Quien comparte y reparte se queda con la mayor o mejor parte, es el dicho popular para identificar plenamente el hábito de quienes tienen el poder y del cual usan y abusan en su propio beneficio o en el de sus allegados. A ello podemos y debemos señalar que lo legal no siempre es justo y mucho menos cuando son los mismos o parecidos los que hacen las partes y entre las cuales se incluyen las suyas.
El informe sobre las decisiones y actuaciones del Consejo de la Judicatura y Carrera Judicial es el caso más reciente conocido sobre lo expresado en el párrafo anterior que quizás no traspasen la línea roja hacia la corrupción, pero sí un abuso escandaloso en medio de tantas miserias y necesidades, la atribución de viáticos a los miembros del Consejo, tres de los cuales superan el millón de lempiras recibidos y dos no llegan a esa cantidad, pero no es tan lejana.
Si por lo menos en el Consejo de la Judicatura y en todas las Secretarías de Estado o instituciones públicas hubiese rendimiento de cuentas o, lo que casi es lo mismo, transparencia en el uso de los recursos públicos, mediante la documentación necesaria para justificar gastos que posteriormente fuesen auditados interna y externamente, conoceríamos si el uso de esos recursos de todos los hondureños sirve para mejorar el servicio a la sociedad para vacacionar o para engrosar directamente la riqueza personal o familiar. Más de un millón en viáticos es mucho dinero en un país como el nuestro, en el que en los hospitales se escucha de “eso no hay”; en las escuelas hay que aportar “voluntariamente” para la vigilancia y limpieza; y resulta irónico que la DEI, en cumplimiento de las ordenanzas, busque hasta los centavos para tratar de cumplir las exigencias de un presupuesto en el que los viáticos son escandalosos y sin más límites que la disponibilidad en el presupuesto. No se nombran jueces, tan necesarios, y hay recursos disponibles.
El informe de la Mesa Técnica Verificadora presenta otro dato relevante que no por ser endémico en la administración pública debe relegarse u olvidarse: 35 personas, familiares de consejeros o directores, ingresaron a la planilla, lo cual muestra que el discurso bonito y barato es para afuera, los lazos sanguíneos, la parentela, la amistad o los compromisos partidista son excepción a las proclamas éticas o de buenas intenciones.
Para terminar nos ceñiremos al sabio dicho popular, “de lo que no cuesta se hace fiesta”, y, desgraciadamente, falta que aparezca quien ponga fin al festejo, saque a los fiesteros, apague la luz y cierre la puerta, porque, de lo contrario, llegarán más de los mismos y, quizás, se cuelen muchos fiesteros anteriores.