En medio de un desastroso manejo de la pandemia por parte del Gobierno estamos obligados a no equivocarnos para recuperar el Estado de Derecho que tanta falta le hace a nuestra institucionalidad.
Para ello es necesario que el ciudadano se responsabilice en indagar sobre el perfil de las personas que osan en presentarse a cargos de elección popular, es tiempo de sacar la lupa y escudriñar al detalle las conductas públicas y privadas de los hombres y mujeres que optan por liderar Honduras.
Pregunte e investigue sobre la vida matrimonial, familiar y profesional del candidato o candidata, examine sobre los valores que esa persona defiende o representa; no sea del rebaño ciego que solo es utilizado por su necesidad gastronómica para vender su dignidad al mayor postor.
Recuerde que la democracia no se circunscribe al día de la elección, este postulado político debe materializarse en el día a día en la mesa del ciudadano, en los hospitales con sus médicos e insumos completos, en la educación con alcance tecnológico hasta los lugares más recónditos del país, en la seguridad ciudadana que debe asegurar tranquilidad y sosiego, en las fuentes de empleo y oportunidades de emprendimientos.
Es así que usted puede castigar a quienes solo se han lucrado con los recursos del pueblo, detrás de la cortina puede ejercer la libertad maravillosa de elegir por una nueva esperanza que dibuje con manos limpias un resplandeciente mañana para esta tierra que por ahora está llena de oscuridad solitaria.
No bote su voto, elija la esperanza de Honduras.