“No afectará la capacidad operativa”, expresión pontifical de la misma fuente oficial que cambió el significado de bono por tamaleada. En este caso se refiere a la ignominia del Congreso por la “macheteada” al presupuesto del Instituto Hondureño de Seguridad Social. Claro en las altas esferas, incluso diputados se arropan con seguros privados que proporcionan atenciones y hospitalización en el exterior, el atentado a los derecho habientes y beneficiarios son “peccata minuta”.
En la escuela por menos en aquellos tiempos se aprendía aritmética, los números y las operaciones elementales con ellos. Se comenzaba con la suma que significa “más”. La resta tenía como resultado menos, es decir se sustraía de la cantidad mayor para obtener el resultado.
En palabras más sencilla el maestro decía “quite la cantidad de abajo a la de arriba”. Y basta ya recuerdo gratos en tiempo ingratos.Ahora con menos, bastante menos, unos dos mil millones, el IHSS habrá de atender el plan operativo con exigencias justa cada vez mayores de los aportantes, cumplidores de la cuota mensual. Aquello de la capacidad operativa es la puerta falsa con que intentan ahuyentar el malestar de los afiliados.
La disminución de la mora quirúrgica, la construcción de nuevos hospitales, el mantenimiento de las instalaciones, la adquisición de medicinas, las interminables filas diarias para las consultas y la disponibilidad para las emergencias reflejarán la real disponibilidad operativa.
Y todo ello mientras hablan, dicen y hasta restan, aunque en la escuela no le daban bien a la aritmética la pregunta del millón es ¿de dónde salió la sabia decisión de serruchar los recursos de la institución dedicada a la salud y a respaldar los ingresos de los beneficiarios en las incapacidades, en jubilaciones y pensiones? “Vaya usted a saber”.
En Finanzas no dicen ni pío. La directiva del IHSS, cuyos integrantes representan a los aportantes, hace mutis y “si te he visto no me acuerdo”.Recordamos la proclama que hace dos meses realizó el director regional de la institución, quien señaló detalladamente las deficiencias.
“Desde hace más diez años el hospital no se da abasto; el edificio no reúne las condiciones para atender a la población laboralmente activa”. Habrá que seguir tirando paredes y abriendo boquetes, pero aumentar un centímetro en el área hospitalaria ni soñarlo.La pregunta del millón: ¿quién ordenó el tijeretazo, el machetazo o el serruchazo?
Callados más bonita parece ser la política oficial en salud, enseñanza, seguridad y etc. etc. Los próximos días irán proporcionarán más pruebas de quien “parte y reparte se queda con la mejor parte”, porque detrás de la resta en el presupuesto del Seguro hay “gato encerrado” que no tardará en salir.