24/04/2024
10:13 AM

Más peces gordos

    La captura de más peces gordos de las redes del narcotráfico en el país genera en el ambiente muchas preguntas que no dejan de inquietar a la ciudadanía, que observa cómo el triste fenómeno del trasiego, y ahora producción, de estupefacientes en el país está mucho más extendido de lo que jamás se había pensado, y que son cientos de hondureños los que han sucumbido a la tentación del dinero fácil, de una vida de lujos y derroche como nunca habrían imaginado.

    Hay en el fondo una serie de elementos de la realidad nacional que han contribuido a que los negocios ilícitos, como el ya mencionado o la extorsión, sean vistos como una fuente ordinaria de ingresos, no solo para individuos, sino para familias enteras, o grupos de personas, que forman verdaderos clanes, auténticas mafias. Uno de ellos es, indiscutiblemente, la pobreza. Un hombre o una mujer que trabajan desde que sale el sol hasta que se pone, y cuyos ingresos apenas alcanzan para satisfacer las necesidades más básicas, son susceptibles a escoger un camino menos espinoso, aunque les llegue a acarrear la muerte. De hecho, no ha faltado gente joven involucrada en negocios turbios que ha declarado que prefiere vivir unos cuantos años rodeado de lujos que toda una vida de marginación y miseria.

    Otro elemento es, sin duda, la falta de aplicación de la justicia. Si contáramos con una diligente persecución del delito y una pronta aplicación de justicia, no haría falta que un gobierno extranjero se encargara de castigar a ciudadanos hondureños en cortes que no son las nuestras. La impunidad, la incapacidad de mostrar a la ciudadanía cómo se castiga al que violenta la ley, promueve la comisión de actos que deberían ser penados. No hay que olvidar que una de las finalidades de la aplicación de la justicia es la ejemplaridad. Cuando los ciudadanos ven cómo el peso de la ley cae sobre el que delinque, evitan cometer fechorías para no resultar también castigados.

    Y, definitivamente, otra clara causa de que haya individuos, familias y grupos que decidan hacer daño a la comunidad por medio de la realización de negocios oscuros o turbios es la ausencia de valores, de unos principios que sirvan de muro de contención a la ambición desmedida de bienes materiales y que guíen a esas personas por otros derroteros, que no llevan sino a la desgracia, a la cárcel y a la muerte.

    Si estos elementos continúan presentes en nuestra sociedad, el desfile será interminable; otras personas sucederán a las detenidas en el ejercicio de la maldad. Y continuarán cayendo nuevos peces gordos.