Nada como leer una historia inspiradora como la de alguien que con una vida llena de errores tuvo aciertos tan acertados que ya no hubo cabida para recordar otra cosa que no fuera eso, que hizo tan bien.
Toni Morrison, nació como una niña negra en una época en que las cosas no estaban del todo bien para nadie que heredara esa raza ahí en su país natal.
Su familia pasó muchas vicisitudes y ella, decidió refugiarse en sus libros mientras crecía y encontraba la forma de vivir alguna de esas aventuras que le encantaba leer. Y es que en ellos (en los libros) encontraba mucha similitud con las interminables historias que su abuela solía contarle a ella y a sus hermanos en aquellas mágicas veladas de su infancia.
En estos relatos acerca de sus ancestros, si bien estaban reflejadas sus desdichas, los atropellos e injusticias sufridas desde que fueron arrancados de su tierra, de su familia, de sus costumbres, para ser traídos a trabajar en calidad de esclavos nada más porque sí, estas narraciones también hablaban del amor, la amistad y la esperanza.
Desde luego que nadie se imaginaba en aquellos momentos, que esas reuniones alrededor del fuego del hogar, acompañadas de atole y enrollados de canela, estaban formando a una gran escritora.
Desde que se dio cuenta de que lo que quería hacer en la vida era escribir, fue en pos de esa idea hasta lograr publicar su primera novela (Ojos Azules, la cual recomiendo mucho, por cierto) a la edad de 39 años.
Pero antes de eso, hizo algunas otras cosillas, como graduarse de Ingles en la Universidad de Howard donde también estudió teatro. Su tesis se basó en un tema que le llamaba mucho la atención; Suicidio.
Y es que necesitaba entender cómo era que autores como Virginia Woolf que ella admiraba tanto, hubieran optado por ese camino. Una de las frases que me fascinan de Toni es aquella de que “si hay un libro que deseas leer, pero aún no se ha escrito, entonces debes escribirlo tú”.
Luego sacó una maestría y un doctorado en Literatura Inglesa. Fue la primera mujer de color en ser editora en la Random House en Nueva York, cargo que desempeñó por varios años. No sin antes haber ejercido la docencia en dos importantes universidades de su comunidad.
Se casó con un jamaiquino con quien procreó dos hijos, de quien se divorció años más tarde y de quien conservaría el apellido. Llevaba seis libros publicados, todos ellos intentando (y logrando) traer la atención del público hacia las que cosas que habían sucedido, porque ella al igual que muchas personas, pensaba que esto era importante para evitar que estas cosas se repitieran, cuando fue nominada y ganadora del Premio Nobel de Literatura, en 1993. Por cierto, que ella sigue siendo la única mujer de raza negra en llevarse ese importante galardón. La señora Morrison logró su objetivo y siguió escribiendo hasta su muerte, acaecida tal día como hoy, pero de 2019. Insisto; nada como leer una historia inspiradora.
