Poco a poco los que estamos contra el daño que produce el tabaco hemos ido ganando una pequeña batalla. El consumo de cigarrillos en edificios públicos y centros comerciales ha sido prohibido, ¡qué bueno! No obstante, los fumadores empedernidos buscan cualquier lugar para seguir envenenándose, pero eso es otra historia.
La publicidad de cigarrillos ha sido prohibida en medios masivos y las cajetillas traen ilustraciones de víctimas del tabaco recomendando no fumar.
Lo que siempre me ha intrigado es porqué el problema de otros vicios -quizá más nocivos para el ser humano- no es tratado de la misma manera que el tabaco.
¿Por qué no se prohíbe la publicidad masiva de licores y bebidas alcohólicas? ¿Por qué las etiquetas de las botellas de licor no traen impresas fotografías de víctimas del alcohol?
Empecemos por las familias destrozadas por su culpa. Hijos abandonados, matrimonios deshechos; ahí hay buen material para publicitar. Y ¿qué tal fotos de las víctimas de accidentes ocurridos por culpa del alcohol?
Así como ponen fotos en las cajetillas de cigarrillos de personas a quienes les han hecho terribles operaciones en la garganta por cáncer, ¿por qué no obligar a las licoreras a imprimir etiquetas en las que se muestren fotos crudas de víctimas de choques, atropellos y volcamientos?
¿Por qué no poner testimonios de niñas violadas por parientes y otros hombres en estado de ebriedad?
¿Esposas golpeadas o asesinadas porque el hombre llegó borracho? ¿Amigos y compadres que se matan durante una borrachera porque son de diferentes equipos de fútbol o porque uno es más macho que el otro?
¿Por qué las autoridades no hacen un esfuerzo con el alcohol similar al que efectúan con el tabaco? No se trata de prohibirlo, eso está comprobado que no funciona, pero las latas y botellas de cerveza, así como las de vinos y otros licores, deberían ser utilizadas para enviar mensajes que, a lo mejor, ayudarían a combatir ese terrible mal.
En Estados Unidos se ha avanzado mucho en ese campo, quizá no lo suficiente, pero están haciendo la lucha, sabiendo que se enfrentan a grupos de poder e intereses económicos gigantescos.
Los fabricantes de licor han contestado de otras ingeniosas maneras. Por ejemplo: ¿ha notado que en las películas de cine y televisión la gente toma más ahora que en las de antes?
En una reunión de negocios, cuando dos amantes se encuentran, un grupo de amigos tiene algo que celebrar, inmediatamente recurren al licor. Todavía peor, las borracheras son presentadas del modo más divertido, nada que ver con la realidad de accidentes, violaciones, muertes y todo aquello a lo que el alcohol puede conducir.
Estoy seguro que esa estrategia es diseñada por publicistas especializados en lo que se llama “Product Placement” (que equivale a colocación de productos en escena a cambio de pago).
Igual que las marcas de autos que utilizan los protagonistas o los productos que consumen en las películas como parte del diario vivir, estoy convencido que la industria del alcohol en su totalidad está involucrada en esa estrategia: enseñar a la gente a tomar más “socialmente”.
Dos o tres tragos en cualquier ocasión. Si son puros mejor (se consume más), si acaso hielo, poco por cierto.
Es difícil que esa estrategia pueda ser controlada, sería como autorizar una cacería de brujas con la que no estoy de acuerdo, pero las autoridades deben de estar conscientes de que está siendo implementada y, de alguna manera, diseñar algún tipo de contraataque a esos anuncios subliminales.
De momento, ¿por qué no empiezan utilizando las etiquetas de las bebidas alcohólicas?
