“La vida está hecha de ilusiones. Entre estas ilusiones, algunas triunfan; son las que constituyen la realidad”, Jacques Audiberti.
La ilusión se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real, por ejemplo, ver algo que parecía animal, pero cuando lo vemos bien es solo vegetación.
Es necesario creer que se vive en un mundo predecible y controlable, así que acudimos a personas que nos parecen autorizadas que prometen satisfacer esta necesidad; las personas viven con la ilusión de tener control en todo, pero es más persuasivo que la realidad de vivir en la incertidumbre, así las personas se aferran solo a las historias que le dicen o los resultados que están bajo su control generando confusión tanto en la precisión de información y una atmósfera de incertidumbre.
La nave New Horizons de la Nasa llegó a Plutón hace siete años. Fue un viaje de casi 5,000 millones de kilómetros que duró nueve años y medio. Según la Nasa, el trayecto tardó aproximadamente un minuto menos de lo que se había proyectado cuando se lanzó la sonda en enero 2006; un viaje sin pruebas previas y que duró una década, la predicción de la Nasa tuvo un 99,99998%.
La astrofísica es un ámbito de precisión, no está afectado por la vulnerabilidad del comportamiento humano, ni las emociones, como sí lo es el caso de finanzas. Cuando planificamos, nos centramos en lo que queremos hacer y podemos hacer, con lo cual tenemos en cuenta los planes y las aptitudes de otras personas cuyas decisiones podrían afectar los resultados.
Nadie deambula ciego y confundido en esta vida, las personas deciden su destino, al final caminan en su propia ilusión; pero el ciclo es siempre ignorancia, confusión, remoción, es una pena que la maldad e iniquidad destruya lo bueno. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 6:9. RVR60.
