Sin duda ha sido un acto justiciero el haber conferido tan sobresaliente honor por parte del Congreso Nacional al pionero fundador de la plástica nacional del siglo XX, Pablo Zelaya Sierra (1896-1933), prematuramente fallecido al poco tiempo de haber regresado de España, en donde asimiló las técnicas pictóricas de los grandes maestros, a partir de lo cual sus cuadros se inspiraron en temáticas de su patria.
Al igual que él, otros compatriotas merecen similar reconocimiento por haber contribuido, cada quien en su campo, a la forja de una Honduras digna, con su propia personalidad, por todos compartida.
Entre ellos deben ser incluidos Juan Lindo (1770-1857), tanto por su proyección cultural al ser el cofundador de la primera institución nacional de educación superior, en alianza pública-privada con el presbítero José Trinidad Reyes, como por su defensa del territorio nacional, amenazado por el expansionismo británico.
José Santos Guardiola (1816-1862). Durante su gestión como gobernante, nuestra diplomacia logró reintegrar a la soberanía nacional las Islas de la Bahía y La Mosquitia, hasta entonces controladas por Gran Bretaña, mediante la firma del tratado Wyke-Cruz, además de haber eliminado definitivamente la amenaza filibustera que pretendía anexar el istmo a los estados esclavistas del sur estadounidense.
Ramón Rosa (1848-1893). El principal ideólogo de la Reforma Liberal, impulsor de la educación pública gratuita, obligatoria, laica, de la legislación que reemplazó a la colonial, biógrafo que rescató del olvido a José Cecilio del Valle y Francisco Morazán.
Antonio Ramón Vallejo (1844-1914), estudioso de nuestros límites territoriales, mismos que han servido de base para la defensa de las fronteras patrias en los tribunales internacionales, además de ser el padre de la estadística hondureña, el organizador de la documentación colonial y republicana en su calidad de primer director del Archivo Nacional.
Visitación Padilla (1882-1960). Defensora de los derechos de la mujer, feminista, promotora de la educación popular, escritora.
Honduras ha contado con varones y damas que han brindado sus mejores talentos, voluntades, energías, sin esperar recompensa alguna, con total vocación de servicio público, que constituyen paradigma y ejemplo para su generación y las futuras. Honrar su memoria debe ser motivo de elemental justicia.