuerdo su silueta como un fantasma. Estaba tan delgada que parecía una calavera. Apenas podía tragar aquellas pastillas gigantes que en aquel tiempo daban a los enfermos del Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Eran tan duras que las partía en dos, pero igual le desgarraban la garganta", relató Mebys Laínez (nombre ficticio), mientras recordaba cómo la enfermedad le arrebató demasiado pronto a su madre.
LA PRENSA Premium conversó con personas marcadas por el VIH-Sida, algunas que por primera vez accedieron a compartir su historia de la enfermedad, y otros que hoy relatan cómo aprenden a adaptarse a vivir con el virus y su tratamiento.
Doña Doris, de 29 años, originaria Catacamas, Olancho, fue contagiada por su esposo, un músico de 30 años, recordado por los vecinos de su comunidad por “sus frecuentes romances".
"Él andaba con una y con otra, una de tantas noches de fiesta y pasión le pasó la factura, murió muy joven y condenó a mi mami a una muerte lenta y dolorosa", contó otro de los hijos.
Los recuerdos son dolorosos, según cuentan sus familiares, la piel pegada a los huesos, las fiebres interminables, la tos que no cesaba, las llagas en la piel y la pérdida progresiva de peso.
"Ya al final no comía, ni agua quería, usaba pañal, parecía un esqueleto y a lo largo de su agonía le dieron tres paros cardíacos si no mal recuerdo", añadió su hija Mebys.
Esa escena, sacada de otra época, contrasta con la realidad actual por los avances médicos y al acceso a antirretrovirales más eficaces. Sin embargo, el VIH en Honduras continúa sumando cientos de nuevos casos cada año, principalmente por la falta de prevención.
Cifras
154,465
pruebas
de VIH se han registrado en el DC desde 2018 hasta abril de 2025
Según la solicitud de información SOL-SDS-5219-2025, entre 2020 y 2024 los casos notificados (personas que han sido examinadas o detectadas con sospecha de VIH) se han mantenido por encima de los mil anuales.
Los registros muestran que el 2021 marcó un salto preocupante, pues de 628 casos en 2020, se pasó a 1,046, y la tendencia se ha sostenido.
En 2024, las autoridades de Salud registraron 1,084 casos. En lo que va de 2025, hasta la semana epidemiológica 25 (mediados de agosto), se habían confirmado 405 nuevos diagnósticos; sin embargo, para la semana 32 la cifra aumentó a 501 casos.
Sin embargo, otros infectólogos de Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) aseguran que los casos de VIH en el país durante los primeros cuatro meses del año ya suman 1,060.
Según los registros oficiales, el virus golpea más a los hombres. En 2024, el 77% de los nuevos diagnósticos correspondió a varones (836 casos) frente a 248 mujeres. En 2025, la brecha se mantiene, ya que tres de cada cuatro casos son hombres.
El rostro del VIH en Honduras también tiene edades definidas: el grupo de 20 a 34 años, quienes concentran la mayoría de nuevos casos. En 2024, por ejemplo, la población de 25 a 29 años encabezó con 231 contagios, seguido de los de 20 a 24 años (204) y los de 30 a 34 años (153).
En 2025, hasta agosto, el patrón persiste, pues el grupo de 25 a 29 años reporta 75 nuevos diagnósticos, seguidos de los segmentos de 20 a 24 años (66) y de 30 a 34 años (69).
En otras palabras, los más afectados por el VIH suelen ser hombres menores de 35 años. Según expertos, si bien en el pasado la mayoría de los casos se concentraban en personas homosexuales, hoy también incluyen a la población heterosexual.
Los especialistas también aseguran que los jóvenes adultos suelen ser los más vulnerables por falta de información, tabúes en torno a la sexualidad segura y escaso uso del condón.
“La epidemia del VIH en Honduras, actualmente, se mantiene concentrada en poblaciones específicas, principalmente hombres jóvenes, mujeres trabajadoras sexuales, población trans y comunidades garífunas”, explicó la doctora Gladys García, jefa del Programa de Enfermedades Transmisibles e Infecciosas de la Secretaría de Salud.
La evolución mensual de los casos muestra una tendencia marcada por picos estacionales, especialmente entre los primeros seis meses del año. Los registros más altos suelen concentrarse en los meses de febrero, marzo y abril, con repuntes en 2021 y 2023, cuando los casos superaron los 130.
En contraste, los meses de junio y diciembre reflejan una disminución sostenida, posicionándose como los períodos de menor notificación.
En relación con los reportes mensuales, García aclaró que las aparentes alzas de casos no reflejan un aumento real de contagios, sino mejoras en la vigilancia epidemiológica y la notificación.
"La tendencia se ha mantenido estable en los últimos años, pero necesitamos captar más casos porque, según estimaciones de ONUSIDA, todavía no se está diagnosticando a todas las personas que viven con VIH en el país", sostuvo.
Zonas
La mayoría de los nuevos diagnósticos se concentra en las principales ciudades del país. San Pedro Sula (Metro SPS) encabeza la lista con 93 casos en 2025, seguido del Distrito Central (Metro DC) con 82 y el departamento de Cortés —sin incluir SPS— con 69.
Atlántida también refleja una incidencia con 48 contagios. En contraste, zonas más pequeñas como Lempira (1 caso), La Paz (3) e Intibucá (6) registran cifras bajas, aunque no están libres del riesgo que representa la expansión del virus.
Según datos del Foro Nacional del Sida (Forosida), desde el inicio de la epidemia de VIH en 1985 hasta diciembre de 2024, Honduras ha registrado 43,416 casos positivos, de los cuales 26,717 han evolucionado a infección avanzada y 16,699 permanecen asintomáticos.
Según los entrevistados, una persona en tratamiento puede llegar a un estado conocido como “indetectable = intransmisible”, en el que su carga viral es tan baja que no puede detectarse en los análisis, reduciendo al mínimo el riesgo de transmisión.
Aun así, es fundamental la necesidad del uso del condón al momento de tener relaciones sexuales, no solo como medida contra el VIH, sino para prevenir otras infecciones de transmisión sexual.
Además de los retos médicos y de vigilancia epidemiológica, especialistas señalan que uno de los principales factores que alimenta la expansión del VIH en Honduras es la ausencia de una educación sexual integral y de calidad.
El doctor Carlos Umaña, médico y diputado del Congreso Nacional, fue enfático en que la raíz del problema radica en la falta de formación adecuada en escuelas y hogares. "La promiscuidad sexual en los jóvenes existe porque no tienen una educación sexual de primera calidad. En las escuelas sigue siendo un tabú y en los hogares también", afirmó.
Umaña recordó que en el Congreso hubo intentos por impulsar una ley de educación sexual que abordara tanto la prevención de embarazos en adolescentes como la protección frente a infecciones de transmisión sexual, pero las propuestas fueron frenadas por sectores religiosos.
El especialista advirtió que en la actualidad los jóvenes hondureños inician su vida sexual cada vez más temprano y, en muchos casos, sin protección. Esto ha llevado a que el VIH ya no se concentre únicamente en poblaciones específicas, sino que los heterosexuales jóvenes se han convertido en uno de los grupos más vulnerables.
“Este desenfreno y falta de educación ha hecho que el virus se propague. La mayoría no se protege y la única manera efectiva de reducir el riesgo de contagio es el uso del condón”, subrayó.
Por su parte, Xiomara Bu, coordinadora de Forosida, la prevención del VIH/Sida y la educación integral de la sexualidad en los jóvenes son fundamentales para detener la transmisión del virus.
“La educación y la formación deben basarse en evidencia científica, es decir, una información accesible basada en evidencia que no solo es sobre la educación integral en sexualidad, sino también en el cuidado y autocuidado", expresó.
Avances
378 casos
reportados en lo que va de 2025
son asintomáticos
Desde los años 2000, el VIH-Sida adquirió nuevos tratamientos que transformaron la vida de quienes lo padecen. Antes de esa década, en Honduras el diagnóstico implicaba un pronóstico casi siempre fatal, pues los pacientes contaban con medicación limitada, los antirretrovirales eran pocos, de efectos secundarios muy fuertes, difíciles de conseguir y muchas veces solo se administraban en hospitales especializados.
La enfermedad generaba estigma social intenso y gran parte de los pacientes fallecía pocos años después del diagnóstico, como el caso de doña Doris, la madre de Mebys.
Hoy, en 2025, los avances médicos y el acceso a tratamientos antirretrovirales más efectivos permiten que las personas con VIH puedan vivir muchos años con calidad de vida, manteniendo la carga viral controlada.
La doctora García explicó que las pruebas para detectar el virus son gratuitas y están disponibles en todos los establecimientos de salud. Además, el país cuenta con 64 servicios de atención integral —con planes de ampliar a dos más— distribuidos en los 18 departamentos, donde se proporciona de manera gratuita terapia antirretroviral, exámenes de laboratorio y acompañamiento médico.
Respecto a la eficacia del tratamiento, la doctora recalcó que el VIH hoy se maneja como una enfermedad crónica controlable, similar a la hipertensión o la diabetes. “Si el paciente sigue su tratamiento, cambia hábitos de vida y mantiene una disciplina médica, puede vivir toda la vida con VIH y morir de otra causa”, señaló.
Otro de los avances es la incorporación de estrategias de diagnóstico temprano, como la autoprueba, las pruebas duales (que detectan VIH y sífilis) y la Notificación Asistida de Contactos (NAC), que han permitido identificar casos en fases tempranas de infección.
"Cuando me dieron el diagnóstico sentí que era mi sentencia de muerte. Pensé en mi mamá, en mi hijo pequeño y en cómo iba a explicarles. Pero luego entendí que el VIH ya no es lo que era antes. Yo tomo mis pastillas y llevo una vida normal, aunque sinceramente el estigma pesa más que la enfermedad", relató a este medio Alan Alvarado, de 32 años.
Otro caso que conoció este medio es el de Junior Osorio, un joven que descubrió que vivía con VIH durante un chequeo general en una brigada médica en el sur del país. "Fui porque tenía una tos y una fiebre que no se me quitaba y cuando me dieron el positivo me quedé en shock. Aquí en Choluteca es complicado, sabe, porque la gente habla mucho, y de por sí ya me señalaban por mi preferencia sexual... se imagina, ¿verdad? Ahora, toca cuidarse más", relató.
En abril pasado, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) informó que en el país se infecta una persona de VIH cada ocho horas, por lo que instó a la población a realizarse la prueba.
Francia Maradiaga, Coordinadora de la Defensoría de Personas con VIH del Conadeh, señaló que las muertes por la enfermedad se deben a que muchas personas llegan a los servicios de salud cuando ya tienen Sida o la infección está avanzada.
Para los conocedores en la materia, la batalla contra el VIH no termina con los tratamientos, pues es también una lucha por la empatía, la educación y la comprensión.
"Mi madre murió como mueren muchos todavía, en silencio y con vergüenza. Pero no lo es, el VIH es una enfermedad como cualquier otra, solo que no todos quieren hablar de eso", sentenció Mebys.