Elizabeth Mencía, de 38 años, entró a hacerse la prueba de COVID-19 a una carpa improvisada como clínica en el patio del estatal Hospital Escuela, uno de los centros asistenciales de Honduras que se encuentra al borde del colapso por la pandemia.
Las autoridades del principal hospital de Tegucigalpa se vieron obligadas a levantar cuatro carpas de lona para poder atender a los enfermos del nuevo coronavirus porque las salas estaban saturadas, incluyendo pacientes internos por otras enfermedades.
Elizabeth relató que se haría el examen por segunda vez porque tuvo contacto en su barrio Guacerique, sur de Tegucigalpa, con una persona que falleció de COVID-19.
Además, empezó a sentir dificultades para respirar y otros síntomas. En el hospital le dieron medicamentos y la despacharon en cuarentena a su casa.
El ataúd de una víctima de COVID-19 es transportado en una camioneta a un lote adquirido por la Alcaldía Municipal del Distrito Central al lado del cementerio Jardín de Los Ángeles para enterrar a las víctimas del nuevo coronavirus, en Tegucigalpa. AFP
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Cifra
Honduras, con 9,3 millones de habitantes, registraba hasta el viernes 8.132 casos de coronavirus y 306 fallecidos.
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'Ni en mi peor pesadilla llegué a pensar que iba a vivir esto', declaró a la televisora HCH Nora Maradiaga, directora del Hospital Cardiopulmonar, donde han muerto 69 personas por la pandemia.
'Realmente estamos a las puertas de un colapso del sistema hospitalario', alerta el científico hondureño Marco Tulio Medina, profesor de la Universidad Nacional, en una videollamada con la AFP.
Medina añade que en las últimas semanas los hospitales empezaron a experimentar un aumento de pacientes de graves a moderados.
El sistema hospitalario está debilitado, con muy pocas camas y la posibilidad de apoyar a los enfermos por parte de los médicos 'representa un gran reto', señala.
El médico endocrinólogo Omar Videa coincide en que ha comenzado 'una saturación' en los hospitales públicos y privados, que tienen una capacidad instalada para 6.500 pacientes.
En condiciones normales 'esos centros asistenciales ya cuentan con una ocupación aproximadamente de 90%', con poco margen para pacientes de covid-19, según Videa.
Dada esa situación, Medina dice que la comunidad médica hondureña está preocupada por eventuales nuevos brotes de la enfermedad tras la reapertura parcial de la actividad económica, a partir del 8 de junio.
Una mujer llora cuando parientes descargan el ataúd de un ser querido fallecido que murió de COVID-19. AFP
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- Reapertura vigilada -
El científico indicó que la Universidad Nacional participa en un comité de vigilancia epidemiológica que determinará si la apertura económica se puede mantener o dar marcha atrás.El gobierno del presidente Juan Orlando Hernández empezó a aflojar las restricciones al autorizar el funcionamiento de algunas instituciones estatales y empresas privadas, aunque mantuvo el toque de queda establecido desde el 16 de marzo para forzar el aislamiento social.
Según Medina, las medidas de cuarentena no se han podido mantener de manera uniforme ya que gran parte de los hondureños (70% vive en pobreza) debe salir a buscar día a día su alimento.
Además, denuncia que hay personas que no siguen las instrucciones sanitarias: no usan mascarillas, no se lavan las manos ni cumplen el aislamiento.
'En el principal mercado Tegucigalpa es una situación prácticamente como si nada estuviera pasando', comenta.
Por su lado Videa avizora que en la próximas semanas 'se va a incrementar mucho más el número de casos, debido a que existe necesidad en el país'.
Tal situación implica una presión aún mayor a la que ya enfrentan los hospitales.