24/11/2025
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El TPS

  • 20 mayo 2016 /

El TPS ha vuelto a proporcionar tranquilidad a un gran número de familias.

    San Pedro Sula, Honduras

    La ampliación, por décimotercera vez, del Estatus de Protección Temporal (TPS) en vigencia desde el 1 de enero de 1999, tras el paso del huracán Mitch, ha vuelto a proporcionar tranquilidad a un gran número de familias que ingresaron a la Unión Americana antes de la fecha en que se emitió el decreto, cuyo período se ha ido renovando desde entonces.

    Es un paliativo ante el grave problema migratorio, pero representa para miles de hogares hondureños asentados en el norte una solución legal para poder trabajar, circular libremente y, sobre todo, no ser sorprendidos con la deportación tras la captura en una redada.

    El número de inscritos tras estos casi veinte años ha ido descendiendo, pero se estima que unos 60 mil compatriotas se hallan protegidos con el TPS, quienes deberán realizar el trámite administrativo en el período que concluye el 15 de julio. No hay sorpresas ni novedades, pues quienes aplican en este programa ya lo han hecho en reiteradas oportunidades, en esta, quizás, con mayor confianza y expectativa, puesto que la administración Obama anunció detenciones y deportaciones masivas de individuos y familias, cuya situación en el país no esté regularizada.

    Abordar el tema de la emigración en círculos oficiales se ha restringido tradicionalmente a las cantidades de dinero que envían los hondureños desde el exterior a sus familiares. Estos recursos, calculados para este año en unos 3,800 millones de dólares, empujan a la economía del país que se contraería aún más sin las remesas.

    La otra cara presenta los problemas familiares, por el desplazamiento de miles de hondureños, muchos de ellos padres de familia que se aventuran con la esperanza de poder reclamar a esposa e hijo o por, lo menos, abrir el camino para encontrarse en el país del norte. En un ámbito mayor, las penurias y sufrimientos en la adaptación a la nueva sociedad que se suman al drama, en mayor o menor grado, experimentado en el recorrido, para muchos repetido, pues la respuesta a cada deportación es “agarrar camino”.

    Mucho le debemos a esos compatriotas, pues al respaldo de lo que llega sobreviven los pequeños negocios, de manera que como efecto multiplicador son muchas las familias que indirectamente sobreviven con los recursos enviados, sin embargo, esto es lo negativo, genera dependencia que elimina la capacidad de desarrollar iniciativas de sobrevivencia individual, familiar y nacional.