29/12/2025
12:01 AM

Cuando las gotas caen…

El humano es un ser que capta las sensaciones y reflexiona el significado de estas, se interroga y busca dar respuestas a la realidad que enfrenta. A través de las palabras busca describir sus experiencias y comunicarlas a sus semejantes, en las narraciones propias o de otros transfiere parte de la vida. A través de la palabra que se convierte en vehículo para llegar al interior de otro, como embajadora del pensamiento, y así es que podemos empatizar con los demás. Los hondureños tenemos muchas historias que contar.

Se dice que “recordar es volver a vivir”, ¿qué cosas hay en nuestra memoria? Quizá momentos alegres y nostálgicos, pero también pésimos y trágicos, en nuestro interior se produce un pasado actual, de repente anhelando quedarnos allí, deseosos de que sea real, pero solo acontece en nuestra cabeza; o procurando reprimirlo, hasta hacer uso del mecanismo del olvido, soslayando el dolor que provoca. En todo caso, estamos aquí, Heidegger habla del “ser ahí” enfrentado a su realidad que espera acciones pasivas o activas; pero imperiosamente existe la necesidad de continuar a pesar de todo.
Ese “ser ahí” el hombre, que relaciona el sentir de su piel, sonidos, olores, sabores e imágenes con su memoria, y esto le genera un mundo de sentidos. Por eso cuando las gotas caen ya no causan el deseo y garantía de un confortable descanso, sino la angustia y la incertidumbre de cuáles serán los efectos de este movimiento natural. Muchos con el goteo y el sonido de la lluvia dormían, ahora no. De alguna manera aquella famosa propuesta del condicionamiento clásico de Pávlov de estímulo-respuesta se hace actual en nuestro comportamiento.

La pandemia covid-19 y las tormentas nos han enseñado lo finito que somos, la vulnerabilidad que nos reviste, y que solo la solidaridad puede salvarnos. Esas causas naturales han contribuido para que estemos despiertos de las simulaciones egocéntricas alimentadas por una sociedad consumista y cosificadora que degrada la dignidad de cada ser humano. Es viendo estas situaciones de tragedia, miedo y perplejidad en nuestros semejantes que se sacude nuestra existencia y nos impulsa a realizar acciones que ayuden de alguna manera a palear el hambre, la desnudez, las lágrimas, la impotencia nuestra y de nuestros semejantes…son experiencias reales, Ricoeur hablaba que la decisión encontraba sus motivaciones en los valores vitales: como de una vida ascendente o decadente, de enfermedad o salud, de vejez o juventud, muerte, euforia, agotamiento…ahora quizá somos más conscientes de la realidad que envuelve nuestras vidas. La naturaleza arrasó con sueños, esfuerzos y hasta vidas, pero también nuevamente las máscaras de los que se dicen servidores del pueblo se cayeron con las lluvias, y es de admirar que muchos no políticos han contribuido enormemente a mitigar el sufrimiento de sus compatriotas, ellos tomaron una decisión, y fue ser solidarios.