11/02/2025
08:04 AM

Aprovechar diciembre

Roger Martínez

No para endeudarnos de más y hacer más difícil de subir la “cuesta de enero”; no para faltar a la virtud de la sobriedad, tan importante para vivir la cardinal de la templanza, comiendo y bebiendo de más; no para “matar el tiempo” en los días que se vayan a tener de vacaciones, sino para algo para lo que resulta propicio el fin de año, ya que invita a hacer cuentas, a evaluarnos, a examinarnos.

Y podemos comenzar reflexionando sobre nuestra conducta en la vida familiar. El hogar suele ser el sito en el que nos sentimos más seguros y protegidos, en el que nos vamos a curar de las “heridas” que la calle nos produce. Pero, en incontables ocasiones, nos acostumbramos a que en casa nos acepten tal como somos, comprendan nuestras salidas de tono y nuestros ratos de mal humor, a tomar fuerzas para regresar al trabajo, pero no aportamos la parte de energía positiva que deberíamos. Es momento de hacernos el propósito de sembrar cariño, compresión, miradas cómplices y conversaciones distendidas. Es momento de hacernos el propósito de ser candil de la calle y lámpara de la casa.

También debemos hacer un alto y, antes de que llegue enero, evaluemos cómo nos hemos comportado en el ámbito laboral. El trabajo, aunque diga lo contrario el Negrito del Batey, no lo hizo Dios como castigo, sino todo lo contrario. Ahí, además de ganarnos el pan, ejercitamos nuestras competencias, ponemos nuestros conocimientos al servicio de los demás, aprendemos a conjugar nuestras habilidades y entender otras maneras de ser, a valorar otras perspectivas profesionales y personales, a convivir con la diversidad en todos los sentidos. Y, por eso, es indispensable valorar toda la riqueza, no solo material, que en la oficina, en la fábrica, en el aula, en el taller, en el consultorio, etc., encontramos. Es momento de decidirnos a aportar lo mejor de nosotros, en cuanto a capacidades y personalidad, a la gente con la que compartimos por lo menos ocho horas al día y a quien tuvo la osadía y la visión de invertir para crear empleos y oportunidades para tanta gente.

Y, por supuesto, es tiempo de revisar cómo nos hemos conducido como amigos, como vecinos, como ciudadanos. Si hemos sido factores de unidad, de bienestar afectivo para los demás, si hemos estado con los brazos abiertos ante las penas de los demás. Este mes se presta para que, intencionalmente, nos acerquemos a los que nos rodean y les pongamos la mejor cara posible. Seguramente, por aquello de las neuronas espejo, recibiremos de vuelta sonrisas y miradas empáticas.