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Ratificación

  • 01 julio 2018 /

    Los que están a favor hallan el “grupo anti”, y estos últimos encuentran a los primeros, de manera que en el campo político y en la convivencia ciudadana la pluralidad, en todos los ámbitos, es evidencia de salud cívica, pues como dice la sabiduría popular: si todos pensamos lo mismo o si todos somos iguales, ¡qué aburrido sería el mundo! Claro que las desigualdades exigen tolerancia, que no es rendición, sino reconocimiento de derechos fundamentales y aceptación de deberes con espacios comunes en los que se conjuguen los intereses colectivos.

    Señalamos lo anterior, como disertación en el aula, para referirnos a la escogencia del fiscal general tras una sesión nocturna en la que los parlamentarios no lograron alcanzar la meta exigida con los votos necesarios y llevar adelante la propuesta necesaria. No pudo ser pese a los cabildeos, al final y cuando se contaron los votos se pudo apreciar un sí, pero no.

    `De ahí que hubo de continuar la jornada legislativa al día siguiente, en la que algunos se abstuvieron de participar, otros expresaron su negativa y quienes, con los votos necesarios, sacaron adelante la propuesta.

    Entre los obstáculos surgidos desde el primer momento, como ocurre en decisiones que se quiera o no tienen su cauce en el organismo político, los señalamientos e identificación de los colores partidistas marcan la línea de votación, que se va desvaneciendo en la medida en que hay acercamiento, diálogo y acuerdo. La muletilla de partidos tradicionales está presente, aunque los nuevos adolecen, no por historia, sino por sus dirigentes de similares defectos,y si se duda que hablen los hechos.

    Pese a que en un principio se arguyó que el titular del Ministerio Público no había sido parte del proceso, la ley contempla la reelección sin aludir para nada a las pruebas, lo que fue objeto de debate tanto en la Cámara como en el ámbito de profesionales de las ciencias jurídicas, particularmente los constitucionalistas, al dotar al fiscal de un poder constitucional en la línea de los tres poderes tradicionales.

    La ratificación del fiscal general Óscar Fernando Chinchilla es el reconocimiento a su eficaz y oportuna labor, en la que sobresalen la desarticulación de bandas criminales y los frontales ataques contra la corrupción, tan certeros y evidentes que han provocado reacciones de aquellos que han sido acusados o señalados, pero también de quienes temen la acción de los operadores de la justicia a la vuelta de la esquina. Los tres últimos casos de este año son carta de presentación que no agradan a algunos, pero sí a la mayoría de los hondureños, con la soga al cuello por la corrupción y la violencia.