El Doctorado Honoris Causa es la máxima distinción que otorga nuestra universidad a personas que han prestado relevantes servicios a la nación o a la humanidad.
Nuestra Madre Nutricia ha sido muy prudente en este punto y es correcto, porque distribuir distinciones honoríficas a manos llenas puede ser peligroso; los dictadores Rafael Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza lucieron en su pecho lleno de malignidad el más alto galardón de la patria, la Orden de Morazán.
Con motivo del 160 aniversario de su fundación y el 50 de la autonomía, la Universidad acordó otorgar el Doctorado Honoris Causa a cuatro hondureños: Leticia de Oyuela, Ramón Custodio, Jorge Bueso Arias y Óscar Acosta, ¡bien hecho!, todos, además de honorables, son elementos que gozan del aprecio general.
Leticia de Oyuela y Óscar Acosta son intelectuales, Ramón Custodio es defensor de los derechos humanos, Jorge Bueso Arias es banquero, pero el común denominador de ellos es que son talentosos, aman entrañablemente a Honduras, son solidarios en el dolor o la angustia y su vida ha sido testimonio de corrección ciudadana.
Esta premiación se produce en un momento en que pareciera que los valores están al revés y cuando los referentes de comportamiento de nuestra juventud son el enriquecimiento ilícito, el fraude, el consumismo irresponsable, la doble moral y la ostentación, mismos que a veces, ¡oh infortunio!, son justificados y elevados a la calidad de virtud por las mismas instituciones humanitarias, educativas o religiosas encargadas de promover los valores del bien, la frugalidad, la modestia.
El trabajo que no se mide en un estado financiero o en el logro de una posición de gobierno, aquel esfuerzo sin pirotecnia ni bocinas que exalta lo bello o que alienta la justicia, generalmente es ignorado y sólo las almas nobles lo aprecian y lo ubican en lugares prominentes como expresión de la grandeza del ser humano.
Pero entre la maraña de sucesos lamentables se van perfilando notas positivas; el reconocimiento a lo que es bueno, aquí en Honduras y en el mundo, aparece como heraldo que anuncia un cambio en el trastornado sistema de premios y castigos.
En los recientes días el ex-vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, recibió el Premio Nobel de la Paz, por su lucha contra el calentamiento global; el Dalái Lama, símbolo de la tolerancia, recibió la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos; Doris Lessing, novelista británica, pionera del movimiento femenino, recibió el Premio Nóbel de Literatura.
Felicitaciones Lety de Oyuela, doctor Custodio, poeta Acosta, licenciado Bueso Arias.