La decisión oficial de incluir, con carácter de obligatoriedad, la lectura del libro El Golpe 28J, en el programa de la Cátedra Morazánica, constituye un intento unilateral por difundir una visión desnaturalizada, sin contexto, de la gesta impulsada por el prócer Francisco Morazán Quesada por defender la unidad de la República Federal de Centro América e impulsar un proyecto de reformas de avanzada, que lograran remontar el pasado colonial para ingresar en la modernidad.
Ningún hecho social posee una exclusiva interpretación, ya que, por ser un acto en que intervienen humanos, no puede ser reducido a una línea de pensamiento particular, que conforme con determinados intereses, sean estos políticos, económicos, culturales.
Consecuentemente, el análisis del golpe de Estado de 2009 no puede ser estudiado desde puntos de vista subjetivos, sin incluir las múltiples causales que condujeron a la ruptura del orden constitucional, a fin de ofrecer una visión objetiva de lo acaecido, antes, durante y después de tal acontecimiento que polarizó a la nación, hasta el presente, en bandos antagónicos, que han debilitado la requerida unidad de nuestro pueblo en el intento por alcanzar niveles de desarrollo humano y crecimiento económico dignos y sostenibles en el tiempo.
Cuando fungió como Rector de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, el sociólogo Ramón Ulises Salgado, se editó una antología de lecturas escrita por intelectuales nacionales y extranjeros con dos puntos de vista, el sostenido por quienes justificaron la caída del gobierno de Manuel Zelaya Rosales y aquellos que la condenaron. Con tal aporte, los lectores (as) obtuvieron una visión equilibrada, imparcial, para proceder a deducir sus propias conclusiones, sin intento alguno de imponer una verdad única y definitiva.
“Para que los hechos no se repitan”, tal la justificación oficial para la reimpresión de esta obra, es requisito esencial el deponer cualesquier intento de controlar la maquinaria estatal mediante la imposición, el acoso, la manipulación electoral, a efecto que sea la ciudadanía la que mediante el derecho al sufragio, libre, directo, secreto, decida si el partido hoy en el poder continuará o no en la conducción del Estado, o bien opta por un relevo de mando.
Esa es la única y legitima opción de cara a noviembre, cuando seremos convocadas (os) a elecciones generales.