Es muy frecuente escuchar hoy la palabra “bullying” que es como se le ha venido denominando en los últimos años al acoso escolar y que ha ido tomando mucha fuerza y por desgracia popularidad y cada vez se hace más frecuente llegando muchas veces a tener fatídicos desenlaces.
Ante el incremento de los casos de bullying no solo en las escuelas, sino también en colegios y universidades, en donde el acoso puede llegar a ser mucho peor, debemos cuestionarnos si se está haciendo lo suficiente para inculcar el importante valor de la solidaridad en los niños y jóvenes. Lo peor que podemos hacer es negar que este problema existe y desconocer la influencia que puede llegar a tener en el desarrollo físico y mental de los seres humanos que tenemos a nuestro alrededor.
Pues el bullying va originado por la posición social de determinada persona hasta por la forma de pensar o sentir de esta. Dado que todo estudiante tiene el derecho de relacionarse y desarrollarse en un ambiente seguro, donde no haya tolerancia para el abuso y el maltrato, es impostergable que las instituciones educativas estén informadas y capacitadas en todos los niveles para prevenir, detectar y combatir eficazmente el acoso escolar.
Considero que sólo el trabajo conjunto de padres de familia, autoridades, profesores y alumnos contribuirá a eliminar el fenómeno de acoso escolar o “bullying” entre niños y jóvenes. Para erradicar el bullying de las escuelas se debe ir a la raíz: la falta de solidaridad. Por eso es tan importante inculcar este valor a los niños desde pequeños. Solidaridad significa: Unión, apoyo, respaldo, hermandad, ayuda, favor, defensa, protección, fraternidad, lealtad, amor, identificación; lo que implica sentirse afectado por las necesidades de los otros como si fueran propias. Qué mejor ejemplo de solidaridad que sentirnos afectados por las necesidades de nuestros niños, aun del más pequeño y débil de estos.Por eso todos debemos unirnos y decir a una sola voz: ¡No más!
