Diversos retos enfrentan aquellos compatriotas que deciden laborar por cuenta propia, organizando pequeñas y medianas empresas y que frenan su crecimiento y expansión, sea que se instalen en el medio rural o en áreas urbanas.
El acceso al crédito, ya que usualmente carecen de activos que puedan ser utilizados como garantías, les impide contar con capital de trabajo para la adquisición de insumos, menos aún capital de largo plazo para la inversión, limitando grandemente su acceso a las instituciones financieras, particularmente las ubicadas en el sector agrícola, dependiendo del otorgamiento de microcréditos por parte de Banadesa.
La baja productividad, los métodos obsoletos de producción, los bajos niveles educativos, la falta de capacidades tecnológicas y de gestión constituyen serios obstáculos desde sus primeros pasos.
El cómo elevar sus niveles tecnológicos y organizativos son algunos de los desafíos que deben ser superados.
Adicionalmente, los engorrosos trámites burocráticos para la obtención de permisos y licencias para poder operar, la falta de un marco legal para transacciones comerciales y resolución de disputas, la ausencia de incentivos gubernamentales, la rigidez del mercado laboral, que hace el contratar y despedir empleados algo difícil y oneroso.
Pese a esta gama de obstáculos, su contribución en la generación de empleos, particularmente para la mano de obra no especializada, sus aportes al producto interno bruto, sirven de aliciente para el desarrollo de emprendedores, especialmente jóvenes, que pudieran estar optando por abandonar Honduras en búsqueda de oportunidades en el exterior. Así, son ejemplo de reducción de la aguda desigualdad económica y social que experimentamos, con la consiguiente conflictividad.
Los Gobiernos deben desempeñar un rol de apoyo y respaldo, ayudándoles a superar las barreras que enfrentan vía capacitaciones, créditos a tasas y condiciones preferenciales, asesorías en el mejoramiento y transferencia de tecnologías e innovaciones. También la gran empresa privada debe alentarlas, vía ferias, tal como semanalmente se realizan en San Pedro Sula y Tegucigalpa, y las organizaciones no gubernamentales y organizaciones privadas de desarrollo igualmente tienen un activo papel solidario que desempeñar, ofreciendo asesorías especializadas, técnicas y contables. Sin duda que el desarrollo de este importante sector de la economía está en manos de todos.