“Hoy no me quisiste oír un día llegará en que me haré escuchar”. Benjamín Disraeli.
La palabra presagio se define como prefigurar, representar, indicar o tipificar la sombra e imagen de un evento futuro.
El presagio en la literatura puede ser cuando el autor da pistas a los lectores sobre lo que sucederá más adelante en la historia; se logra utilizar en las primeras etapas de un capítulo, novela creando una expectación en los lectores de cómo se desarrollará la historia. Hay diferentes formas de predecir las historias que contar, si vemos en las novelas hay dos tipos de predicciones la directas e indirectas.
En la antigüedad los presagios eran tomados como algo muy serio. Con el avance del tiempo y la ciencia al igual que el racionalismo convirtió los presagios en supersticiones o parte del folklore.
La Biblia revela un claro patrón: Antes del juicio, Dios advierte siempre dio anuncios a través de visiones, sueños, voces audibles, declaraciones proféticas, señales, palabra escrita, actos proféticos. Dios nos cambia.
Por lo cual él puede enviar advertencias al mundo moderno; al igual que en el antiguo Israel, cuando nuevos presagios, señales proféticas y advertencias de juicio nacional y destrucción, aparecen en la tierra.
Se da a la Nación ese periodo de gracia para cambiar el curso de la historia y no dirigirse a la destrucción, pero la señal es el arrepentimiento y no dirigirse a la apostasía moral y espiritual; lo que es más desconcertante es que, esos mismos presagios ahora están reapareciendo en tiempos modernos; cuando en la Nación se saca a Dios de la cultura, rechaza la soberanía de Dios, se busca el aumento de la riqueza por encima de la justicia y de Dios, rechaza los caminos de Dios y cae en la apostasía.
“Solo yo puedo predecir el futuro antes que suceda. Todos mis planes se cumplirán porque yo hago todo lo que deseo”. Isaías 46:10 NTV. Cuidado y alerta.