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En cabeza ajena

  • 20 septiembre 2019 /

    Está mejor aprender en cabeza ajena y lecciones sobran en muchos lugares de la geografía mundial. Cercana está aún la incapacidad de los políticos españoles de formar Gobierno tras las elecciones en abril, en las que los socialistas ganaron, pero no con suficiente margen para tener mayoría en el Congreso y, por supuesto, tampoco mostraron poder de convencimiento o confianza para recibir el apoyo ni siquiera de la denominada izquierda.

    Es la cuarta vez, en cuatro años, en que el electorado es llamado a las urnas como evidencia de la incapacidad de hacer prevalecer tanto el sentido común como el sentido de lo común, que debe ser, al fin y al cabo, el objetivo y meta de todas las instituciones del Estado, a las que se deben quienes las integran, más aún quienes recibieron el mandato de los ciudadanos mediante el voto.

    El bipartidismo, Partido Popular (PP) y Partido Socialista Español (PSOE), fueron la base de la estabilidad política tras el restablecimiento de la democracia. Se fueron turnando en el poder en un ambiente de cercanía práctica, no ideológica, de manera que el nuevo proceso institucional se fue fortaleciendo, proporcionando un clima de entendimiento de dejar gobernar y gobernar.

    La fragmentación política de los últimos años, así como los estiras en algunas de las regiones, autonomías, han complicado el panorama político, en el que extremos de un lado y otro han ido ubicándose con fuerza, aunque esta se halla ahora en cuestionamiento, pues los culpables de la situación, en expresión clásica, son “todos a una”, lo que se reflejará en el aumento de la previsible abstención el próximo 10 de noviembre. Pese a reprobación masiva de unas negociaciones en las que “este macho es mi mula”, volver a unas urnas es calificado como mal menor, pues integrar un Gobierno débil sería abrir el camino de tumbo en tumbo para terminar en un “váyase” sin agradecimiento.

    Los españoles no se merecen otras elecciones como consecuencia del fracaso del mercadeo de puestos en el poder, que ha prevalecido sobre el interés general con estrategias hasta última hora de un milagro a través de un aliado, que, a la hora de la hora, careció de sentido común compartir el esfuerzo por la estabilidad y las reformas que necesita España y exigen los españoles.

    Sabio el dicho, aprender en cabeza ajena, pero entre nosotros algunos son tan duros que no les entran las lecciones de la historia, por eso confunden la palabra “polis” con poder, sin considerar el precio que siguen pagando los ciudadanos en nombre de la justicia, libertad y convivencia.