Pérdidas, contratos, demanda en acelerado aumento, deterioro en equipo e instalaciones y horizonte cerrado en el que se ve claro hacia dónde va el camino; aunque los expertos señalan distintas rutas y desde la empresa eléctrica no saben o no quieren dar un primer y nuevo paso, porque eso de la intervención y búsqueda de saqueadores para reducir las pérdidas no técnicas es recoger centavos que no llegan ni a décimas para pagar los onerosos contratos.
En las últimas semanas hemos escuchado voces, pero que llegan en el momento menos oportuno porque la imaginación, intención y las acciones directas están de cara al último domingo de noviembre. No hay que darle vuelta. La esperanza -aún debe haber espacio para ella- apunta a finales del próximo enero. Mientras tanto, a seguir escuchando más de lo mismo porque asuntos graves como las invasiones en el Aguán, Hondutel, Correos y la letanía están condicionados a la temporada electoral.
“A estas alturas es intolerable que en el noroeste de San Pedro Sula y, en general, en toda la ciudad, se produzcan frecuentes cortes de energía eléctrica por períodos tan largos”, denunciaba el presidente del patronato de colonias afectadas. La zona de gran expansión y de enorme salto en plusvalía sigue con el circuito desde hace quince o veinte años.
Sobre los contratos se mantiene baja la marea, aunque todos los Gobiernos han levantado y ondeado con fuerza las banderas de renegociaciones, pero nada o casi nada de nada. Eso sí, cuando ha habido pronunciada rebaja en el precio del combustible no se traslada al consumidor final, sino que se mantiene no solo en el cobro de la generación, sino en el costo fijo.
En palabras de la responsable del Servicio de Administración de Rentas, “el alto costo de los 98 generadores que se tienen abona bastante a la situación caótica de la empresa y la están ahogando”. Muchas de esas empresas “recuperaron la inversión al quinto año de tener un contrato con el Estado”. Después ganancia sobre ganancia asegurada. Vuelta al anuncio de “renegociación”. Lo de las pérdidas las técnicas, pero sobre todo las no técnicas, es decir, el hurto descarado de energía es también un “gran problema”, califica un exgerente de la estatal, el cual contribuye a un déficit insoportable, camino hacia otros tiempos de oscuridad. “Honduras es el país con las pérdidas técnicas y no técnicas más altas de Latinoamérica”, agrega el ejecutivo.
Empleo, desarrollo, prosperidad sin energía, apagón seguro.