15/07/2025
12:12 AM

Hacia una Honduras verde

Víctor Ramos

Si realmente Doña Xiomara quiere refundar el país debe pensar en el inicio de proyectos trascendentales y de gran envergadura para el desarrollo. Uno de esos proyectos es la reforestación de nuestro territorio. Honduras, como sabemos todos, es un país con vocación forestal. Las tierras aptas para la agricultura constituyen un porcentaje muy pequeño.

Si vemos los mapas de inicio del siglo pasado, casi todo nuestro territorio estaba cubierto por bosques. Al observar el mapa más reciente, la sorpresa es inmensa: los bosques prácticamente han desaparecido en Honduras. Cuando se viaja, por ejemplo, por la carretera de Tegucigalpa a San Pedro Sula, vemos muchas tierras completamente deforestadas, muchas de ellas por motivo de los incendios y otras por la tala indiscriminada. Este panorama no es nuevo y no hemos visto todos, a lo largo de muchos años, que haya un interés por parte de los propietarios y por parte del Estado de devolver a esos predios su cobertura vegetal, con bosque de coníferas o latifoliados.

En un reciente viaje por la región del País Vasco Francés pude observar el meticuloso manejo de los bosques que hacen en esa región y pienso que ese modelo podría servir para iniciar un trabajo de reforestación que devuelva a Honduras su verdor y que el país contribuya al trabajo de la humanidad por detener el cambio climático y la marcha hacia la desertificación y mayor pobreza.

Si se aplica ese esquema, el Estado a través del Instituto Forestal, debe proceder a hacer un inventario de las tierras, nacionales y privadas, en donde el bosque fue arrasado y un plan de reforestación. Con esta información los terrenos de grandes extensiones pueden dividirse en parcelas de cuatro o cinco manzanas, o como mejor lo estimen los técnicos, para hacer siembras alternativas en años sucesivos, cada lote separado de los demás por una calle que facilite la explotación regulada, de acceso a los bomberos y como barrera para evitar la propagación de los incendios.

El financiamiento cubrirá: limpieza, fertilización durante los dos primeros años, construcción de casetas de vigilancia y redes de comunicación, pequeñas represas, vigilancia mediante guardabosques o policías forestales, instalación de centros de bomberos en las áreas de bosque y cercos si fuese necesario. El Instituto Forestal debe instalar viveros en las zonas seleccionadas para iniciar el proceso, como dije, cultivando lotes sucesivos uno por año para tener, más tarde, plantas de diferentes edades y cosecha regulada y constante.

El Estado debe hacer un convenio con los propietarios de las tierras para que siembren los bosques, brindándoles las plántulas, asistencia técnica y económica, con el compromiso de que mantendrán vigilancia constante y manejarán el crecimiento de las plantas de acuerdo con las más modernas técnicas y cuidados sugeridos por los especialistas, entre ellos, realizar las tareas agrícolas y las necesarias para prevenir los incendios y la observancia epidemiológica.

Si un propietario abandonara el cuidado del bosque que ha cultivado podría establecer un convenio con el Estado para realizar los trabajos y la explotación de manera compartida o devolver al Estado sus tierras previa justa indemnización conforme con la ley. Suponiendo que el dueño de los predios no se interese, el Estado debe adquirirlos y realizar por su cuenta la reforestación con un plan de conservación estricto. Deberá emitirse una ley que endurezca las penas para quienes provoquen daños en el bosque y en los plantíos, en esa ley también se establecerán las condiciones de la explotación del bosque.

Este es un proyecto que debe ser elaborado en el término de unos tres a seis meses para buscar el financiamiento e iniciar su ejecución muy pronto. Dada la tendencia de los países ricos en apoyar a los países con vocación forestal para la producción de oxígeno y de mejorar la capa vegetal del planeta, es casi seguro que el gobierno podrá acceder a financiamientos no reembolsables y a otros con intereses muy bajos y algunos años de gracia.

Todo dependerá de las garantías de no corrupción que aseguren las autoridades. Ciertamente, un proyecto de esta envergadura no podrá concluirse durante un período presidencial, pero su inicio es urgente. Nuestro país ha comenzado a sufrir las inclemencias del cambio climático con amplias áreas que se van integrando, cada año, a la sequía con la imposibilidad de practicar la agricultura tradicional de los granos básicos.

Parte de este esfuerzo debe estar orientado a la experimentación de nuevos cultivos que sean propicios para las nuevas condiciones climáticas y que ofrezcan posibilidades de exportarse y de consumirse en el país. Por otra parte, la madera debe procesarse internamente y solo exportar productos elaborados porque de esa manera obtendremos mas ingresos por nuestra madera, más empleo y más divisas para la economía. Entre más pronto comencemos, mejor.