Cortés, Colón y Atlántida, en la ruta de nueve posibles huracanes durante temporada ciclónica
Las altas temperaturas continuarán hasta la segunda quincena de junio con la llegada de tormentas; especialistas urgen preparación temprana en el agro y gestión de riesgos
- 30 de mayo de 2025 a las 00:00 /
La ausencia de El Niño —fenómeno que genera sequías— y de La Niña —asociada a lluvias intensas— coloca al clima en una fase neutra para 2025. Pero lejos de un panorama estable, se espera una temporada ciclónica activa, con 17 tormentas tropicales y hasta nueve huracanes, según proyecciones del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos).
"Las condiciones neutrales son normales porque es una transición. Pero las temperaturas en el Pacífico, en la región El Niño, ya están más calientitas y van a estar subiendo, además en el Atlántico se eliminaron los vientos constantes, entonces ya se van dando las condiciones para que en la segunda quincena de junio ya se puedan producir algunos eventos meteorológicos significativos", pronosticó José Pavón, meteorólogo de Cenaos.
Este pronóstico local coincide con los estimados recientes del Centro Nacional de Huracanes de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), que proyecta un 60% de probabilidad de una temporada por encima de lo normal en el Atlántico y apenas un 10% de posibilidad de una temporada menos activa.
Según la NOAA, entre 13 y 19 tormentas tropicales podrían formarse en la región, de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes con vientos sostenidos de al menos 119 km/h. Entre estos, de tres a cinco podrían alcanzar categoría mayor (3, 4 o 5) en la escala Saffir-Simpson.
"La NOAA y el Servicio meteorológico Nacional están utilizando modelos meteorológicos avanzados y sistemas de seguimiento de huracanes más modernos para proporcionar pronósticos y alertas de tormentas en tiempo real" informaron.
Sin embargo, la naturaleza cambiante de las condiciones atmosféricas, sumada a la limitación temporal de los modelos extendidos —que solo abarcan hasta 168 horas (siete días)— hace que las previsiones estén sujetas a constante revisión.
En Honduras, este panorama se enfrenta con altos niveles de vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. Lluvias intensas, deslizamientos y desbordamientos de ríos son riesgos recurrentes, especialmente en comunidades rurales, donde los cultivos, los sistemas de riego y las vías de acceso pueden colapsar con facilidad.
Ante este escenario, los especialistas hicieron un llamado urgente a la preparación anticipada, tanto en el ámbito de la planificación agrícola como en la gestión de riesgos a nivel comunitario y municipal.
Departamentos
Mayo cerró con un patrón climático extremo en casi todos los departamentos del país con temperaturas sofocantes, escasa lluvia y una atmósfera especialmente seca.
Apenas tres eventos de lluvias leves —registrados los días 3, 10 y 17 de mayo— han refrescado brevemente el territorio nacional, insuficientes frente a una ola de calor que ha alcanzado niveles preocupantes.
En el sur, Choluteca se llevó el récord con temperaturas de hasta 40 °C, mientras que en el norte y occidente, los departamentos de Cortés y Santa Bárbara alcanzaron los 37 °C. En el centro, Valle y Comayagua reportaron máximas de 36 °C, y Olancho llegó hasta los 35 °C. También se registraron 34 °C en Colón, Copán y Yoro, mientras que Francisco Morazán registró 31 °C.
La región insular y el oriente no escaparon al calor. Atlántida y Ocotepeque marcaron 33 °C, mientras que, en Islas de la Bahía, El Paraíso, La Paz y Gracias a Dios el termómetro subió hasta los 32 °C.
Ante este panorama, las autoridades han reiterado el llamado a evitar la exposición directa al sol entre las 10:00 a. m. y las 2:00 p. m., horas en que el índice de radiación UV alcanza niveles peligrosos.
De modo que según los expertos, las altas temperaturas que se han registrado en los últimos días se mantendrán en el territorio nacional durante los próximos 15 días.
Este periodo de calor intenso persistirá hasta que comiencen a presentarse las primeras lluvias, proyectadas para iniciar al final de este lapso, lo que marcará un cambio en las condiciones climáticas y traerá alivio al ambiente seco y caluroso que afecta actualmente a gran parte del país.
Pavón explicó que la atmósfera en Centroamérica ha estado inusualmente seca en todos los niveles. “Utilizamos el término cortante vertical de los vientos, una característica muy marcada durante el fenómeno de El Niño. Estos vientos impiden la formación de nubes de desarrollo vertical, que son las que generan tormentas intensas”, detalló.
Sin embargo, señaló que los modelos climáticos ya muestran un cambio para mediados de junio. “Se espera que la cortante desaparezca y comiencen a desarrollarse nubes de tormenta”, dijo.
Este giro en las condiciones atmosféricas provocará el ingreso de lluvias sobre todo en el Litoral Atlántico, afectando principalmente a Cortés, Atlántida, Colón y Gracias a Dios.
"Las intensas lluvias provocan que suban los ríos, estos se desborden y haya inundación. A nosotros lo que más nos afecta no es el huracán en sí, ni los fuertes vientos, sino que las constantes lluvias porque hacen que suban de nivel los ríos como el Chamelecón, Aguán, Cangrejal, Perla etc.", explicó Pavón.
Medidas
Para Marvin Oseguera, experto en cambio climático del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), la neutralidad del pronóstico extendido representa una ventana de oportunidad que debe aprovecharse con planificación estratégica y prevención.
"La planificación agrícola debe enfocarse uno en ajustar los calendarios de la siembra, según el inicio real de la temporada lluviosa. Dos, en aplicar prácticas de agricultura climáticamente inteligente y tres en establecer mecanismos de almacenamiento de granos básicos para amortiguar posibles variaciones de producción por eventos climatológicos locales, que tienden a subir los precios de los mismos", explicó.
Aunque el escenario general es considerado favorable, Oseguera advierte que no debe interpretarse como ausencia de peligro. “Una temporada de huracanes bajo condiciones neutras puede ser igualmente activa”, dijo, recordando que Honduras sigue siendo vulnerable a ciclones tropicales, como se evidenció con la tormenta tropical Sara en noviembre del año pasado.
Oseguera subrayó que la adaptación sigue siendo el principal reto del país frente al cambio climático. “Aunque el pronóstico de 2025 es cambiante, no presenta amenazas climáticas mayores, por consiguiente, la preparación y adaptación son fundamentales para mitigar posibles riesgos”, afirmó.
El jueves, la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias (Copeco), informó sobre la formación de la tormenta tropical Alvin, el primer ciclón de la temporada, que se formó en el sur de las costas de Colima y Michoacán, México.
Hasta el miércoles, el ciclón presentó vientos máximos sostenidos de 55 kilómetros por hora (km/h), rachas de hasta 75 km/h y un desplazamiento hacia el noroeste a 15 km/h. Sin embargo, se espera no toque Centroamérica y que se degrade a Depresión Tropical al acercarse a la Península de Baja California este fin de semana.
Escenarios
De su lado, Ana Velásquez, bióloga, especialista ambiental de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) y cofundadora de la Coalición Ambiental de Honduras, destacó que las condiciones climáticas neutras no deben interpretarse como una señal de tranquilidad.
“Bajo condiciones neutras, los patrones de lluvia pueden ser erráticas y eso implica inundaciones urbanas, saturación de suelos en zonas montañosas, contaminación de fuentes hídricas, pérdida de cultivos por exceso de humedad y aumento de vectores de enfermedades", explicó.
La experta explicó que, aunque parezca contraintuitivo, las temporadas de huracanes bajo condiciones neutras pueden ser altamente activas. "Algunas variables que pueden aumentar los impactos son las temperaturas del mar Caribe más cálidas que intensifica los ciclones tropicales, la mala planificación urbana y ambiental también y la deforestación y degradación del suelo".
Asimismo, mencionó que los cambios en la trayectoria de huracanes, que impactan zonas no tradicionalmente afectadas -como la centro-sur- del país, es otra variable significativa.
Por lo tanto, Velásquez instó a las autoridades a fortalecer el monitoreo ambiental, con la parte meteorológica, alertas tempranas y participación ciudadana. "Un elemento muy importante que no se está haciendo es el monitoreo de la dinámica de las playas y la pérdida de playas, así como el inventario de los sitios afectados y las familias", agregó.
Mientras las lluvias amenazan con intensificarse y los eventos extremos se vuelven más frecuentes e impredecibles, miles de familias y comunidades de zonas riesgosas como la de los bordos en el valle de Sula esperan que las tormentas no ocasionen una crisis como la de la Tormenta Eta y Iota.