De nuevo un nubarrón amenaza al Instituto Hondureño de Seguridad Social, aunque en esta ocasión su origen es el externo, no desajuste o saqueo interno, como ha ocurrido en la historia del organismo financiado, casi al completo, por afiliados y sector privado. Aquello de la deuda histórica es tinta en el papel, ya es historia, pues ni en los mejores tiempos de las arcas públicas, si es que los hubo, cumplieron con la obligación, pero eso sí, el organismo atendió el clientelismo político del gobierno de turno durante décadas.
Y como las cosas de palacio van despacio, en el IHSS es que no van porque su multiplural junta directiva está en veremos, pues ninguna de las partes ha asumido su responsabilidad para ayer, al contrario, no se ven, no se oyen y mejor boca cerrada. La dirección interina no puede alcanzar la magnitud del problema, pues su función es limitada algo así como sostener el paraguas, pero la fuerte corriente de la lluvia ya causa perjuicio y malestar en los derechohabientes y beneficiarios.
Y no es quejarse por vicio o para aprovechar la coyuntura con el nuevo gobierno, sino ante la realidad de la carencia de medicamentos, algunos para enfermedades graves, o antígenos y material de bioseguridad. Los procesos de mayor responsabilidad se hallan estancados, denuncia el sindicato, por lo que “la atención de los afiliados es la que está en juego”. Y son estos afiliados quienes financian la institución, como quien dice sus dueños que se refleja en la cuota mensual, infaltable, no así en el servicio o los beneficios que la ley otorga.
¿Dónde está la tranca? La junta interventora que asumió la dirección tras el saqueo para sanear la institución concluyó su labor hace aproximadamente un mes y desde entonces en interinato se maneja el Seguro. No es que sea mucho tiempo, pero como quedaron paralizadas las decisiones administrativas viene lo que viene, porque no aparece voluntad para el nombramiento de la junta directiva, el director y el subdirector.
No hay que exagerar en la respuesta, pero no hay movimiento. “El único acercamiento que hubo fue una reunión que tuvo el Cohep con la ministra de Trabajo. Se manifestó que esta semana que pasó se iba a decidir sobre la gobernanza del IHSS, pero no hubo sesión”. Eso ha sido todo, no hay que darle más vueltas, las vueltas las tendrán que dar los afiliados, aquellos que mensualmente honran la cuota no solo para la carga salarial de empleados de la institución, sino para medicamentos, hospitalización, incapacidades y jubilación que no es poco.
“Obras son amores y no buenas razones”, reza el clásico refrán. Y por ese motivo, y porque para demostrarle amor a Honduras no basta con hacer declaraciones encendidas, y mucho menos propósitos huecos, hay que poner manos a la obra y poner los medios para que miles de hondureñitos y hondureñitas puedan volver a clases presenciales y retomen el único camino que asegura su movimiento social ascendente, su salida de la pobreza: la educación.
Las autoridades educativas han manifestado su intención de realizar una inversión millonaria en la recuperación de cientos de edificios escolares a lo largo y ancho de todo el país, y, particularmente, en las zonas del valle de Sula que resultaron afectadas por las tormentas tropicales que azotaron la zona a finales de 2020. Hay, todavía, ahí, escuelas con lodo en sus aulas, con los sistemas de agua y drenaje obstruidos y con el mobiliario y el material didáctico destruido. Ya hay organismos multilaterales de crédito que han ofrecido fondos para financiar el proceso de reconstrucción de los edificios escolares y para la adquisición del equipo básico para el retorno a clases presenciales. Sin embargo, la necesidad es tal que, difícilmente, con ese dinero se van a satisfacer todas necesidades y a suplir todas las carencias. Por eso Diario LA PRENSA ha decidido impulsar el proyecto “Volvamos a clase”, por medio del cual se busca dotar de pupitres, pizarras y papelería a algunos centros educativos de la zona. La convocatoria de LA PRENSA ya ha recibido el respaldo de otras entidades que se integrarán a esta acción solidaria tan importante y necesaria.
No está de más señalar que el retorno a clases de los niños y jóvenes que frecuentan los centros educativos de propiedad gubernamental es urgente. En el subsector educativo privado ya hay muchas escuelas y colegios que han retomado la actividad presencial desde hace varios meses. La continuación de la suspensión de actividades presenciales en las escuelas y colegios públicos no hacen más que ampliar la ya significativa brecha entre un subsector y otro. Mientras unos niños y jóvenes han podido retornar a las aulas y recuperar la normal rutina de trabajo, otros, los que están en desventaja, se mantienen a la expectativa y no logran avanzar normalmente en sus estudios.
La insistencia en el tema tiene carácter de urgencia: volver a clase es una necesidad impostergable. Por eso deben aunarse todos los esfuerzos posibles para limpiar y poner a funcionar de nuevo las escuelas. Es un deber patriótico, y así lo hemos entendido desde este diario.