06/12/2025
01:23 PM

Pérdida

    No nos referimos a las pérdidas económicas causadas por fenómenos naturales que profesionales de la economía y las finanzas con rapidez se atreven a cuantificar, aunque agregan a sus cálculos la coletilla de “al menos”. Aquí señalamos un gran fracaso con alto costo humano y que organismos internacionales han llegado a identificar la enorme brecha virtual cuyo resultado más nefasto y significativo es el fiasco de toda una generación de jóvenes.

    Si este es el señalamiento en sociedades con alto índice educativo no hace falta tener mucha imaginación para saber lo que ocurre en nuestro sistema educativo ya de por sí en circunstancias habituales sumamente débil e incapaz de incorporar plenamente a niños y jóvenes en los centros educativos. Con anterioridad a la suspensión de la labor presencial el desafío se presentaba en la deserción, pues la inserción era muy positiva.

    La labor educativa virtual abrió una enorme brecha cuya puntilla fue clavada por fenómenos naturales y la pandemia a las escasas semanas de comenzado el año escolar. La enseñanza a distancia aún para aquellos jóvenes con disponibilidad de recursos digitales generó enormes vacíos, mucho más en escuelas del sector rural donde no llegaba la señal o en zonas urbanas donde los padres de familia carecían de recursos para contratar internet.

    Pasaron dos años y desde arriba se dictó la orden de iniciar el trabajo presencial, pero si la labor virtual tuvo enormes y no superados desafíos, la presencia de los niños en las aulas enfrentó un enorme obstáculo, aún descomunal en numerosos centros educativos. Las tormentas Eta y Iota destruyeron escuelas, arrasaron con mobiliario y servicios básicos. Ejemplar la labor de maestros que se dedicaron a la limpieza y restauración de mobiliario, pero no hubo respuesta eficiente desde el gobierno.

    El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que la población estudiantil entre 5 y 17 años supera los dos millones mientras que la matrícula es de 1.5 millones, lo cual da como resultado casi el medio millón de niños que quedaron excluidos del año escolar a punto de concluir como hace dos años con labores suspendidas en numerosos lugares por las lluvias.

    No es necesario gastar mucha masa gris para conocer la gravedad de la situación en el sistema educativo y la necesidad, con prioridad absoluta, de recuperar los espacios y las edificaciones, el programa enseñanza aprendizaje con adaptación firme a la tecnología, la capacitación de los profesionales de la educación y el acercamiento a las familias. Es necesario hacer realidad del gasto o, mejor, la inversión social sobre la que debe recaer mil ojos para que en verdad haya transparencia en su camino y su destino.