22/04/2024
08:05 PM

En el corredor seco le hacen frente a la falta de alimentos

  • 07 agosto 2022 /

El PMA invierte este año $33 millones en proyectos que benefician a 50 mil familias de forma directa. Su meta es hacerlas resilientes al cambio climático

Marcala, La Paz. Antes de varios proyectos comunales y de la llegada de Mi Viejo, un joven toro que ha venido a revolucionar la pequeña aldea de Cerro Verde en una de las cimas de las montañas de Marcala, la dieta y la visión del futuro de los lugareños eran precarias.

Solo han pasado cuatro meses desde que adquirieron el novillo, pero este joven e inquieto animal no solo es la sensación entre las vacas del pueblo y sus alrededores, sino que es la nueva fuente de ingresos de una comunidad modelo que se plantó seriamente ante los embates del cambio climático y a las consecuencias que acarrea: la falta de alimentos y agua.

Sépalo

De los 298 municipios que hay en el país, 70 son los más propensos a generar migración en mediana proporción. Algunos de ellos están en el corredor seco, que en época de verano ofrece escenarios casi desérticos debido a los embates del cambio climático.

Una persona que conoce muy bien al animal es Elsy Argueta, directiva de la caja rural. “Antes de tener a Mi Viejo nosotros teníamos que buscar las formas de cómo alimentar bien a nuestros hijos. Se nos hacía difícil tener que ir hasta el pueblo (Marcala a 33 km) a comprar leche o mantequilla.

Los niños necesitan eso para alimentarse. Como caja rural, y gracias al apoyo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), logramos tener el toro para cambiar la genética del ganado”, expuso.

El apareamiento del pequeño semental con las vacas del pueblo y la siembra de pasto han permitido que las reses estén más estimuladas, coman mejor y produzcan más leche. De obtener cinco litros diarios han pasado a conseguir 18 y la meta es llegar este año a 20.

“Aquí hace ocho años nuestra dieta se basaba solo en maíz y frijoles. Los niños estaban desnutridos y era notorio su bajo peso. Ahora en la escuela son más inteligentes, porque van bien alimentados de sus casas, entonces se nota que ahora ha cambiado la alimentación”, cuenta.

Dato

500 mil hondureños caerían en emergencia alimentaria; es decir, que solo comen una vez al día, por lo que podrían “entrar en hambruna”, de acuerdo a proyecciones de la CIF.

Mi Viejo es solo el último paso que Cerro Verde, un poblado de la etnia lenca donde habitan 27 familias, ha dado hacia su emancipación alimenticia.

Por cada monta o apareamiento con vacas de otras aldeas se cobran L3,000 que ingresan a la caja rural, otro proyecto exitoso en la vecindad, que a su vez alimenta el fondo para créditos rurales a los lugareños.

De momento Mi Viejo ha preñado a cuatro vacas, pero las crías que tenga serán más lecheras ya que el toro es de la raza Jersey, es decir, un ganado vacuno de origen británico productor de leche, famosa por su alto contenido graso y por la docilidad de sus vacas.

El pequeño toro llamado Mi Viejo ha cambiado poco a poco la dieta de las familias de la aldea Cerro Verde de Marcala, La Paz. Al montar las vacas de la localidad, mejorará la producción de leche. Fotos: Jessica Figueroa.

Dignos de imitar

La aldea Cerro Verde tiene clima fresco y cultivos diversificados, pero en verano era duramente afectada por la falta de lluvias.

Gracias a que son beneficiarios del programa de resiliencia y asistencia nutricional del PMA, de donde se desgranan todos sus proyectos, su estilo de vida ha cambiado, porque dejaron de depender exclusivamente de los cultivos de subsistencia y de la lluvia para sembrar.

Ahora todo florece. Por un lado hay maíz, en otro se ve el forraje para el ganado y también siembran papas. Más arriba, en el macrotúnel, cultivan hortalizas como chile, pepino, zanahoria, tomate, camote, limones, entre otros vegetales y los protegen de las plagas y la radiación en días cálidos.

También la comunidad tiene un enorme tanque de agua que les permite tener el vital líquido siempre, tanto en sus hogares, como en sus cosechas que ahora logran varias veces al año por sus sistemas de riego.

Gracias a todos esos proyectos no han vuelto a padecer de las intensas sequías que se producen en los primeros seis meses del año en el llamado corredor seco donde se asientan.

Los líderes también han sido formados para tener visión empresarial. Con el apoyo de la agencia de Naciones Unidas, se han tecnificado y ahora también tienen una molienda y procesan el pasto mediante la técnica de ensilado, que también venden a comunidades vecinas, además de un motocultor para arar y sembrar.

En la comunidad de El Pacayal, Chinacla, La Paz, la siembra de chiles dulces es impulsada por la FAO.

Inversiones sostenidas

Stephanie Hochstetter, directora país del PMA, señala que la agencia trata de ayudar primero a los más vulnerables, sin embargo, luego de la atención primaria, ejecutar proyectos de largo plazo y de inversiones sostenidas donde toda la comunidad se involucra son vitales para construir comunidades resilientes a la sequía, al cambio climático y al hambre.

“El éxito de estos proyectos es que la comunidad se queda, siente el arraigo a su país y quieren mejorar, no solo en el momentos, sino para el futuro de sus hijos”.

En la actualidad el PMA en conjunto con otras entidades de Naciones Unidas, como la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO -Food and Agriculture Organization), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) y Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), y socios locales como alcaldías, mancomunidades y la Secretaría de Agricultura, replican estos proyectos en el corredor seco, que comprende 132 municipios ubicados en 14 departamentos de las zonas sur, central y occidental del país y se llama así debido a las pocas precipitaciones de agua que se registran, principalmente en verano.

Este año, el PMA invierte en diversos proyectos la suma de 33 millones de dólares, con 50 mil familias como beneficiarios directos y 250 mil personas como beneficiarios indirectos.

En Yamaranguila se ha consolidado el cultivo de fresas, impulsada con financiamientos del Fida.

Pese a todos los esfuerzos que gestionan, Hochstetter señala que se necesita mayor inversión para que los proyectos como los de Cerro Verde se entronicen más en el corredor seco.

“El PMA va monitoreando a las poblaciones y lo que tratamos de hacer es ayudarlos de esta manera: se empieza con una inversión inicial , por ejemplo, la máquina de la siembra, la compra del toro, el tanque de agua. Junto a la capacitación técnica son cosas fundamentales para que la comunidad pueda tener el conocimiento de mantenerlos solitos, después de que la ayuda se les da. Es una inversión grande cuando pensamos en la población total. Honduras tiene 9 millones de habitantes y casi un tercio vive en pobreza y tiene problemas de seguridad alimentaria”.

Unos 2.6 millones de hondureños (28% de la población analizada) están en situación de inseguridad alimentaria y 500,000 podrían caer en “fase de emergencia” debido a las consecuencias económicas de la pandemia y la escalada del petróleo y los fertilizantes, agravada por la guerra en Ucrania, de acuerdo con datos de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria.