Toda iniciativa que pasa de las palabras, proclamas y estudios a las acciones concretas y efectivas para crear mayores oportunidades de trabajo y evitar la destrucción del empleo se convertirá en un aliciente sumamente necesario para los hondureños. La base y el sustento de la pobreza y otros males sociales es el desempleo, frustración para miles de jóvenes al no poder ingresar en el mercado laboral o hacerlo en condiciones precarias para sus derechos.
El Gobierno ha lanzado, con visión en los próximos años también, el plan, denominado Programa Nacional de Desarrollo Económico Honduras 20/20, que debe hacer confluir la inversión privada y pública, interna y externa, en el sector productivo y en obras que atraigan el capital y al mismo tiempo absorban masivamente mano de obra no tan calificada. Es decir, que el gasto vaya disminuyendo y la inversión aumente significativamente.
“Los hondureños nos merecemos una vida digna, justa, con oportunidades para todos, por eso es necesario el apoyo conjunto de los sectores para seguir trabajando y construyendo la NuevaHonduras”, expresó el presidente Juan Orlando Hernández en el lanzamiento de plan que ha recibido el respaldo; aunque para ello es necesario mirar hacia metas comunes, ya definidas; crear condiciones favorables, seguridad personal y jurídica, y disminuir la burocracia para que el protagonismo del desarrollo, mediante la creación de empleo y riqueza, recaiga principalmente en el sector privado.
Cuatro sectores fueron presentados como motores de crecimiento, cuyos metas han sido fijadas en 600,000 empleos y unos 13,000 millones de dólares en inversiones: turismo, textil, manufactura y servicios de apoyo a negocios. En un editorial de fin de año señalamos: La tentación de echar la vista atrás es fuerte, pero necesitamos otear el horizonte, marcar la ruta y caminar hacia él con optimismo de alcanzarlo, pues como señalaba Richard Bach, autor de Juan Salvador Gaviota, “gaviota de vuelo alto llega lejos”.
Puede parecer ambicioso y hasta iluso, pero desde la trágica necesidad de supervivencia, de iniciar la derrota de la pobreza y de acelerar el paso en la ruta del progreso y la prosperidad, no hay otra opción que dejar en la cuneta las diferencias ideológicas y el discurso interesado para proporcionar al pueblo, a las generaciones más jóvenes, lo que necesitan: empleo como fuente de ingreso estable para atender las necesidades personales y familiares.
Hay condiciones para que las inversiones aumenten y alcancen los niveles identificados en el plan al que habrá que dar seguimiento durante el período en él contenido. En este caso, el año 2020.