27/03/2024
08:47 PM

“Es un monumento a la desidia”: Rómulo Emiliano sobre cárcel de La Acequia

Desde Madrid, España, donde monseñor Rómulo Emiliani cumple nuevas misiones eclesiales, lamenta que la cárcel de La Acequia no se haya continuado.

San Pedro Sula, Honduras.

Monseñor Rómulo Emiliani, principal precursor de una nueva prisión para San Pedro Sula, no entiende por qué razón la cárcel de La Acequia no se ha continuado, pese a que cuando él y la comisión la manejaron, lograron dejar las obras muy avanzadas.

El prelado conversó con LA PRENSA Premiun desde Madrid, España, donde cumple una nueva misión sacerdotal, sobre la paralización de las obras en La Acequia y los nuevos y cuantiosos montos de los que ahora se habla.

¿Han pasado 18 años desde aquel incendio ocurrido un 17 de mayo de 2004 en el que murieron 107 reclusos en la extinta cárcel sampedrana y todavía no se concreta la obra para la nueva prisión?

Fue dramático y dantesco lo sucedido. Yo tres días antes había estado con ellos. Les había predicado como comúnmente hacía. Esa vez les prediqué del testimonio de un famoso pandillero que se convirtió al Señor, Nicky Cruz.

PUNTOS CLAVES

1. Por su carácter amable y conciliador, monseñor Emiliano siempre fungió como mediador nato entre los pandilleros recluidos en el penal sampedrano y las autoridades.

2. Gracias a su liderazgo, también logró unir a la sociedad sampedrana para dar comienzo al proyecto de una nueva cárcel. En su gestión la cárcel tomó verdadera forma.

3. En 2017, Emiliani expresó que dejaba el obispado para someterse a una “renovación profunda espiritual y humana para dar lo mejor en esta última etapa pastoral de mi vida”.

Les regalé a muchos el libro donde relata su conversión. Esa mañana en la madrugada me busca la policía para que fuera al presidio. Fue terrible, muy doloroso, ver los cadáveres en el suelo. Estuve todo el día en el presidio, entre otras cosas, identificando los muertos, dando noticias a los familiares que estaban afuera. Luego en la morgue y en el hospital. De ahí nació y se fortaleció la idea de hacer un nuevo presidio.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos exigió a Honduras hacer cuatro nuevos presidios para no condenar al Estado hondureño, además del pago de una indemnización a las familias de los fallecidos y pedir perdón públicamente a la ciudadanía por esta negligencia institucional tan terrible.

¿Qué opina al ver que las obras llevan cinco años detenidas en la cárcel de La Acequia?

Es muy triste ver las obras paralizadas. Nosotros llevábamos la construcción muy adelantada. Éramos una comisión nombrada por decreto presidencial del presidente (Manuel) Zelaya y presidida por mí donde la empresa privada y el Estado construíamos la obra. Nosotros mismos éramos la empresa constructora y sin fines de lucro. Invertimos mucho dinero. Era una construcción moderna. Dos presos por celda con su servicio y baño dentro. Capacidad para 2,500 internos.

¿Por qué será que culminar esta cárcel no ha sido prioridad cuando otras que surgieron después como El Pozo o La Tolva se construyeron antes?

En un momento determinado y sorpresivamente el Gobierno dice que ya nosotros habíamos hecho mucho y nos quita la obra, irrespetando el decreto presidencial que nunca fue suprimido y le dan la obra a una empresa privada que de una vez dobló el presupuesto. Y al poco tiempo, no sé qué pasó, la obra queda abandonada. Solo ampliaron un muro e hicieron una carretera interna. Y nunca más se hizo nada. Ahí está la obra. Un monumento a la desidia, a la irresponsabilidad total, dañándose. Esto es increíble. Qué tristeza.

¿Cree que valdría la pena hacerle un llamado a la ahora presidenta Xiomara Castro para que el proyecto se retome y se culmine por completo?

Desde Madrid hago un llamado a la presidenta, doña Xiomara, para que se termine la obra. Vale la pena. El lugar es ideal. Hay mucho ya construido. Sería un nuevo presidio que aliviaría en algo el hacinamiento de nuestras cárceles hondureñas. Y la construcción está diseñada para rehabilitar. Tenemos todos los planos. Y esta muy cerca de San Pedro. Sería una solución para tener más cerca a los familiares de los presos y de los lugares de los juicios.