26/04/2024
12:56 AM

La administración científica

José Azcona

“El remedio para la ineficiencia está en el manejo sistemático, más que en esperar un hombre inusual o extraordinario”.

Los “Principios de administración científica” (1911), de Frederick Taylor, es considerada un hito importante en la historia del pensamiento aplicado a actividades industriales. En el proceso de concentración y acumulación de capital, tan vívidamente descrito por Marx, intenta sistematizar la eficiencia para bien de todos los actores.

Él busca resolver una contradicción en las posibles mejoras en un sistema de producción. Bajo condiciones normales no es en interés de los trabajadores aumentar la productividad (porque solo sube las expectativas, elimina empleos, y los pone en competencia unos con otros), y la administración no hace un esfuerzo por entrenarlos y equiparlos para que sean mas eficientes (lo considera un esfuerzo que no le dará beneficios).

El sistema da más responsabilidades a ambos sectores, y los define como socios. Al introducir procesos y controles se determina el ritmo de producción requerido y sostenible. Este va acompañado de instrucción, equipamiento, y asignación idónea a las tareas. Se requiere mucho interés de parte de la empresa en medir y conocer las condiciones de trabajo en detalle de sus trabajadores, y una voluntad de interesarse mucho por ellas.

Dependiendo de la actividad, podía haber un aumento en la productividad hasta un 200%. Generalmente se asume que las empresas invierten en mejorar productividad para mejorar su rendimiento, sin beneficiar al trabajador o volviéndolo redundante, por lo que estos procesos son resistidos o recibidos con suspicacia. Estas resistencias anulan la posibilidad de lograr ese aumento de producción en la práctica. Taylor resuelve este problema con la idea de colaboración.