Angustia y llanto viven familias de 18 pescadores: "Son días sin dormir, sin comer"

Nadie sabe con certeza qué ocurrió, pero desde hace más de dos semanas el barco pesquero Lucky Lady se encuentra desaparecido en algún punto del mar Caribe.

Desde su misteriosa y “rara” desaparición, entre los familiares de los tripulantes impera un llanto contenido, muchos miedos, largas horas de angustia y la frustración por muchas preguntas sin respuestas.

La embarcación, de bandera hondureña, zarpó el sábado 19 de julio desde la isla de Guanaja rumbo a los bancos de pesca hondureños localizados en el noreste del territorio nacional, con 18 tripulantes a bordo.

El último rastro de vida se registró la madrugada del domingo 20, cerca de las 3:00 am, cuando uno de los muchachos logró hacer una llamada desde el banco Rosalinda, una zona de pesca remota ubicada a más de 260 kilómetros del cabo Gracias a Dios. Después de eso, nada.

Esa falta de noticias, sumadas a una gran cantidad de especulaciones, tienen a las familias clamando casi en silencio por explicaciones, ya que por alguna razón no pueden alzar su voz y exigir.

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Sentada en una silla de plástico, con la mirada perdida en una pared adosada con retrateras con fotos de muchos de sus seres queridos, Aurelia Ocampo es clara: “Yo no quiero hablar más. No tengo palabras. La verdad no sé qué decir”, dice antes de soltarse en llanto.

Con su mirada buscando al cielo, no podía ocultar el dolor que la invade. Mientras llora y se estremece con solo recordar, decide no dar entrevista, pero sí platicar con el equipo de LA PRENSA Premium que la visitó en su vivienda ubicada en la cima de un cerrito desde donde se logran ver los Cayos Cochinos.

De los muchachos que viajaron en el barco Lucky Lady, ¿alguno es un hijo o un nieto?, le preguntamos. Con la voz rota y los ojos rojos de llorar respondió: “Todos, todos son de mi familia”.

Y es que sí, de los pescadores que subieron a bordo del barco Lucky Lady casi todos son familia. Ahí viajaron padres, hijos, primos, sobrinos y esposos de tres comunidades de Balfate: Bambú, Río Coco y Río Esteban con el plan de sumarse a la temporada de pesca que los mantendría fuera del hogar de julio a diciembre.

“No tengo palabras. Son días sin dormir, sin comer, sin nada. Solo pensar. Mi Dios es el que me fortalece”, dice otra vez entre lágrimas. Al fondo, otra mujer, llora y solloza en el dormitorio, embargada por los mismos miedos y dolores.

Debido a que la familia de todos los pescadores se ha llamado al silencio, el alcalde del municipio de Balfate se ha convertido en su portavoz.

Daniel Gavarrete, quien busca un quinto periodo al frente del costeño municipio de Balfate, acompañó al equipo de LA PRENSA a la casa de doña Aurelia y contó cuál es la dinámica de empleos en su municipio. Cuenta que por tener el mar enfrente, las familias se dedican en su mayoría a la pesca.

En comunidades como Bambú, de donde son la mayoría de jóvenes que tripulan Lucky Lady, así como de San Esteban, Río Coco, o de Manatí y Quinito, que son jurisdicción de Santa Fe, Colón, la principal fuente de empleo es la pesca de langosta, camarón y otra gran variedad de productos marinos.

Debido a que pasó la veda y se abrió la temporada de pesca, muchos jóvenes como los 18 desaparecidos se aventuran al mar. Para la mayoría de ellos, este viaje fue el primero, y para el resto el segundo, ya que sus edades no superan los 25 años.

Sin embargo, pese a la ventana de oportunidades que ofrecen estas embarcaciones, el alcalde también denunció que existe mucha irresponsabilidad de parte de los dueños de barcos, ya que permiten que se enlisten menores de edad, cuyos nombres ni siquiera se reflejan en los zarpes que autoriza Marina Mercante.

Señala que por el solo hecho de ser en mar abierto, el trabajo de los pescadores es de los más riesgosos que existe, sin contar con las condiciones de seguridad y salubridad a bordo.

“Nosotros como autoridades locales no sabemos qué hacer, porque no hay un registro a nivel municipal ni de Marina Mercante ni de otras instituciones encargadas de la vigilancia y coordinación de este tipo de embarcaciones”, lamentó.

Debido a que los desaparecidos son de Balfate y Santa Fe, dos municipios costeros de Colón, Gavarrete se ha mantenido en comunicación con su colega Manuel Ruiz, y ambos, con las autoridades navales de Puerto Castilla, que ha liderado la búsqueda.

“El comandante de Puerto Castilla ha manifestado que no ha parado la faena de búsqueda. Hay varias embarcaciones buscando al Lucky Lady y no encuentran por ningún lado indicios de que pueda estar hundido. Estamos en un dilema, ya que también estamos buscando a través de Cancillería si con países vecinos como Nicaragua y Colombia podemos hacer una intervención y usar todos los medios necesarios para continuar con la búsqueda y dar respuestas fidedignas”, afirmó Gavarrete.

Aunado a eso, y ante el reclamo de los familiares, que llevan 20 días sin saber de sus familiares, la municipalidad de Balfate puso a disposición el abogado municipal para que en conjunto fueran al Ministerio Público a poner una denuncia por el desaparecimiento de los 18 tripulantes del barco.

Cuenta que la denuncia no fue aceptada, ya que les dijeron que no hay, de momento, indicios de qué es lo que en realidad sucedió con el barco y la gente a bordo.

Señaló que la mayor incógnita es en torno a la geolocalización del barco. “Si yo soy dueño de un vehículo, y un empleado anda manejando uno de mis vehículos, el responsable soy yo de lo que pase tanto en lo legal, la documentación, mecanismos de la unidad.

Lo mismo sucede con el dueño de un bote. Todo lo debe tener legal para poder responder en un tipo de situación como la que está pasando. Ahí es donde las autoridades tienen que poner su mano sobre lo que está pasando. Tienen que afrontar al dueño del bote y tomar una determinación”, exhortó.

En Balfate se preguntan qué actividades realizaba el barco, ya que de acuerdo a Marina Mercante, la nave no reportó su salida como exige el protocolo, y tampoco encendió su sistema de geolocalización, un dispositivo que podría haber sido clave en estos momentos. Desde entonces, lo único que ha quedado es el eco de esa última llamada y la desesperación que crece entre familiares y comunidades enteras.

En la búsqueda se han sumado pescadores locales, embarcaciones de apoyo logístico y unidades de reacción rápida, pese a los fuertes vientos, el oleaje alto y la ausencia total de pistas tecnológicas que indiquen hacia dónde pudo haberse desviado el barco.

El 25 de julio, en medio del operativo, fue hallado un cuerpo sin vida en el cayo Becerra (conocido como Silki), en Gracias a Dios. El cadáver corresponde a un joven de Puerto Lempira, pero hasta ahora no hay confirmación oficial de que se trate de uno de los tripulantes del Lucky Lady.

El capitán Mario Rivera, portavoz de las Fuerzas Armadas de Honduras, dijo que aunque ya han pasado más de dos semanas desde que se activó la alerta por la desaparición del barco pesquero Lucky Lady, hasta ahora, las labores de búsqueda y rescate no han arrojado resultados.

Rivera confirmó que fue el pasado 21 de julio cuando la Marina Mercante notificó oficialmente la desaparición de la embarcación. Desde entonces, la Fuerza Naval ha mantenido desplegado un operativo constante en el sector del banco de pesca Rosalinda.

En estas labores participan más de 60 efectivos navales, apoyados por un buque logístico y dos unidades de reacción rápida que patrullan en el área, extendiendo la búsqueda a zonas aledañas. Sin embargo, hasta el momento no se ha encontrado evidencia alguna que confirme un naufragio.

“No hay indicios, no se han encontrado restos ni señales de la embarcación”, confirmó un portavoz militar.La institución castrense evitó pronunciarse sobre posibles teorías como piratería o abordajes en altamar, planteadas de forma anónima por allegados de los desaparecidos.

“No podemos emitir criterios sobre eso”, se limitó a decir. La búsqueda, por ahora, se realiza solo por vía marítima, ya que las condiciones climáticas han impedido el uso de medios aéreos. También se conoció que otras naciones están apoyando con patrullajes en sus zonas de responsabilidad, pero hasta ahora ningún país ha reportado haber localizado a los tripulantes ni a la nave.

A través de redes sociales, la Fuerza Naval de Honduras ha informado que mantiene un operativo ininterrumpido de búsqueda y rescate de la embarcación Lucky Lady, con 18 tripulantes a bordo, reportada como desaparecida desde el pasado 21 de julio en el banco de pesca "Rosalinda", ubicado a unas 200 millas náuticas de tierra firme.

El capitán de Fragata Miguel Teruel, portavoz de la Fuerza Naval, informó que el operativo cuenta con una unidad grande de superficie y dos unidades de reacción rápida desplegadas en la zona.

“Estamos comprometidos a permanecer en el área hasta encontrarlos. Hasta ahora no hemos hallado objetos ni indicios en la superficie, lo que nos hace mantener el optimismo de que la embarcación pudo haber perdido sus motores, pero que los tripulantes están a salvo”, afirmó Teruel.

Además, destacó la colaboración de la flota pesquera de la zona, que se ha sumado activamente a las labores de búsqueda.

La Lucky Lady perdió contacto con las autoridades el domingo 20 de julio mientras realizaba pruebas de mar.

Las condiciones climáticas adversas han impedido que helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña, se sumen al operativo, pero la Fuerza Naval continúa trabajando sin descanso, utilizando todos los recursos disponibles para localizar a la embarcación y a sus tripulantes.