08/12/2024
01:14 AM

Rafael Leonardo Callejas

Juan Ramón Martínez

Fue presidente de Honduras. Después de la crisis provocada por Suazo, dentro de la olvidada opción B, obtuvo la mayoría de votos individualmente. Pero como se había pactado la llamada “sumatoria”, Callejas declinó en José Azcona, del Partido Liberal, que obtuvo más votos que el Partido Nacional. Callejas, ejemplarmente, apoyó al Gobierno de Azcona. Al finalizar el período de este, derrotó abrumadoramente a Carlos Flores que afectado por los resultados se alejó de la vida pública por más de seis meses, lamiéndose solitario sus heridas.

Callejas fue el segundo gobernante, en todo el siglo XX, que recibió el poder de un liberal y se lo entregó a otro liberal. De manos de Azcona y le pasó el postigo a Carlos Roberto Reina, el que lo persiguió con apasionada saña, sin lograr llevarlo a cárcel, como era su propósito.

Antes había ocurrido entre Miguel Paz Baraona (nacionalista), Vicente Mejía Colindres – liberal – y Tiburcio Carías Andino que desde 1933 ejerció el mando y lo entregó hasta en febrero de 1949 a Juan Manuel Gálvez, con la seguridad que le conservaría el cargo.

Posiblemente Callejas es el primer gobernante urbano y moderno que ha tenido el país. Hablaba inglés y había estudiado en universidades del extranjero, y, además, formó parte de Consuplane y encabezó el Ministerio de Recursos Naturales en tiempos de Melgar Castro y de Paz García.

Fue talentoso ejecutivo y tenía una gran capacidad comunicativa. Tuvo doce ministros – dos de los cuales no eran del Partido Nacional – y un secretario privado que nunca tuvo mando sobre ellos. Ni siquiera participó en las sesiones del llamado Consejo de Ministros. Recibía los lunes a cada uno de sus miembros 30 minutos, durante los cuales rendían cuentas, señalaban problemas que requerían su intervención y firmaba los acuerdos que le presentaban y con los que estaba de acuerdo.

Cada ministro actuaba con mucha independencia y él se movía, casi solo, visitando instituciones, ciudades y pueblos de Honduras. Exigía, más que lealtad, eficiencia.

Puso fin a la “contra” en Honduras y aplicó los Acuerdos de Esquipulas. Para ello acordó la repatriación de los miembros de las dos facciones del Partido Comunista. Muchos vinieron de Cuba y otros de Nicaragua. En lo económico llevó el país a la realidad al devaluar la moneda y obligarnos a vivir con precios verdaderos. Enfrentó la crisis de los precios de los combustibles y conocimos de largas colas frente a las gasolineras. Al final cayó en brazos de AID – aun cuando mantuvo muy malas relaciones con Crecencio Arcos – dándole el tiro de gracia a la Reforma Agraria que dejó de ser la primera opción constitucional. En 1992 logró una sentencia favorable en el contencioso fronterizo salvadoreño en la Corte de la Haya.

En las elecciones de 1993, el candidato nacionalista Osvaldo Ramos Soto -que durante la campaña le acusó de deshonesto en el manejo de los fondos públicos- perdió las elecciones.

Apoyó financieramente a Reina Idiáquez porque creía que con este las cosas le irían mejor que con Ramos Soto. Se equivocó.Ahora, cuando la muerte lo ha llamado, una flor blanca sobre su memoria. Fui su amigo y le recuerdo con afecto, respeto y consideración.