Hacer cuentas

El cierre del año invita a la reflexión personal: hacer cuentas, revisar hábitos y asumir con responsabilidad el propósito de mejorar como personas y como sociedad de cara al 2026.

  • Actualizado: 30 de diciembre de 2026 a las 23:55 -

Nadie que quiera hacer de su vida un “buen negocio” va a dejar oportunamente de “hacer cuentas”. Es necesario que, con la periodicidad debida, se hagan los altos necesarios para hacer balance de cómo van las cosas. Los seres humanos, si ponemos los medios debidos, vivimos procesos de mejora, y si no los ponemos, de deterioro. Nadie permanece estático. Si luchamos por adquirir buenos hábitos, por volver visibles nuestros valores, nos hacemos cada día mejores. Pero, si nos abandonamos, si cedemos a la pereza, al descuido, a la incuria, los vicios se arraigan cada vez con mayor fuerza, y cada día que pasa, suena horrible, pero nos volvemos peores.

Hoy, último día del año, puede parecer que es tarde para “hacer cuentas” de nuestras mejoras o deterioros, pero peor será si nunca nos tomamos el tiempo para hacer una detenida introspección en ningún momento del año.

Lo ideal, lo óptimo, es examinarnos con regular frecuencia, diariamente, si es posible. Poco cuesta, al final de cada día, hacer un breve repaso de cómo nos hemos comportado con los demás, si no hemos dado rienda suelta al mal humor, si hemos maltratado a alguien, si no hemos hecho nuestro trabajo con la diligencia debida, si no hemos aspirado a ser mejores.

Así, sobre todo si procedemos con total sinceridad, podremos hacer propósitos para evitar, por lo menos al día siguiente, cometer los mismos errores o perseverar en los defectos.

Ayuda, por cierto, ya que no solemos ser buenos jueces en causa propia, que alguien cercano, y que nos quiera, la esposa; por ejemplo, nos eche una mano y nos advierta sobre aquellas actitudes, aquellas conductas, que no han sido las mejores y que más bien han enturbiado el clima familiar o han sembrado discordia en el ambiente en el que nos desenvolvemos.

Un buen amigo, un colega de fiar, también pueden hacernos el favor de hacernos ver aquello en lo que podemos mejorar. Lo anterior exige cierta dosis de humildad, pero, al final, vale mucho la pena, por nosotros y por los que nos rodean.

En las horas que quedan de este 2025, algo se puede hacer para huir del ruido y de las prisas, y dedicar unos minutos a hacer este tipo de cuentas. No hacerlo nos introduce en el dos mil veintiséis un poco a tientas. Y se corre el riesgo de comenzar otro año sin propósitos de mejora, lo cual no es para nada bueno.

Hagamos el esfuerzo, pues, de pensar por lo menos en un defecto a desarraigar en el año que pronto va a comenzar, en una virtud que procuraremos ejercitar.

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