Al dar importancia primaria a los tramites formales (superfluos en muchos casos), evita que le puedan dar importancia a los problemas reales que se dan en la implementación de las actividades productivas. Es mas, la existencia de papeles (muchas veces obtenidos dudosamente) transfieren a la autoridad la responsabilidad de los actos particulares.
Un licenciamiento se vuelve una carta de impunidad para cualquier violación a la ley, por lo que el empresario inescrupuloso se afanará en ordenar sus tramites en el entendido que eso le da potestad de hacer lo que desee.
El funcionario, al volverse responsable legalmente, se vuelve mas desconfiado y lento en cumplir su función por miedo a la responsabilidad transferida.
La solución para estos problemas entonces pasa por atacar ambos de forma conjunta, con tres acciones simultaneas:
1. evitar el colapso de la administración publica eliminando los tramites superfluos y reduciendo los demás.
2. Haciendo que los propietarios de obras se hagan responsables legalmente del cumplimiento de las obligaciones mencionadas como problemas, de forma intransferible.
3. Redirigiendo los recursos a la supervisión del cumplimiento de los mismos, enfatizando mas la realidad que los papeles.
Para temas de urbanismo, se debe definir la zonificación de las ciudades ordenadamente. Cualquier aprovechamiento de acuerdo con el uso y parámetros establecidos se puede volver automática.
Los beneficios en cuanto a agilidad, eficiencia, cumplimiento de las normas y la ley, y confianza de la población en la acción publica serian tangibles e inmediatos.
En otros temas de licenciamiento aplican los mismos criterios. Lo ideal sería tomar todas estas acciones, pero la primera por si misma tendría un impacto importante.