19/01/2025
09:03 PM

Ha fallecido
un patriota

    Honduras recién ha perdido a un compatriota ejemplar, sobresaliente por su excelencia profesional y sus aportes al avance de su especialidad, la otorrinolaringología, los avances implementados durante su gestión como ministro de Salud Pública diseñando un modelo de atención descentralizado que sirvió como paradigma para su puesta en práctica en otros países, sus aportes en la construcción de la democracia de nuestra nación, sus contribuciones como pulcro escritor, su caballerosidad y don de gente.

    El partido político del cual fue miembro destacado, el Innovación y Unidad Socialdemócrata (Pinu-SD), lo postuló como su candidato presidencial para el periodo 1990-1994, diseñando un plan de gobierno integral, intitulado “Opciones estratégicas para el desarrollo nacional”.

    Si el electorado lo hubiera electo, la patria hubiera salido beneficiada al tener al frente del gobierno a un compatriota absolutamente honesto, capaz de rodearse con equipos de trabajo multipartidarios, poseedores de igual patriotismo que él.

    Nacido en Pespire en 1931, hijo del farmacéutico y cartógrafo don Jesús Aguilar Paz, autor del Mapa General de Honduras, para lo cual recorrió durante años la totalidad de su territorio, formó una honorable familia de la cual don Enrique honró la memoria de su progenitor escribiendo su biografía intitulada “El alquimista de Gualala”. Además, fue un devoto morazanista, aportando a su estudio el ensayo “El otro Morazán: el desconocido”.

    Tras graduarse como médico en nuestra alma mater, realizó estudios de su especialidad en la república de Argentina, en donde destacó por su brillantez.

    Tras retornar a Honduras, instaló su consultorio en el que prestó sus servicios profesionales durante décadas. Al jubilarse, su hijo Jesús continúa la labor humanitaria de su padre, con similar dedicación y vocación de servicio.

    Enrique Aguilar Paz Cerrato perteneció a una generación de hondureños que actuaron en función de patria, brindándole lo mejor de su talento para ennoblecerla, dignificarla, honrarla y prestigiarla.

    Su vida y su legado deberán ser motivos de estudio e inspiración para las nuevas generaciones de hondureños, quienes en medio de la conflictividad social y política que les toca desarrollarse, sueñan, por igual, con la construcción de una patria más democrática, solidaria e inclusiva.

    A su honorable familia le hacemos llegar las más sentidas condolencias.

    Hoy, Honduras pesa menos.