28/04/2024
06:20 PM

Dos historias

Cada cosa en su lugar

La fiesta reunió a todos los discípulos de Nasrudin. Durante muchas horas comieron y bebieron, y conversaron sobre el origen de las estrellas. Cuando era ya casi de madrugada, todos se prepararon para volver a sus casas.

Quedaba un apetecible plato de dulces sobre la mesa. Nasrudin obligó a sus discípulos a comérselos.

Uno de ellos, no obstante, se negó.

“El maestro nos está poniendo a prueba” dijo. “Quiere ver si conseguimos controlar nuestros deseos”. Estás equivocado”, respondió Nasrudin. “La mejor manera de dominar un deseo es verlo satisfecho.

Prefiero que os quedeis con el dulce en el estómago –que es su verdadero lugar- que en el pensamiento, que debe ser usado para cosas más nobles”.

Viéndose a sí mismo

Cuando mires a tus compañeros, procura mirarte a ti mismo –dijo el maestro japonés Okakura Kakuso.

Pero, ¿no es esto una actitud egoísta? Cuestionó un discípulo. Si nos preocupamos por nosotros mismos, jamás veremos lo que los otros tienen de bueno para ofrecer.

Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro alrededor –contestó Kakuso– pero, en verdad, cuando miramos al prójimo, estamos solo buscando defectos. Intentamos descubrir su maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros. Nunca lo perdonamos si nos hiere, porque creemos que jamás seríamos perdonados por él.

Conseguimos herirlo con palabras duras, afirmando que decimos la verdad –cuando apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos. Fingimos que somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad. Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, ten conciencia de que eres tú quien está en el tribunal”.

Reflexión

Recibe siempre a aquel que te busca, y no corras tras de quien te rechaza. De esta manera estarás creando un nexo de armonía con tu semejante. Cuando alguien está haciendo un esfuerzo para mejorar, esto debe ser apreciado y honrado por todos.

Cuando vemos a alguien muy ansioso por mostrar todo lo bueno y comprensivo que es, necesitamos ponerlo severamente a prueba; porque él busca aplauso para sus gestos. Ve siempre más allá de las apariencias: escucha, mira, y confía en tus impresiones”.