Tanto el Tribunal de Elecciones como las autoridades del Partido Liberal convocaron ya, de manera formal, a los comicios internos en que los afiliados a esa organización escogerán a los candidatos a cargos de elección popular y a los titulares de la autoridad partidaria.
Los comicios tendrán lugar el próximo 16 de noviembre, y en la misma fecha elegirán a sus candidatos y líderes los demás partidos, incluyendo a Unificación Democrática (UD) que está tratando de adaptarse a los procedimientos democráticos, ante la evidencia de que el marxismo leninismo es ya una antigualla que a duras penas sobrevive en Cuba y Corea del Norte.
Dada la fuerza de la tradición hondureña y la evidencia de que los llamados nuevos partidos no alcanzan a despegar ni, mucho menos, se perfilan como verdaderas opciones de poder, es un hecho que, como ha sido habitual, ésta será una pugna que, en la etapa definitiva, contará con dos protagonistas: el Partido Liberal y el Partido Nacional.
Dado que esta primera consulta cívica servirá para definir los candidatos a la Presidencia de la República, el Congreso Nacional y las Alcaldías Municipales, la pregunta pertinente en esta fase es ¿quiénes serán los candidatos?
La siguiente ¿quién ganará la Presidencia, el Congreso, etc. corresponde más bien al próximo año, en el que han de celebrarse las elecciones generales.
Como nosotros lo vemos, en el PL la figura más sólida sigue siendo Roberto Micheletti, quien ha estado en el poder legislativo durante 27 años y cuatro meses. Tiene muchos seguidores, sobre todo en el norte, oriente y occidente de Honduras y cuenta con el respaldo de muchos líderes locales en otras zonas del territorio. Sus cuadros poseen una enorme experiencia, es conocido por su adhesión firme y sin ambages a los valores democráticos y su firme rechazo a las demagogias, tanto de izquierda como de derecha.
En esta época, en que algunos políticos han caído en una especie de histeria romántica con semidictadores como Hugo Chávez, de Venezuela, Micheletti ha sido sobrio, correcto y sin exteriorizar ninguna hostilidad hacia el Jefe de Estado de ese país.
En el Partido Nacional casi nadie discute que el candidato será Porfirio Lobo. La mayoría de los caciques del PN están con el veterano lobo, y si no pregúntenle a don Rodolfo Irías, el líder de Atlántida, qué motivos lo indujeron a abandonar el barco del industrial sampedrano y abordar el del líder oriundo de Colón (que no de Olancho, como algunos creen). La respuesta es simple: nadie quiere jugar a una opción perdedora, mucho menos en política.
La oposición a Micheletti parece ahora encarnarse en la última esperanza oficial, el actual vicepresidente Elvin Santos. Hombre calificado en varios campos y con un discurso grato y persuasivo, este ingeniero civil está en la etapa que, en el mundo de la gerencia, se conoce como “los juniors”. Ni su edad, ni su experiencia, ni siquiera su exposición al público son las correctas para ganar la candidatura dentro de cinco meses.
No nos sorprendería que, en el juego de la negociación perpetua que la política conlleva, el vicepresidente termine en una lista de diputados o sea escogido para un cargo importante en el próximo gobierno, si el PL gana, lo cual está por verse, dado el desempeño sui generis de la actual administración.
Si todo continúa como va, Micheletti y Lobo ganarán las internas. Entre tanto, el actual Presidente verá su poder real disminuido a niveles precarios, para decirlo en lenguaje moderado, y el Poder Ciudadano, con su fanfarria y su grandilocuencia, pasará a ser un brumoso recuerdo del pasado