02/04/2025
02:47 PM

Homínidos

Francisco Gómez

La hipótesis científica actualmente más aceptada sobre el origen de la humanidad es que la especie humana moderna (homo sapiens) surgió en África hace unos 200,000 años, tras un proceso evolutivo de millones de años.

Se cree que los primeros homínidos evolucionaron a partir de un ancestro común de los simios hace 8-6 millones de años.

Pero fue hasta hace unos dos millones de años que apareció el primer ejemplo de homínido (aspecto antropomorfo ya sin cola, y a cuya familia pertenecen el hombre y otras especies como el chimpancé, el gorila y el orangután), el Homo habilis, primero en usar herramientas. Luego apareció el Homo erectus que tenía una forma de andar y proporciones cercanas al humano moderno.

La migración de homínidos por todo el planeta comenzó hace entre dos y 1.8 millones de años. Primero emigraron hacia Asia y luego a Europa.

Se ha propuesto que los primeros pobladores de América llegaron a través del estrecho de Bering entre 30,000 y 10,000 años y se distribuyeron por el continente.

Esa es la supuesta historia de esta humanidad contada por la antropología. Es lo que se sabe, pero hay muchos detalles que no sabemos, y no tienen explicación. Pero así es el humano, no sabe lo que no sabe y aún así hace conjeturas.

Indiscutiblemente venimos de lejos en el tiempo, probablemente teníamos cola y vivíamos en los árboles. Pero guardamos en nuestro ADN el aprendizaje de millones de años, desde el más primitivo de nosotros, hasta el momento actual, que somos seres magníficos dotados de habilidades físicas y mentales como nunca antes.

Millones de años de habitar el planeta. Pero hemos olvidado ese largo camino evolutivo de animal-humano, en el cual perdimos un par de cromosomas, y usamos el nacimiento de Cristo hace 2000 años como punto de partida de la historia.

Nuestras vidas representan una mínima expresión del tiempo del planeta, pero biológicamente somos la cúspide. En nosotros se resume toda evolución, especificidad celular, belleza, intelecto, genio, intuición, amor pero también drama, envidia, odio.

Llegamos al cenit del desarrollo humano pero ya vamos en descenso. Estamos volviendo a ser como animales. El victimismo de los derechos humanos infinitos está acabando con nuestra forma correcta de vida. Demasiados demasiado.

De animales a humanos, una ruta evolutiva preciosa. Definitivamente, “cuando no hay agentes externos que interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la perfección”.