Hacemos referencia a ello porque ante la endémica crisis de los últimos tres años no falta quien sugiere fortalecer la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel) mediante el presupuesto nacional con asignación suficiente para el rescate de empresa, lo cual proporciona dos rutas nada favorables a los hondureños cuyos impuestos son el fuerte de las cuentas del Estado.
¿Habría garantías de detener las pérdidas y rescatar la institución en un mercado en permanente adaptación a los avances tecnológicos? ¿Una carga más al déficit fiscal de la mano de la Enee? Porque es fácil manejar cifras y porcentajes, pero a la hora de hora, de dónde.
Para quienes conocieron los años florecientes del monopolio, la desgracia de hoy hay que situarla en el contexto de saqueo de Hondutel a lo largo de los años durante los cuales la bonanza en las finanzas de telecomunicaciones se recibían para tapar los agujeros de las cuentas públicas.
A ello hay que sumar la firma y el cumplimiento de los convenios colectivos en tiempos “gloriosos” que cegaron la visión de los ejecutivos entregados a los intereses de los partidos.
Cuando la tecnología llamó a la puerta, la telegrafía y el teléfono fijo eran canales de comunicación en ciudades y áreas rurales.
Todavía recordamos a telegrafistas y a quienes a caballo o a pie llevaban el mensaje desde el telégrafo a quien iba dirigido.Estos son recuerdos, pero la mirada está puesta en el futuro inmediato, pues dejar pasar más días es agravar la situación reflejada en los 26 meses continuos de pérdidas por un total de 264 millones de lempiras.
La pérdida de mercado, el cumplimiento de los derechos labores, los pagos de impuestos y, lo más reciente, el aumento de salario desde julio, retroactivo a enero presentan panorama desolador.
¿Al rescate? La identificación e incorporación de un socio estratégico se presenta como lo más viable, pues la capacidad de endeudamiento está agotada, no hay flujo financiero para hacer frente a obligaciones y las utilidades son pírricas.
En el papel está plasmado lo del socio, pero ¿quién querrá sin la participación mayoritaria que proporciona más de la mitad aunque solo sea uno? Las respuestas, no son enigmas, sí encrucijadas, que el Gobierno habrá de enfrentar con visión porque en las telecomunicaciones el que no corre, vuelo, y el que no hace ni una cosa ni otra queda aplastado en tierra.