19/04/2024
12:12 PM

Comercio de Guanaja pide un rescate económico

Bodegas, pulperías, bares, restaurantes y otros negocios pequeños desaparecieron. Los dueños ahora viven de las donaciones que llegan a la isla.

Guanaja

La actividad comercial en Guanaja, 19 días después del incendio que borró más del 30% del cayo Bonacca, se encuentra golpeada por la escasez de dinero e intenta sobrevivir con los pocos negocios que se escaparon del fuego y con los comerciantes informales que se instalan desde temprano en la calle principal.

Pulperías, bodegas, bares, restaurantes y otros establecimientos pequeños, que por muchos años mantuvieron las puertas abiertas en Punta Caliente y mantenían activo el cayo, quedaron destruidos al ser consumidos por el incendio.

Según la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), alrededor del 21% de las estructuras dañadas estaban ocupadas por el comercio.

Las tres gasolineras del cayo que proveen combustible a las lanchas (entre ellas los taxis acuáticos) se salvaron y mantienen activo el transporte interno.

Hoy, los propietarios de todos esos negocios se encuentran a la deriva, sin productos, sin dinero, muchos con deudas, y tampoco con un lugar adonde vivir.

Entre los comerciantes afectados están los hermanos Roger Muñoz Bodden, Herbert Eiley Bodden y Henry Eiley Boddem, quienes después de tener una tienda en el centro de Bonacca, ahora reciben donaciones de raciones de alimentos que entregan organizaciones filantrópicas, Copeco y la Municipalidad.

“Teníamos un negocio de dos plantas. El negocio abajo y dos apartamentos arriba. Era una bodega, vendíamos comida, provisión. También mi casa de dos pisos, que estaba enfrente, quedó destruida. Hoy estoy viviendo en la casa de mi mamá, la cual no fue afectada por el incendio”, dijo Herbert al ser entrevistado por Diario LA PRENSA frente a las ruinas de su negocio.

Herbert perdió todo lo que había dentro del edificio, no tuvo tiempo para salvar los productos porque implicaba demasiado ajetreo en un momento de apremio: tenía que sacarlos de la bodega y llevarlos en carretas por las angostas calles hasta el muelle municipal y después embarcarlos en una lancha para transportarlos a la isla mayor.

Algunos comerciantes se han instalado en la calle principal del cayo.

El incendio también le convirtió en cenizas el dinero que había captado días previos al siniestro.

“La mayor parte de la actividad comercial estaba concentrada en el área incendiada. Nosotros estamos preocupados porque perdimos la casa y la fuente económica que teníamos. Son dos cosas que tenemos que recuperar y no lo veo muy fácil; pero vamos a luchar. Nosotros aquí nacimos, crecimos y aquí vamos a morir”, dijo.

Los comerciantes de Bonacca son del criterio que la reconstrucción no solo incluye levantar la infraestructura, como las casas y los sistemas de agua, alcantarillado y energía eléctrica, sino recuperar económicamente todos los negocios porque son fuentes de empleo que benefician a las familias del cayo y generan impuestos al Gobierno y a la Municipalidad para que puedan seguir invirtiendo en el desarrollo humano.

Los hermanos Bodden plantean que el Gobierno debe crear un plan de rescate económico una vez construidos los edificios para incentivar el consumo y reabrir los negocios que “son el sustento de las familias que han sido las dueñas desde hace muchos años”.

Un pequeño plan de rescate económico, naturalmente, dicen los comerciantes damnificados, beneficiaría hasta a los negocios que no resultaron afectados por el siniestro.

Herbert Eiley Bodden, al ser entrevistado por Diario LA PRENSA, manifestó que junto con la reconstrucción de viviendas, el Gobierno debe ejecutar un plan de reactivación económica.

Del incendio escaparon un banco, una cooperativa, una embotelladora de agua purificada, gasolineras, una distribuidora de productos, un supermercado y ferretería, además, las oficinas de las dos líneas aéreas que vuelan a la isla. También la sede de la Policía Nacional de Honduras.

Estos establecimientos se encuentran entre la calle principal y el muelle municipal, en el área que se salvó de las llamas gracias a que los helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) extinguieron las llamas antes de que arroparan las tres gasolineras y causaran una catástrofe mortal.

“Yo perdí mi negocio, y de eso comía con mi esposo. Lo triste es que nosotros como alquilábamos donde teníamos el negocio no nos quieren apoyar con las donaciones que están enviando de tierra firme. Yo les pido a las autoridades que no deben politizar las ayudas. Aquí todos necesitamos”, dijo Lena Moore.

Moore y su esposo se instalan todos los días en la orilla de la calle principal para vender refrescos y jugos que ofrecen en una hielera blanca a los habitantes y personas que visitan el cayo para ayudar en la reconstrucción.

“En este cayo no hay mucho que hacer y no podemos abrir un negocio porque perdimos lo poco que teníamos, y no tenemos dinero.Lo único que tenemos es una casita humilde. Tenemos que estar aquí vendiendo mientras la situación mejora, que quizá va a tardar años”, señaló.

Comercio de Guanaja pide un rescate económico

Mientras los comerciantes que perdieron los negocios gritan auxilio, los dueños de los que se salvaron aprovechan la coyuntura para aumentar las ventas, como Richard Hurlston, dueño de una tienda de ropa y lociones en Main Street.

“Gracias a Dios yo no perdí nada. El local no es mío, alquilo. Yo vendo ropa y lociones y no me he visto afectado. Quienes están afectados son los comerciantes de alimentos”, dijo Hurlston, quien también es capitán de barco.

Hurlston piensa que la reconstrucción demorará debido a que aún no hay acuerdos entre la Municipalidad y habitantes afectados sobre cómo serán las nuevas construcciones y dónde.

Esto, según él, afectará la reactivación económica y podría a corto plazo dañar la situación social del cayo.

“La gente ama este pedacito de tierra, aquí solo había dos cayitos, pero nuestros abuelos y bisabuelos rellenaron. Crearon todo esto con mucho sacrificio. La Municipalidad quiere trasladar a personas del cayo a la zona del aeropuerto. No creo que la gente acepte porque los separarían de lo que ha sido la vida de ellos. Todas estas cosas pueden causar atrasos y afectar más económicamente a todos los que hemos vivido aqui”, puntualizó.